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3 poemas de Leandro Fernández de Moratín

3 poemas de Leandro Fernández de Moratín

Con el paso del tiempo la obra dramatúrgica de Leandro Fernández de Moratín ha ganado más peso, al menos popularmente, que la poética. Y es un error. Porque su obra lírica no solo fue extensa, sino también una auténtica revolución que propició la reforma estética neoclásica. Además, sus poemas no solo muestran a un autor serio, sino también a un escritor francamente audaz.

En Zenda reproducimos tres piezas de Poesías (Cátedra), de Leandro Fernández de Moratín.

***

Oda

A Nísida

¿h. 1782?

¿Ves cuán acelerados,
Nísida, corren a su fin los días?
¿Y los tiempos pasados,
cuando joven reías,
ves que no vuelven y en amar porfías?

Huyó la delicada
tez y el color purísimo de rosa,
la voz y la preciada
melena de oro undosa:
todo la edad se lo llevó envidiosa.

¡Ay, Nísida! ¿Y procuras
ver a tus pies un amador constante?
¿Y de otras hermosuras
el divino semblante
censuras o desprecias arrogante?

En vano es el adorno
artificioso y la oriental riqueza
que, repartida en torno,
corona tu cabeza
si falta juventud, gracia y belleza.

Ni digas indignada
que es indomable el corazón mío
do amor no hizo morada
si a tus halagos frío
del ruego que me cansa me desvío.

Que Cupidillo ciego,
hijo de Venus, fiero me encadena,
Isaura, con el fuego
de su vista serena;
todo me abrasa en agradable pena.

Ni permite que cante
los lauros que Gradivo en sangre baña,
América triunfante,
con una y otra hazaña,
y el muro de Magón abierto a España.

Amor las cuerdas de oro
me dio, y el plectro, porque cante en ellas
a la que firme adoro
dulcísimas querellas,
su espíritu gentil, sus formas bellas.

¡Qué amable si el oído
presta suspensa a mi pasión doliente!
¡O al beso apetecido
evita brevemente
el labio muy hermoso y elocuente!

¡Ay, si benigna un día
(tú lo puedes hacer, madre de amores)
cede la ninfa mía
los últimos favores,
tus aras cubriré de mirto y flores!

***

Epigrama

A un niño llorando en brazos de su madre

Traducción del inglés

h. 1793

Tú que gimes doliente,
bañando en lloro de tu madre el seno,
mientras que todo en torno es alegrías;
¡oh! vive a la virtud, niño inocente,
porque al venir la noche eterna, lleno
lo dejes todo de dolor vehemente,
y tú contento rías.

***

Epigrama

A Lesbia, modista

h. 1792

Lesbia, tú que a las bonitas
añadir adornos puedes,
como a todas las excedes
de ninguno necesitas

—————————————

Autor: Leandro Fernández de Moratín. Título: Poesías. Editorial: Cátedra. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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Issa
Issa
1 año hace

Nada gracioso el poema, nunca la juventud es eterna y si el paso de los años es de buena fortuna porque quien muere mancebo no vivió,

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