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4 poemas de Una arena tan sensible, de Matías Miguel Clemente

4 poemas de Una arena tan sensible, de Matías Miguel Clemente

El poeta albaceteño Matías Miguel Clemente regresa a las librerías con Una arena tan sensible, poemario de versos rotundos con el que nos propone reflexionar sobre lo que nos ha marcado, sobre lo que hemos conseguido y lo que nos escapó, y festejarlo.

En Zenda reproducimos cuatro poemas de Una arena tan sensible (La Bella Varsovia), de Matías Miguel Clemente.

***

La cella delle pazze

(LA CELDA DE LAS LOCAS)

Con el cuadro de Giacomo Grosso

 

Cómo llega una piedra a un lugar nuevo

sin que las demás piedras no se alteren.

Donde nada hay nada es alterable

pero una piedra avanza y eso es algo.

Llegará donde nadie esté a la espera

y hará de su llegada

un murmullo de choques.

 

Nada la reconocerá al principio:

una piedra no cambia de un día para otro

sin que no cambien las demás.

Ha de llegar de forma insospechada

y, cuando logre desplegar su aliento,

mineral y sonoro,

ninguna otra se dará por aludida.

 

Santa cordura la del hierro,

bendita la locura de la piedra

que choca sin pedir nada más que aire

para el frágil incendio de su aullido.

***

Piscina

A Diego

Nos estamos bañando en la piscina.

 

Yo rescato los pálpitos del agua

y los acepto como aletazos de un pez

que sueña con tocar,

como un tambor,

la piel de los humanos,

al tiempo que mi hijo flota

sujetándose a un corcho.

 

Meto mi cuerpo entero,

voy bajando y bajando muy despacio

como los batiscafos de leyenda

todo lo que me dejan los pulmones.

 

Miro hacia arriba mientras

él tan solo sumerge la cabeza y

desde allí

fondea como un bote que flotara

por prisa y no por peso.

 

Mis ojos no ven bien, están desnudos.

Intuyo —eso sí— en la cara de mi hijo

una enorme sonrisa.

 

Él ve todo nítido

como la luz que brota

del colmillo de un tiburón.

 

Hay un sonido cárdeno en su risa,

que, bajo el agua, siembra un orfeón

que se repite y se repite. Suena

—permítanme decir—

multiplicando un eco en las burbujas.

 

Un millón de inquietudes en sus dedos

tratan de capturar algunas trenzas

de agua que se adhieren

a nuestros cuerpos dóciles y permeables.

 

Todo es sencillamente humano.

 

Y mientras voy perdiendo nitidez,

contornos, lascas límpidas de piel

por la falta de oxígeno,

él va ganando sombras que repiten

un cántico, preciso, que rescata.

 

Me encantaría decirte en el idioma

de la sal y la arena que las cosas,

entre ellas, se irán asemejando,

que tu voz habla humilde y es sencilla

como la de las piedras,

que gorjea tu risa como espuma

en una orilla ignota,

que tu aleteo es como el de los pájaros

y tu quietud da sombra a las montañas.

 

Porque tú perteneces ya a este vuelo,

tu presencia será continua y volátil

como la de ese aire que susurra a los nidos

en los días de lluvia.

 

Y de este modo, alrededor de mí,

escucho unos silbidos perezosos

que vienen de otras aguas

y una cadena vívida de hierro

me coge sin tocarme, me eleva

de nuevo a tus mejillas, frescas, tersas

y me libero un día más de ahogarme.

***

MUÑECAS ROMANAS

Alejandra Pizarnik soñó que había estado

haciendo una lectura en Albacete,

y yo soñé que había sido cierto,

que Alejandra Pizarnik realmente

había estado en Albacete,

pero convertí el sueño en una realidad,

y pregoné por todos lados que:

 

Alejandra leyó aquí, en Albacete,

Alejandra leyó aquí, en Albacete,

Alejandra leyó aquí, en Albacete.

 

Leyó ante el público de mi ciudad,

en el museo provincial, rodeada de

piedras que se habían extraído

también de la locura.

