Fotografía de Mónica Garrido
Andrea Muriel es una escritora, traductora, editora y promotora cultural nacida en Ciudad de México en 1990. Estudió la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP y la maestría en Letras Modernas – Inglesas en la UNAM. Ha traducido varios libros del inglés y del italiano entre los que destacan el poemario Dímelo de Kim Addonizio (Valparaíso, 2016) y la novela La imperfecta maravilla de Andrea de Carlo (Seix Barral, 2018). Obtuvo una beca en el programa de escritura creativa de la Fundación para las Letras Mexicanas. Es co-editora de la revista de literatura Vuela Palabra y de la editorial independiente Osa menor. Comparte sus lecturas y charla con autoras en su Instagram @andreamuriel_ Da cursos y talleres sobre poesía y escritura. A veces el amor es un cactus (Osa menor 2019, Ediciones Liliputienses 2021) es su primer poemario. Todos los poemas de esta selección pertenecen a este libro excepto el último “Todas las mujeres tenemos una relación con el maquillaje” que pertenece a un poemario inédito.
Cirrosis hepática
Cada veinticuatro semanas
–o cada que el médico lo señale–
vaya al laboratorio de su preferencia
hágase una prueba de función hepática
y compruebe sus niveles de bilirrubina.
Tenga en cuenta
hacer actividad física regular
mantenga un peso adecuado
y no ponga mucha sal a sus comidas.
De lo contrario
usted podrá olvidarse de su esbelto abdomen
que ya empezó a acumular líquidos:
los daños son irreversibles.
No beba alcohol
repito, no beba alcohol
no importa si su nueva novia piensa dejarlo
no importa tampoco
si le es imposible estar en una reunión familiar
sin la desenvoltura
que le permiten un par de copas.
¿Acaso ha olvidado medir
su concentración de enzimas hepáticas?
No piense en las propiedades
que perdió con su divorcio. La sangre
debe contener entre tres punto cuatro
y cinco punto cuatro –no más–
gramos por decilitro de albúmina.
Ignore a sus hijos que no quieren volver a verlo
pero no olvide la resonancia magnética
y programar el chequeo periódico
con su médico de cabecera.
No sienta celos de las erecciones firmes
con que otros hombres gozan de su exmujer.
El hígado es el órgano filtrante de la vida
descarta los residuos tóxicos
y el suyo está deshecho.
Concéntrese en tratar la cirrosis
no recuerde las manchas de sangre
el vidrio roto de la mesa
la mañana siguiente con la boca pastosa
las cosas que dijo –o que dicen que dijo–
el día antes de marcharse.
Al verse al espejo
no deje de sentirse atractivo
por su esclerótica amarilla.
Intente no pensar en el posible cáncer
–hepatocarcinoma–
pero cuídese
no fume, no beba alcohol
no tenga pensamientos negativos.
No se preocupe
si deja huellas en las servilletas al tocarlas
pierda el miedo a ver la vida
solamente
en tonos de amarillo.
***
Cómo saber si un cactus ha muerto
Primero habría que fijarse en la rigidez de sus espinas,
luego en la consistencia de su cuerpo
que debe ser firme y robusto,
más tarde habría que pensar en el clima
o en cada cuánto se le puso agua.
Un cactus muere tres meses antes de que nos demos cuenta
y es imposible saber si las pequeñas señales:
los bordes amarillos, el encogimiento,
son indicios de la muerte o tan sólo parásitos.
Los expertos dicen que sólo existe un signo
inequívoco de la putrefacción:
hay que pinchar su carne
para ver si brota algo y confirmar
que el hedor ha comenzado a formarse
desde dentro.
Dicen que el amor es de todos los días
pero yo no sabía que los cactus pueden llegar a ahogarse.
Pensé que cuidarlo era ponerle más agua.
Siempre me ha costado entender cuánto es suficiente.
***
El poema que le prometí a tu espalda
Recostada a tu lado
observo tu nuca
y la curva que poco a poco
se transforma en tu cuello.
Acariciar tu espalda
me hace pensar en Central Park.
Detrás de mis ojos cerrados
veo árboles altos en lo que parece ser
una postal de invierno.
Tú y yo nunca hemos estado
en Central Park pero creo reconocer
el paisaje de alguna película
y recorro con mi memoria la escena
de un libro de Richard Yates.
