Entre los versos de De dioses y vacíos (Editora Regional de Extremadura, 2021), se destila un cierto asombro, un claro estupor sobre el hecho de estar vivo; la perpleja mirada del que confirma un milagro cuando se descubre que la circunstancia más probable era no haber existido. A partir de esta revelación se expone un sincero testimonio de interrogantes como fruto de esa destilación, y una toma de conciencia sobre la fatalidad de la existencia. No se trata de una búsqueda de respuestas, sino de nuevas preguntas que consigan mantener, como un hálito, el diálogo entre el poeta y el hombre, entre su propia conciencia y la obstinación de sus conflictos; la búsqueda en fin de un lenguaje capaz de transitar esas contradicciones.
Zenda comparte cinco poemas de De dioses y vacíos, de Antonio Solano Gallego (Editora Regional de Extremadura).
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I
Sentí una vez,
de madrugada,
el peso de la nada
sobre el vientre del planeta.
Arrojé desde el insomnio
el silencio elemental entre sus fauces
y me retiré a soñar
con pronósticos y versos.
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XXXI
No es suficiente caminar junto a un río
y lanzar un puñado de luz al agua.
No es suficiente el eco,
la voz de las afueras de mí
que corre como cera ardiente
y se ofrece a tus pasos y a tu días.
No es suficiente devorar con codicia
el sostenido gris,
el rincón incendiado de penumbras
y suplicar después una avalancha
del verde manantial de tu mirada.
Habría que derribar el firmamento.
Como no es suficiente
ahogar la voz de un solo dios
y amanecer sin espejismos.
Por eso, y porque el amor
almacena un inventario de arena y agua,
empeñar nuestro silencio al tiempo
la prolongación será
del paraíso.
***
XLVII
Me inclino para besar su frente
y en mis labios posa
la tibieza de su infancia.
Juega solo, en la terraza.
Por las tardes le gusta abrazar
esa tregua de paz
de sol y aves y tejados.
Si le hago una pregunta
―cualquier desenterrada pregunta
por escuchar su voz de agua―
su miopía asoma leve tras sus gafas
y asiente, o calla la respuesta.
Algunas veces lo veo dibujar
sus fábulas de tiza sobre el piso,
o mirar arrodillado
la fracción de firmamento
detenido sobre el patio.
Otras tardes más osadas,
se atreve a disparar
su sentencia de amor sobre las tejas,
o excava en la pared
un nicho diminuto que guarda
un diminuto y amarillo corazón.
Me inclino otra vez
para besar su frente
y posa su mano en mi mejilla:
―no tengas miedo —me dice,
―llegaré hasta tu otoño
para besar el recuerdo de aquél niño que eres tú
y que jugaba solo en la terraza.
***
LVI
Con qué extrañeza ocupamos el silencio algunas veces.
Nos parece que hay hormigas en el pecho
y se muda la zozobra a nuestras manos.
Sin embargo
esa vaciedad
empuña pétalos de fuego,
labios y catedrales
colmando de gozo y luz los claristorios.
Ese silencio,
señor de sombra y pensamiento,
recorre en un relámpago
corredores transitados y profundos,
y destapa un cinerario de risas plateadas
sobre el dorso plateado de las olas.
También entrega en tu otra mano
el barro que cegó la estancia aniquilada
en la demolición de brazos y de madres.
Ah, silencio,
reclinado en tu universo
deposito la indulgencia del viajero
que escucha el pulso de los días,
como estalla el agua sobre un vaso de clepsidra.
***
LVIII
Yo vi a Dios
despertar de su ataraxia.
Le vi,
erguido y circunspecto
levantar su Dextera Domini
para después,
solemne, omnipotente
exclamar:
¡Hágase el caos!
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Autor: Antonio Solano Gallego. Título: De dioses y vacíos. Editorial: Editora Regional de Extremadura. Venta: Todos tus libros, Amazon y Casa del Libro.
BIO:
Antonio Solano Gallego (Llerena, Badajoz, 1962), tiene publicados cuatro libros de poemas: El eco de tu piel (2009) en Letras Difusión; Razón de sed (2015) en La Isla de Siltolá; Biografía de nadie (2021) en La Niña Loba y De dioses y vacíos (2021) en la Editora Regional de Extremadura. Así mismo en 2021 recibió el XXIII premio de poesía García de la Huerta, con la edición del poemario Origen. Ha publicado poemas en revistas literarias como Turia, Estación Poesía, Altavoz Cultural, Generación Lectora y otras. Reúne diecisiete cuadernos no venales de poesía, que regala anualmente en la tertulia literaria del Ateneo Llerenense, a la que pertenece, así como a amigos e interesados. Imparte talleres de escritura creativa y ofrece charlas y conferencias sobre poesía y literatura.
Enfermero de profesión, trabaja en el Hospital de Llerena, dedicándose al mismo tiempo de manera profesional al teatro desde el año 1997, siendo actor de la Compañía Teatro de Papel, con la que ha recorrido buena parte de los escenarios de nuestro país.
Insipidaaaaaa
Me gustan el primer y el quinto poema de Antonio Solano Gallego aunque no estoy de acuerdo con el fondo del quinto poema. La vida trinitaria, divina, anterior a la Creación no se caracterizaba por su ataraxia, todo lo contrario. Explosiones divinas de deseos, de amor, entre las tres personas divinas se daban. Dios no despertó aunque sí se dio cuenta de que podía crear. Y no hizo el caos, hizo una Creación con apariencia de caos por la existencia del mal. Pero, tengamos paciencia, allí donde abunda el mal Dios de él hará sobreabundar el bien. Dios es Amor y como tal objeto de poesía. Ojalá poetas tan brillantes como Antonio Solano acierten con sus versos al componer poemas sobre la verdad de Dios.