Emily Dickinson dejó para la posteridad nada más y nada menos que 1775 poemas. Sin embargo, solo vio publicados ocho. Vivió toda su vida en el hogar de sus padres, sin hacer casi viajes ni mantener prácticamente relaciones, pero no necesitó mucho más para desvelar el misterio tanto de la naturaleza como de su propia alma, creando una obra cercana, sensorial e intuitiva.
En Zenda reproducimos tres poemas de La soledad sonora (Pre-Textos), de Emily Dickinson.
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104
WHERE I have lost, I softer tread –
I sow sweet flower from garden bed –
I pause above that vanished head
And mourn.
Whom I have lost, I pious guard
From accent harsh, or ruthless word –
Feeling as if their pillow heard,
Though stone!
When I have lost, you’ll know by this –
A Bonnet black – A dusk surplice –
A little tremor in my voice
Like this!
Why, I have lost, the people know
Who dressed in frocks of purest snow
Went home a century ago
Next Bliss!
*
104
EN donde me he perdido piso suave,
siembro una flor tomada del jardín,
sobre el rostro borrado me detengo
y me aflijo.
A quienes yo perdí, con piedad guardo
del rudo acento o la cruel palabra,
cual si la cabecera de su lecho me oyese.
Aunque es de piedra.
Sabrás por esto cuándo yo he perdido:
por un sombrero negro, o por un velo oscuro
o por un temblor leve de mi voz,
como el de ahora.
La respuesta a por qué perdí la saben
aquellos que con los más níveos hábitos
regresaron a casa hace ya mucho,
junto a la eternidad.
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183
I’VE heard an Organ talk, sometimes
In a Cathedral Aisle,
And understood no word it said –
Yet held my breath, the while –
And risen up – and gone away,
A more Bernardine Girl –
Yet – know not what was done to me
In that old Chapel Aisle.
*
183
A veces he escuchado hablar a un órgano
bajo la nave de una catedral
y no entendía nada de lo dicho,
mas contenía la respiración.
Y me ponía en pie, y luego me iba
–más devota, quizás, de San Bernardo–
ignorando qué había sucedido
en esa antigua nave en la capilla.
***
243
I’VE known a Heaven, like a Tent –
To wrap its shining Yards –
Pluck up its stakes, and disappear –
Without the sound of Boards
Or Rip of Nail – Or Carpenter –
But just the miles of Stare –
That signalize a Show’s Retreat –
In North America –
No Trace – no Figment of the Thing
That dazzled, Yesterday,
No Ring – no Marvel –
Men, and Feats –
Dissolved as utterly –
As Bird’s far Navigation
Discloses just a Hue –
A plash of Oars, a Gaiety –
Then swallowed up, of View.
*
243
HE visto a un cielo, idéntico a una carpa,
sus relucientes mástiles guardar,
arrancar sus estacas, y desaparecer.
Sin ruidos de tablones,
sin chirridos de clavos, sin ningún carpintero.
Con esa hondura en la mirada fija
que acompaña la marcha de algún circo
en Norteamérica.
Ni huella ni señal
de lo que aquí nos deslumbró hace poco,
ni pista ni actuación.
Hombres y habilidades
se disolvieron absolutamente.
Como la singladura lejana de algún pájaro
revela apenas un leve matiz,
un oscilar de remos, una dicha,
para hundirse después en la distancia.
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Autora: Emily Dickinson. Título: La soledad sonora. Traducción: Lorenzo Oliván. Editorial: Pre-Textos. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Inspiración edpiritual
Saludo el sentimiento poético que nos hace temblar, humanidad a flor de piel