Tú y yo
nunca
estaremos en Central Park.
La última noche es un cliché
y sin embargo tengo los dedos helados.
Tu espalda no se parece en nada
a Central Park pero cierro los ojos
y siento que me adentro
cada vez más, noto la brisa helada,
los copos de nieve cayendo
poco a poco
sobre tu cuello.
***
Ex
P piensa que lo corté para poder escribir poemas sobre nuestra ruptura
F piensa que me falta saber más de la vida para estar con él
D me dijo que en diez años volveríamos a encontrarnos
D cortó con su novia y quiso volver a buscarme
D decía que al saber lo que estoy leyendo podía prepararse para saber mi humor
que no le gustaba que fuera tan influenciable
aunque mi mayor influencia era él
todas las D son diferentes nombres
P era tan dramático que me decía lo mismo que a sus ex que eran mis amigas
los P también son distintos
A a veces me busca y yo no estoy segura de su intención
L me dijo que me va a esperar toda la vida
L no existe
no estoy segura de si D existe
tal vez P y F se harían buenos amigos si no hubieran tenido que ver conmigo
o si F no se hubiera muerto
me refiero a otro F
ojalá estuviera aquí ese F
o el otro
quizá si P dice esas cosas de mí es porque me conoce
o quiere pensar que me conoce
porque así configura lo que él es
me gustaría que A supiera hablar español
porque es muy raro tener sexo sin hablar
absolutamente nada
aunque a veces es mejor eso
que tener sexo sin querer
y fingir que sí quieres
y decir cosas que no quieres
no voy a decirles con quien hice eso alguna vez
o si lo hice con todos
en realidad quisiera usar más letras J R L
pero no quiero escribir sobre ellos
¿cómo puedes saber si realmente me refiero a ti?
o si cambié tus iniciales por las de él
mi ex del que menos quieres saber
tal vez hago lo mismo con todos
las mismas bromas en las mismas películas
los mismos gestos en la cama
¿por qué crees que eres tan importante?
¿y si no?
a veces confundo a P con G
todos saben que me gusta la pizza
aunque tal vez le gusta más a D
al segundo D
¿y si…?
a veces no recuerdo nuestra última noche juntos
¿y qué?
¿a poco tú sí?
***
Todas las mujeres tenemos una relación con el maquillaje
Nos maquillemos o no
nos guste mirarnos al espejo o lo detestemos.
Todas hemos mirado los espectaculares
con anuncios de L’Oréal
la piel sin poros
y hemos escuchado
de la supuesta confianza
de una mujer
que sabe cómo verse
en cada situación.
Todas tenemos
una madre, una tía, un hermano
que nos ha dicho
¿te ves enferma hoy, estás bien?
que nos ha preguntado sobre
el por qué del labial morado o verde
o la falta de él.
Todas
las mujeres
hemos pasado por el rubor de la tía
para la graduación
por los consejos
para vernos más “arregladitas”.
Todas hemos tenido un labial
lo conservemos como un artefacto imprescindible
o lo tengamos arrumbado en un cajón
porque decidimos que no
que nosotras no
que nuestra valía no está en vernos “bonitas”.
Todas
todas
todas
tenemos opiniones sobre las chicas que se maquillan para
salir al súper
algunas las consideramos
diosas
otras las miramos como bichitos raros a las que no les llegó
el memo
porque ya Simone de Beauvoir nos
contó de la imitación del orgasmo femenino
con las chapas y los labios rojos
y los ojos grandes por el delineador y el rímel.
Todas tenemos una relación con el maquillaje
nos maquillemos o no,
nos guste hacerlo o no,
porque a alguien hace mucho
en algún lugar
se le ocurrió que podía opinar
sobre
cómo
nos
vemos
y
ahora
nos
toca
a
nosotras
decidir
la relación que queremos tener
con cómo nos vemos o nos dejamos de ver
como una simple deuda a nosotras mismas
al mirarnos
no sólo en el espejo
sino tal vez en la parada del bus
en el reflejo de los vidrios de una librería
en el refrigerador del Oxxo
en la vitrina de la farmacia
en nuestra imagen mental de nosotras mismas
en las clases virtuales
en nuestra foto para el CV
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