Antonio Praena (Purullena, Granada, 1973) ha publicado los libros Humo verde, Poemas para mi hermana, Actos de amor, Yo he querido ser grúa muchas veces e Historia de un alma. Ha recibido, entre otros, los premios Jaime Gil de Biedma, Tiflos, José Hierro, el de la Crítica Andaluza y el Valenciano de la Crítica. Es profesor de la Facultad de Teología de Valencia, de Domuni Université y del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Valencia.
Para el poeta, vivir y agradecer son lo mismo. Y la poesía, la manera de hacerlos lenguaje, existencia hablada. Más allá de una poética de la alteridad, este libro aúna vida y voz en un encuentro cósmico que abraza lo infinito cada vez que entregamos el corazón a un ser humano en su cotidianidad más humilde. El estilo de Cuerpos de Cristo consiste en un modo de escucharos, hablaros y ser vuestro. Abrazaros en la libertad del lenguaje, que es misterio.
AL CORAZÓN TRANSVERBERADO
DE SANTA TERESA
A un corazón como el mío
le conviene caminar con espinas.
No sabe del amor quien sale indemne
de la carne del otro.
Quien no ha sido dolor para sí mismo
de este mundo se marcha sin un trozo de él
incrustado en su centro.
AMOR BAJO EL ESPINO BLANCO
(Zhang Yimou)
A Emmanuel López Praena
Las flores del espino blanco
son rojas. Han crecido con la sangre
de todos nuestros mártires y héroes.
Esa es, al menos, la leyenda.
Habremos de esperar hasta el verano
y comprobar que la sangre no es
capaz de hacer mudanza en la costumbre
de las pequeñas flores del espino,
que es blanco y es espino y nada sabe
de héroes ni batallas.
LENGUA MATERNA
A Katy Parra
Por qué extraña razón,
si era la tierra miserable
y de veneno el cáliz de las flores,
si en cada genealógico enramado
niñas muertas, incestos mercantiles,
inviernos infinitos, quemaduras
de cal en los pezones. Por qué arcana
raíz, si era más dulce
el sueño de los muertos
a cuya gloria inseminaban
los hombres a sus hembras. Por qué hondo
impúdico sagrado, propio ajeno
temblor, justo a la puerta de su trance
—si estaba ya extinguida,
si prometió borrar su lengua,
su acento limpio y sucio,
sus promesas prescritas—
dijo las últimas palabras
en el idioma de su madre.
LO REAL
… quaedam amicitia.
Tomás de Aquino
¿Cómo se llega a entender esto?
Yo contándote cosas, por ver qué me respondes,
por saber que estás vivo,
y tú diciendo que te deje
partir de mis preguntas, que madure,
que no es sobre mi mente donde empieza
la existencia del otro, sino solo
sobre su inexplicable nacimiento
de una nada que es nada y que en su nada
nos muestra el buen amor que, de la nada,
da la vida a los vivos y a los muertos,
entre los que estuvimos y ahora estamos
los dos.
Pero es verdad:
te espera el más inmóvil de los viajes
y somos viento en contra yo y mi falta de fe.
Prometo rendición, prometo comportarme como un hombre.
Dar las gracias prometo. No más queja prometo.
Prometo no volver a prometer
las cosas que ya han sido y que ya son
más reales incluso que yo mismo,
definitivamente hermosas porque libres
de todo lo que entonces nos unía,
de todo lo que ahora nos separa.
QUÉ
No importa lo que quise, lo que pensaba, lo que creo.
Ninguna idea mía le ha otorgado
—ni ahora puede otorgarme—
un ápice real a quien la piensa.
Más bien es una especie de ignorancia
—no podemos dudar de la ignorancia—
la que nos dicta entre los dedos
de quien golpea ese poema
—da igual si es su poema o el poema de nadie—
en el que soy un personaje secundario.
Ser secundario es lo que importa:
qué pude hacer por ti,
qué no hice,
por qué mi texto continúa
mientras que a ti
te han sacado de escena y del teatro.
No me envíes razón, dame el sentido:
qué puedo hacer ahora por los tuyos
que son todos.
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Autor: Antonio Praena. Título: Cuerpos de Cristo. Editorial: Visor.
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