No abundan en España los aforistas, pero los pocos que hay brillan tanto como las ideas que expresan en sus pequeños comentarios. Ramón Eder pule sus aforismos como Spinoza pulía sus lentes. De ahí que su trabajo pueda resumirse diciendo que los mejores aforismos son los que comienzan cuando terminan.
En Zenda reproducimos diez aforismos de Los regalos del otoño (Renacimiento), de Ramón Eder.
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La historia es un género de ficción basado en hechos reales.
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Lo que ocurre siempre tiene una explicación científica pero también tiene una explicación mágica.
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Lo extraño del eterno retorno, si existiera, no es que el momento presente se repetirá infinitas veces sino que ya lo hemos vivido infinitas veces exactamente igual.
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A veces nos hacemos el gran regalo de decidir no volver a ver a ciertas personas.
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Hay un momento en toda relación amorosa que tiene algo de pacto romántico y se produce la primera vez que uno de los dos, cuando van paseando, le coge de la mano a su pareja en silencio.
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Al rebaño le irrita la soledad elegida de la oveja negra.
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Los hay que piensan que el mundo acabará con una explosión, otros tristemente imaginan que finalizará con un lamento, pero los hay irreductibles que sueñan que terminará con un gran aplauso.
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Todo narciso acaba ahogándose en su espejo.
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A partir de cierta edad el tiempo es la prórroga que nos concede el destino para que todavía podamos hacer algo de provecho.
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Los mejores aforismos son los que comienzan cuando terminan.
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Autor: Ramón Eder. Título: Los regalos del otoño. Editorial: Renacimiento. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
BIO
Ramón Eder (Lumbier, Navarra, 1952) es un aforista singular y, sin duda, necesario. Estudió filosofía en la Universidad de Vincennes (París), y no ha mostrado el menor interés por los géneros literarios mejor vendidos, como la novela o el ensayo. Cuando se decanta por alguno de los géneros históricos, como la poesía lírica (Axaxaxas mlö, 1985, Lágrimas de cocodrilo, 1988) o el relato breve (La mitad es más que el todo, 1998), no oculta su actitud irónica y su ánimo ciertamente intempestivo. Durante los últimos años, cultiva preferentemente, y con innegable fortuna, el género aforístico, al que pertenecen: Hablando en plata, Ironías y Pompas de jabón, antologizados en La vida ondulante (Renacimiento, col. «A la mínima», 2012)
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