Alina Diaconú es escritora y columnista nacida en Bucarest, Rumania, en 1945. En 1959 llegó con sus padres a Buenos Aires, estableciéndose en esa ciudad y tomando la ciudadanía argentina. Es autora de 21 libros editados en Argentina. Ha publicado libros de poesía como Intimidades del ser (2005), Aleteos, ilustrado por Guillermo Roux (2015) o Rosas del Desierto, con fotos de Anna Shumanskaia (2019). Su libro Jorge Luis Borges: Entretien avec Alina Diaconu fue publicado en Francia (Ed. du Capucin, 1998) . Su trabajo testimonial más reciente Querido Cioran-Crónica de una amistad (inédito en la Argentina) fue publicado en Rumania (2019) e Italia (2021). Colabora en los principales periódicos de Buenos Aires y en el Suplemento Literario de La Gaceta de Tucumán. Ha recibido varios premios nacionales e internacionales, entre ellos la Faja de Honor de la SADE (por Buenas noches, profesor, novela que luego fue censurada por la dictadura militar); el Meridiano de Plata (por El penúltimo viaje); la Beca Fulbright o el IIº Premio Municipal por Avatar. En el 2009 y en el 2013 el gobierno rumano le otorgó la Medalla y el Diploma a la Excelencia por difundir la cultura rumana y la imagen del país fuera de sus fronteras. Otras distinciones recientes han sido PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA 2018 (Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires), el PRIX ASOLAPO ITALIA 2018-2019 o el Diploma y la Distinción al Mérito de la Unión de Escritores de Rumania y del Ministerio de los Rumanos del Exterior (Bucarest, 2019). Sus textos han sido traducidos al inglés, al francés, al italiano y al rumano. Presentamos una selección de aforismos de su libro Relámpagos (Galáctica Ediciones, 2017) y varios inéditos.
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Era como si hubiese nacido con una culpa original. No podía disfrutar de nada.
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La curiosidad abre todos los apetitos.
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La tristeza es un día de lluvia que nos empapa el alma.
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Cuando te equivoques con tus hijos, entenderás a tus padres.
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El amor es mucho más que un sentimiento: un estado del ser.
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Un zapato de hombre en la calle. Uno solo. ¡Qué cosa más perturbadora!
¿Por qué uno no encuentra nunca las llaves?
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El ayer es la culpa. El mañana, nuestros miedos.
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No es una operación inmobiliaria. Es vender un pedazo de mi vida.
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Saber diferenciar entre discreción e indiferencia.
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Toda enumeración es incompleta.
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Soy como los bomberos. Abro los ojos y ya estoy lista para apagar algún incendio.
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En vez de agrandar la biblioteca, reducir los buenos libros a su máxima expresión.
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A cierta edad, es más lo que encubres que lo que muestras.
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Vemos, sí, pero no miramos.
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La ternura es la única felicidad posible.
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