Las muñecas romanas escuchaban

entusiasmadas su salmodia.

 

Pero no todas las reliquias fueron

engatusadas por sus versos.

Así, según las crónicas del día,

y según críticos de la ciudad,

la obra de Alejandra no era

ni formal ni canónica, más bien

marginal, rara, para gente extraña.

 

En otra situación, allí en Turín,

un joven argentino me indicó

que los poemas de Alejandra solo

podrían conquistar a los adolescentes, y

yo le dije que una vez estuvo

en el museo de mi pueblo, en Albacete,

y que era muy probable

que ni siquiera los adolescentes

pudieran disfrutar de sus poemas,

ya que había que ser más de piedra,

estar mucho más próximo a la piedra,

sentir el peso y el dolor del mundo,

como las diminutas muñequitas romanas

que siguen vivas, pétreas

y engarzadas con hierro a la plomiza

gravedad del planeta.

***

Valor

Porque no hay canto alguno sin el humor del cuerpo

Miguel Ángel Velasco

Quién diría que el hierro iba a vestir l

a piel de los guerreros,

que irían estos escondidos

bajo el arco de su eterna dureza.

 

Quién diría que estaba allí mucho antes

de que ardiera en las fraguas,

bajo unos brazos que lo trabajaron,

incansables, como astros que no huyen.

 

Quién diría que brazos, manos, dedos,

que lo fundieran, que lo traicionaran,

se harían después huéspedes de su ánimo.

 

Quién diría que aquellas raudas piernas

serían capaces, tan jodidamente,

de asaltar los jardines sin rozarlos,

sin que una sola greba los tocase.

 

Quién diría que aquella piel cobriza

se soldaría fuerte con el hierro,

en un material puro,

en el momento en que una sola espada

atravesara el corazón atómico

de las corazas.

 

Quién pensaría

que esa aleación de sangre, hierro y dermis

sería germen, siembra para el canto,

empasto cruel para la leyenda,

pomada que sanara —en cuanto fuese ungida—

los ánimos de los que, como yo,

no tenemos valor

para humillar al tiempo

ni a su ejército.

—————————————

Autor: Matías Miguel Clemente. Título: Una arena tan sensible. Editorial: La Bella Varsovia. Venta: Todos tus libros.

BIO

Matías Miguel Clemente nació en Albacete en 1978. Es licenciado en Filología Hispánica. Ha publicado los libros de poemas Lo que queda (Premio de Poesía Joven Radio 3; DVD 2003), Los límites (La Garúa, 2007) y Dreno (La Bella Varsovia, 2015). Resultó ganador del premio de narrativa (2003) y poesía (2004) del Certamen Jóvenes Artistas de Castilla-La Mancha. Ha participado en las antologías 33 de Radio 3 (Calamar, 2004), Inmaduros. Poesía joven de Castilla-La Mancha (Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 2007), Que la fuerza te acompañe (El Gaviero, 2005), El llano en llamas (Fractal Poesía, 2011) y Serial (El Gaviero, 2014). Ha impartido diversos talleres poéticos en el ámbito del festival Vivir del verso (Albacete). Dirigió el programa de radio La mano del teñidor en Onda Cero Ciudad Real. Es coordinador del Festival de Poesía Fractal de Albacete. Sus poemas han sido traducidos al francés y al italiano para diversas publicaciones. En la actualidad es profesor de Lengua y Literatura en Turín (Italia).

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Jesús armando Maldonado guerra
Jesús armando Maldonado guerra
1 mes hace

No siempre
Un comentario,

Nos traerá recuerdos»

Que hagan del rato!
Algo simpático.

Siempre faltara
La razón,
Y los buenos resultados.

Adonde se a dudado
al actuar!
Como mes de mayo…

Aguacero! Que lava
Todo lo malo.

Aveces» se a pasado
Pero recuerda!

No es bueno comentar

Lo que otros»

Ya Han,
olvidado».
Complejos., de ser. Humano!!!

Venezuela……..