Ezequiel Zaidenwerg es un traductor y poeta nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1981. Reside en Brooklyn. Escribe, traduce, enseña y saca fotos. Ha publicado los libros de poemas Doxa (Vox, 2007), La lírica está muerta (Vox, 2011; Cástor y Pólux, 2017; Lyric Poetry Is Dead, en traducción de Robin Myers y con dibujos de Carmen Amengual: Cardboard House, 2018), Sinsentidos comunes, ilustrado por Raquel Cané (Bajo la luna, 2015) y Bichos: Sonetos y comentarios, en colaboración con Mirta Rosenberg e ilustrado por Valentina Rebasa y Miguel Balaguer (Bajo la luna, 2017). Su libro más reciente es 50 estados: 13 poetas contemporáneos de Estados Unidos (Bajo la luna, 2018; Ediciones Antílope, 2020; Kriller71 Ediciones y Fulgencio Pimentel, 2022), una antología novelada de poesía estadounidense. Envía diariamente por email poemas traducidos a través de su newsletter, El poema de hoy. Presentamos una selección de poemas inéditos de su poemario Rimas.
Lo que anida
en Indiana;
lo que nada
profundo
en la nave
nodriza
de la vena;
lo que, dañino,
viene
y va
erizándola;
lo que se ancla
al temple
de la sangre
y la encabrita
sobre
sus ancas
blancas
de cangrejo;
lo que sopla
de canas
la cabeza;
lo que besa
con afición
la médula
y la vuelve
un humedal;
lo que, en su avance,
cansa
a quien financia
el postre
en la oficina
de la infancia;
lo que de pronto pudre
lo que nutre,
pero siempre
renueva lo que
toca.
***
Con la fe
de lo fácil
del final;
con la forma
del féretro
en la frente;
con la fiebre
linfática
del énfasis
por tanta
contracción;
con la amistad
del viento
que es mi hermana
y mi casa
a su manera;
con el ardor
más arduo
ya adherido;
con la fascinación
desafilada
de toda nitidez;
con la falta
fatal
que nada
y flota
en cada
foto.
***
Te despierta
con Alejandro Crotto:
y con Indiana, adentro
Te despierta
la muerte:
la maestra
flotante
te viene
a destapar
con su brisa
prestada:
la partida
es un punto
de paridad:
un quiebre
que se abre
nomás
uno lo pisa:
si trepidás
o te posás,
perdiste
lo que nunca pediste
ni te diste:
la hebra
se revela,
te releva
la pedrada:
y parece
que te hunde
tanta hermosura
zurda,
tanta sorda
aspereza
que te eleva
del mundo:
se va
y te da
de nuevo,
despereza.
***
Tráiganme
25 de marzo de 2022
a mi mamá,
que no le pase
nada si se le paspan
los pulmones
como pasas
abiertas
al desaire;
tráiganme
a mi mamá,
vestida de
la seda
del deseo
y da
lo mismo
si este mes
o me demoro
un poco
más
en revolver
la luz
para volver
a ver
que sigue acá;
tráiganme
a mi
mamá,
que se reintegre
a los mitines
y no tenga que
amortiguar
los gestos
y los ritos
de su gusto,
a su ritmo;
tráiganme
a la que emite
la moneda
que multiplica
sin gritar,
gratuita;
tráiganme
lo que mide
todo el miedo,
para que no moleste
aunque me muerda;
traigan
a mí
a mamá,
sin tanta madre,
aunque se duerma
y no
mitigue
esta modorra
que se empoza
en la mirada
—hay golpes en la vida—;
tráiganla
que no tardo
en empezar
sin prisas
a podarme
la forma
mientras pido
mi puesto
y me despierto;
tráiganme
lentamente
a mí
a mamá
para enterarme:
no hay
herencia,
lo que hay es mucha
infancia
y, adelante,
hay amor:
que es escuchar.
Gracia en el aire y recuerdos del alma