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5 poemas de Canción segunda, de Fabio Morábito

5 poemas de Canción segunda, de Fabio Morábito

El tema de fondo de este poemario es esa segunda canción que ponen durante los créditos de las películas, ya que la primera no ha sido lo suficientemente larga como para que estos llegaran al final. Porque los relevos, los segundos esfuerzos y, en general, los rencuentros con lo ya vivido se presentan ante la conciencia del poeta como los verdaderos momentos álgidos de la vida.

En Zenda publicamos cinco poemas de Canción segunda (Visor), de Fabio Morábito.

***

¿SE PUEDE AMAR A ALGUIEN…?

¿Se puede amar a alguien
a quien jamás se vio correr,
de cuyo tranco que acelera el pulso
nunca nos dio a probar un poco?

Corriendo,
una segunda desnudez,
más primitiva, aflora.

Así, un breve impulso,
incluso un salto a veces
es todo lo que Amor requiere
para acabar de darse.

Y yo no puedo ni siquiera
imaginar cómo corrías.

¿Corriste alguna vez?
¿En dónde? ¿Cuándo?

Me habría bastado un trote,
¿sabes?, un simple arranque tuyo
para comerte viva.

Pero tú hablabas
del hijo que querías de mí en tu cuerpo
aún adolescente.

Seguro que correr te parecía
una tontería, si estabas hecha
para dar a luz.

Qué claridad aterradora
y sin fisuras. Así Calipso
retuvo varios años a Ulises en su isla.

Pero está escrito que el amor
va junto con la brisa y que las Ítacas
acaban siempre por tener razón.

***

LA HISTORIA SE DESPIDE EN LA PANTALLA

La historia se despide en la pantalla,
y la canción, con esa voz soberbia
que cautiva,
nos clava en el asiento
leyendo los créditos finales.
¡Cuántos nombres!
¡Qué caterva de gente para hacer una película!
¿A todos los conoce el director?
¿Le ha dirigido la palabra
al segundo asistente de sonido?
¿Sabía que existe?
Se acaba la canción de voz soberbia,
pero el desfile en la pantalla continúa
y entonces entras tú al relevo,
canción segunda,
mientras se prenden las luces.
No sé cómo te llaman en el cine.
¿Canción de luces? ¿Canción vacía?
No sé tu nombre,
canción para vaciar los créditos
que me produce una congoja absurda.

***

NO QUIERO IR A LA MORGUE

No quiero ir a la morgue,
quiero ir a París,
a la morgue, lo juro,
iré después de la Torre,
quiero estar abajo
de la bella estructura
y desde ahí mirar la punta
que las tuercas y las vigas
levantan sobre París.
A la morgue iré después
de ver cómo sube
el armazón fantástico
a base de giros de rosca,
tornillo a tornillo, remache
a remache, herrumbre feliz
que llega a las nubes.

***

COMO LOS EXTRAS DE UNA PELÍCULA

Como los extras de una película,
que nos obsequian su apariencia
para que lo que vemos sea creíble,
pues solo así, identificándonos,
nos cautiva lo que ocurre en la pantalla;
vaciados de sustancia como ellos
y sin embargo vivos, estrellas
de otras películas, tal vez, no de esta,
en la que solo les pidieron que cuidaran
de no voltear hacia la cámara
(con lo difícil que es fingir que ella no existe);
como los extras vivir un día
de andar como prestados,
bobeando desde que amanece,
de cuerpo entero pero incorpóreos
para que otros se completen.

***

¡A CUÁNTOS QUE ME FALLARON…!

¡A cuántos que me fallaron
les retiré mi afecto,

creyendo que la vida es larga
y volvería a quererlos!

¡Creer que para todo hay tiempo
es mi mayor defecto!

Lo digo en verso (otro defecto mío)
para no decirlo de manera franca.

Pero los versos si son buenos
no dejan de escarbar

con rimas que remueven losas
que cubren unos traumas.

¡A cuántos que me fallaron
les clausuré mi ser,

sin darle tiempo al tiempo
de irse por las ramas!

—————————————

Autor: Fabio Morábito. Título: Canción segunda. Editorial: Visor. Venta: Todos tus libros.

BIO

Fabio Morábito (1955) vive en la Ciudad de México y ha escrito, con este, seis libros de poesía, género que ha alternado meticulosamente con el cuento. Nacido en Alejandría, de padres italianos, ha escrito toda su obra en español, a pesar de ser el italiano su idioma materno. Su poesía y su narrativa han sido traducidas a varias lenguas y lo han hecho acreedor de varios premios en México, Alemania o Francia, entre ellos el prestigioso Roger Caillois, que se le concedió en 2018, en reconocimiento de su obra.

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Amalia Gallego
Amalia Gallego
1 día hace

Asombrada por estos poemas, ahora busco su narrativa.

Néstor
Néstor
5 horas hace

Lo único que he leído de Fabio Morábito es El justificante perfecto, una alegoría deslumbrante sobre el arte de escribir y el oficio de escritor. Tan bellamente expresado que no quise leer nada más de él. Algo en el modo de explicar porqué se escribe (con una pluma en la mano y una horca en la otra) me hicieron imaginarlo como una buena persona y quise poner a salvo su literatura del ácido bilioso de mi crítica .
Ahora tropiezo con estos poemas y me arrepiento de aquella decisión. Esa piadosa mirada sobre las canciones segundas que funcionan como relleno y sobre los extras cuya
misión es hacer brillar la existencia de los protagonistas, me confirma que Morábito es un ser humano de excepción.