Elogio de la pereza es un poemario que seduce la intelectualidad de la historia de las artes y la filosofía, siendo cada poema una extraordinaria mirada personal, plagada de recursos poéticos propios de un autor con la trayectoria literaria que suma Jesús Urceloy.
En Zenda ofrecemos cinco poemas de Elogio de la pereza (Ya lo dijo Casimiro Parker), de Jesús Urceloy.
***
Amarcord
(Federico Fellini, 1973)
Recuerdo algunas cosas. Allí bailan
en la niebla unos niños, una moto
interrumpe un monólogo, un anciano
subido a un árbol grita. Un padre triste,
una mujer que muere con ternura.
Y la loca del pueblo nos miraba
desde el otro país, quizá otra vida
transitada en sus ojos. Yo paseo
junto a mi soledad por una playa,
mientras el ciego del acordeón
interpreta la tarde.
Porque es la vida y pasa y nunca cómo
va a pasarnos después: probablemente
algo normal o razonable.
***
Malas costumbres
(Giovanna Casotto, 2009)
No me gusta que beses mis tobillos,
que te metas los dedos de mis pies
en tu boca, que lamas mis talones,
que me untes el empeine con fragancias
y aceites, que tus manos me acaricien
y presionen aquí y allá… No quiero
que me pintes las uñas de rodillas
sosteniendo el pincel entre los labios.
Y llamarte guarradas que, confieso,
no me parecen mal del todo. Estoy
cansada corazón. Ya no deseo
que me regales más tacones altos
plataformas carísimas que encargas
en tiendas exclusivas y que llevan
actrices o modelos en la tele.
No puedo más con tanto fetichismo.
Luego se fue con sus sandalias griegas
sus mocasines y sus botas planas.
En un armario viejo están sus cosas
y en una estantería del salón
un par de mules negras.
***
El triunfo del tiempo y del desengaño
(Georg Friedrich Händel, 1737)
Por si acaso no estoy, y ya no llegas,
si te has cansado de esperarte, y voy
desanclado y al viento: y como soy
poco asidero para estar a ciegas.
Por si no llegas cuando sueño, o llegas
y me encuentras dormido, como soy
entre tranquilo y triste, no me voy
a dejar que me dejes más a ciegas.
Y si en el agua del olvido entregas
ese fácil aplauso que en las rosas
dice «soy rosa y rosa solo soy»
deja que duerma un poco, mientras voy
con quienes fuimos lágrimas y rosas
por si acaso no llegas y no estoy.
***
La ciudad de Dios
(Agustín de Hipona, 426)
Discúlpeme señor señora mire
si le miré en la calle en su trabajo
les tropecé llevando unos paquetes
les encontré llorando carnicera
les descubrí mintiendo dependiente
pocero puerta a puerta vendedor
guarda de parque conversar portera
cobradora señora ama de casa
maestra frutera afilador mendiga
encender un cigarro darse al humo
y olvidarse la caca de su perro
en el alcorque aquel electricista
farmacéutica obrero ah sí cartera
mi cartera les pido mil perdones
yo paseaba les juro por la vida
esa cosa no sé que se deshace
junto al azucarillo del café
esa cosa que da vueltas en torno
al tobogán del parque a la ruleta
rusa de los ancianos que se están
al sol de las paredes como moscas
lagartos mariposas saltamontes
bichos de toda escuela cucarachas
que yo lo juro yo quise no hacerlo
quise pasar tal vez pasar la calle
la escuela la estación el manicomio
el mercado la casa de acogida
el gimnasio mi médico las salas
de espera la pared casi les juro
que iba pendiente de otra cosa sí algo
sin importancia una palabra un ritmo
acentual otra mentira más
otra verdad mentira que tan solo
abrí los ojos por aburrimiento
por mirar ya lo ven solo mirar
a ver qué pasa aquí como acostumbro
sin prestar atención desde hace tantos
años ustedes me conocen desde
toda la vida desde siempre sí
ya los cierro me voy por donde vine
por aquí calladito créanme
en verso libre libre nada más
***
Poética
Aristóteles, 323 a. C.
cuando te vas las luces ya han caído
verbales sobre ti / como se pierden
unas con todas las palabras / hay
un acto entre decir y dar la vida /
hay un deje de angustia en los sonidos
con que solemos pronunciar las cosas
tuyas y mías / nuestras / no hay razones
que avalen la poesía sin misterio
sin belleza sin ritmo / soy poeta
no por necesidad / no por dulzura /
no para el grito / no para la masa
estúpida y feliz de urnas y olvidos /
sino por miedo por oficio y algo
que no puedo explicar
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Autor: Jesús Urceloy. Título: Elogio de la pereza. Editorial: Ya lo dijo Casimiro Parker. Venta: Todos tus libros.
BIO
Jesús Urceloy es poeta, escritor y editor. Profesor de Escritura Creativa experto en Poesía desde 1995. Autor teatral y musicólogo, desarrolla diversas actividades como animador a la Lectura y a la Música Clásica. Dirige la colección «Sola nocte», en la editorial Ars Poética. Imparte talleres de lectura, poesía e historia de la música en los Talleres de Escritura Fuentetaja, la Escuela de Escritores y la librería Sin Tarima. Dirige el Ciclo de Lecturas Poetrés, en la Biblioteca Iván de Vargas, de Madrid.
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