Richard Brautigan fue un icono de la contracultura norteamericana de la década de los 60. Su biografía asemeja el perfecto descenso a los infiernos (infancia dickensiana, problemas mentales, muerte grotesca) y su obra, tanto poética como narrativa, es un magma de capacidad inventiva, aceptación tragicómica del fracaso y sentido del humor teñido de melancolía.
En Zenda reproducimos cinco de los poemas ahora antologados en Cargar mercurio con una horqueta (Kriller71).
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Dos tipos se bajan de un auto
Dos tipos se bajan de un auto.
Se quedan ahí de pie.
No saben qué más hacer.
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Autobiografía (como si casi estuviera puliendo un pedazo de plata)
Estoy en un cementerio de Byrds (Texas).
¿Qué dijo Judy? “Lo abandonado por Dios también es hermoso”.
Un anciano con cáncer en la cara, que cuida
el cementerio, barre una tumba como
si casi (estuviera puliendo un pedazo de plata.*
Un perro viejo está a su lado. Hace calor: más de 40.
¿Qué estoy haciendo aquí, en el oeste de Texas, en medio
de un cementerio? El anciano también se lo pregunta.
Mi presencia se volvió algo más por barrer. Sé
que también me está puliendo
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Autobiografía (cuando la luna brilla como un garaje muerto)
Cuando la luna brilla como un garaje muerto
recorro con fantasmas de gasolina los embrujados
kilómetros de mi pasado, a cuarenta kilómetros por hora de un
Modelo A en 1939, yendo hacia un lugar que no recuerdo.
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La necesidad de aparecer en tu propia cara
Hay días en los que este es el último lugar
del mundo en el que quieres estar, pero tienes
que estar aquí, como en una película, porque tú
la protagonizas.
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Una polilla en Tucson (Arizona)
Un amigo me llama por teléfono
Desde Tucson (Arizona). Se siente infeliz.
Quiere hablar con alguien
en San Francisco.
Así que hablamos un rato. Menciona
que hay una polilla en su habitación.
“Es solemne”, dice.
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Autor: Richard Brautigan. Traductor: Sebastián Díaz Barriga. Título: Cargar mercurio con una horqueta. Editorial: Kriller 71. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Sin comentarios que solamente pueden ser vitriólicos.
Dos mujeres llegan ante un semáforo,
se sientan en la acera,
se pone verde,
no saben qué hacer.
Poesías infinitas con el sentido del sinsentido. Por cierto una pregunta, ¿cargar mercurio con una horqueta es lo mismo que votar a la izquierda en este país?