En este poemario la tiranía tecnológica surge como un apocalipsis aséptico y aparentemente mecánico, indoloro, contra la memoria compartida de varias generaciones que aceptan impasibles el borrado de sus experiencias a modo de derrota vivencial. Un poemario, pues, sobre el choque de dos cosmovisiones contrapuestas: la anterior y la posterior a la explosión digital.
En Zenda reproducimos tres poemas de Antes de que Google nos alcance (Reino de Cordelia), de Julián Quirós.
***
Ellos escribirán el inventario
TODO lo que sabíamos
lo vamos extrañando,
aquello que éramos
ya ni es lo que fuimos,
han desmemoriado
los lazos tejidos y sus restos
colgados en las antiguas paredes
de nuestras certezas.
Se lo van llevando
los aventureros del sigilo
ante la total indiferencia.
Y cuando hayamos olvidado todo
antes aun
nos dirán también lo que no somos,
pero que ya empezamos a sentir, un poco,
y lo aceptaremos, impasibles,
ahítos de confort,
ellos escribirán el inventario
de esta existencia y de las existencias anteriores
y de las que luego vendrán (si así lo consideran).
Por lo visto, lo que nos pasó no fue real.
Estábamos equivocados en el engaño. Nunca ocurrió.
Sucedieron otras cosas
distintas, no percibidas.
Por lo visto, nos faltaban datos,
juicio de verdad revelada
éramos necios, se ve. Ahora ya lo sabemos
porque nos lo consigna el victorioso ejército de los grillos.
Y nos llaman necios. Y se lo agradecemos, incluso.
Impasibles. Y almacenan el pasado
entre el descrédito
de la experiencia acumulada,
se están llevando la vida entera
descolgándola de las paredes de nuestras casas
y de la vivencia compartida,
de nuestras conversaciones
y ninguno se atreve ya a levantar una mano
contra el expolio.
Aunque ahí sigue todo: estamos viendo todavía
los cercos y sus vacíos.
***
Ya éramos barro
FUERON a por nosotros,
a por todos,
pero parco fue el botín
porque cuando decidieron atraparnos
hace tiempo que ya éramos barro.
Todo nos fue vedado
y tampoco fue suficiente.
Ya sabíamos que también forjarían nuestras conciencias.
Primero nos anularon,
y no les colmó que
dejáramos de significar,
habíamos de ser encerrados
en el confín
de algún agujero digital
y cuando eso pasara
el futuro ya no nos pertenecería.
Pero tampoco les convino así;
era en sí demasiado
todavía valíamos algo.
El solo hecho de estar,
permanecer,
resultaba una agresión,
un gran peligro, apelaban.
Y llegó lo peor.
Entonces sí vinieron contra el pasado
vinieron a liquidarlo.
Al derribo de la memoria,
de las pequeñas historias particulares.
Lo borraron todo.
Primero los libros,
suprimieron las imágenes
los documentos y sus autores
las sentencias y las leyes
los edictos y los prospectos
las marcas
los mapas con sus guías
las listas de instrucciones
pero tampoco quedaron saciados
seguíamos siendo subversivos
por los impulsivos recuerdos
perdurables, silvestres
de cada cual
de los individuos
de los abuelos
y las familias,
quedaban las emociones descontroladas
lágrimas
instantes
heridas
persecuciones,
todos fuimos víctimas
de la memoria inventada.
Me dieron un código
el mío
me dieron un nombre
la identificación
con todo lo que debía saber y recordar.
Fuimos al fin «liberados»
tras ser desposeídos
como nunca antes ocurriera
en la avaricia de los siglos.
Yo soy mi código
y todo lo que no figura dentro es delito
está prohibido
todo lo que quede fuera de mi cédula
aunque pueda recordarlo
es ya completamente falso.
***
Con la furia del desdén
EL LIBRO quedó abierto
en la página aquella,
justo a tiempo de que irrumpieran.
Sonó el timbre. Detrás aguardaron
letras cautivas
que ya nadie vendría a liberar,
palabras
sin precio ni rescate.
Pasó la luz del día
y el libro siguió allí
tendido, inmóvil,
detenido en el segundo fatídico.
Luego llegarían los inviernos
y primero voltearon las hojas
con la furia del desdén,
y la lluvia pasajera
soltó su fruto y su metralla
y las páginas empastó,
con dolor.
Tornaron amarillas y marchitas
y corrió la tinta seca
sin pulso ya ni sentido.
El tiempo de los hongos,
el silencio. El destino fue satisfecho
sin entender qué pasó el instante aquel
en el que el futuro quedó en suspenso
y el sino que no fue, cogió otro camino.
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Autor: Julián Quirós. Título: Antes de que Google nos alcance. Editorial: Reino de Cordelia. Venta: Todos tus libros.
BIO
Julián Quirós (Guareña, Badajoz, 1969) Es periodista con más de treinta años de trayectoria informativa repartida entre cuatro periódicos de distintas ciudades y diversas colaboraciones en radio y televisión. Desde 2020 dirige del diario ABC. Antes fue director de los periódicos Las Provincias de Valencia y Hoy de Extremadura y previamente subdirector de Sur de Málaga. A lo largo de su carrera ha obtenido reconocimientos como el Premio Einsenhower Fellowships First Amendment por la defensa de la libertad de expresión, la Medalla de Honor de la Asociación de la Prensa de Málaga y el Premio a la ‘Trayectoria Profesional’ de la Comunidad Valenciana). Antes de que Google nos alcance es su segundo poemario, después de Pérdidas y ganancias (2021).
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