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5 poemas de Hijas de las perras negras, de Luisa Villa

5 poemas de Hijas de las perras negras, de Luisa Villa

Luisa Villa obtuvo el VI Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya con un libro que, según indica Esther Ramón en la presentación del mismo, nos invita a avanzar por un camino infestado de arbustos espinosos a lomos de una poesía deslumbrante que exhuma y asume todo el dolor y la injusticia de este, nuestro, implacable mundo.

En Zenda ofrecemos cinco poemas de Hijas de las perras negras (El Gallo de Oro), de Luisa Villa.

***

Porque nuestro destino impera por doquier, cubierto por la noche.

EURÍPIDES

Me llamaron para tirarme en el piso;

divisé el césped, jugué y miré el cielo por encima del techo;

luego, a mis espaldas, llamaron la ambulancia:

—No estoy loca, puedo explicar todo.

¿Se puede explicar todo?

Perseguí a un conejo blanco.

Hace mucho me descolonicé,

ahora persigo a un conejo negro…

¡Plop! porque el agua fría entra en mis zapatos,

el agua es pájaro carpintero, picoteando los pies,

con los que debo caminar y llegar

no sé a dónde; los caminos están minados…

hay agua fría en mis zapatos,

¿será inútil convencer?

También, en la casa de las grietas piensan que no puedo

opinar

porque no sé marchar sobre grietas.

 

—Lo dices porque no estás aquí—repiten

—Estoy,

estoy,

estoy;

no estoy loca.

 

No pueden amarrar mis manos otra vez,

mis ancestros tuvieron las manos atadas para que yo fuera libre.

Saquearon mi aldea y me llevaron al Caribe, a una plantación de

caña;

 

fui criada…

¡Plop! en la madriguera…

ningún descendiente del bisabuelo volverá a estar atado al palo de

jobo,

bajo el calor inclemente.

 

Debo hacer figuras con las manos, como pájaros locos que puedan

soltarse de mí para volar.

 

El corazón es grande.

La cabeza es grande.

El piso es grande.

El corazón acelera detrás del pecho.

El agua fría entra en mis zapatos.

 

Doctora, ¿usted cree que soy yo misma el conejo negro que persigo?,

¿por qué los otros personajes me hablan a mí y no al conejo negro?

Usted dice, como biblia: sois hijas del día y de la noche.

 

¿Ha visto lo bella que está la noche?,

propicia para que una venada dance alrededor de flores negras.

 

Doctora, admito que mi cuerpo podrá estar desdoblado

en pájaro carpintero, conejo, venado…

Beatitud y horror como Dionisio,

pero no deberá sufrir amarres

ni electrochoques

ni violaciones de enfermeros…

 

Déjeme utilizar su ambulancia,                para salir.

No puedo estar

en el mismo paraíso con quienes me acusaron.

***

A Flora de Chazal

Mi nombre es el de una mujer que murió en el parto,

mi nombre es el de una mujer que nunca ha salido del

monte,

pero yo soy el ratoncito que no para de correr en la jaula.

 

Doctora, ¿esta enfermedad fuera mía

si no tuviera miedo

a que el pájaro memorioso muera

mientras picotea el árbol

del olvido?

 

Doctora, ¿me pertenecería

si tuviera una casa,

un suspiro?

***

Hierve mi frente.

Me paré en el límite y vi

a dos chivos chillando en mitad del camino,

niños cruzando el arroyo,

cruzando el arroyo,

cruzando el arroyo…

 

La niña migrante cayó de una mesa podrida,

su madre puso azúcar en la herida de su vagina.

 

Todo pasó tan rápido.

La niña creció y me entregó la campana de cristal,

memoria de sus ancestras

que no lograron atravesar el desierto.

 

Si la toco mientras grito

¡ahí viene la libertad,

la libertad!,

quizás venza espejismos y fronteras.

***

¿Vino esa niña a mi vida, a mi sueño?

 

Se sentó al pie de la cama:

—¿Por qué escribes?

—Para matar el tiempo.

—Di la verdad.

 

—Cuando fui niña

(lo sigo siendo),

cuando fui frágil

(lo sigo siendo)

también tuve la piel y las alas del halcón.

 

Ella me miró como una trampa a la liebre,

cuestionaba mi vocación como médium,

pero yo recé la oración que Anne Sexton me enseñó.

 

Cada una de ellas, en mí, es un pájaro.

Golpeo con todas mis alas…

 

Dios te salve,

tú no estás desgarrada

y ningún espíritu entró.

Ni el tigre se comió a la serpiente

ni la serpiente al tigre.

***

¿Tiene algo que ver esa sutura?

Pasé mi infancia con vendas en las manos,

manos atadas del bisabuelo loco,

manos atadas de mis ancestros esclavizados.

¿Cercarán ángeles los dedos?

¿Ángeles se van o tapan los ojos ante el mal?

Quiero alejar la maldad de mis manos,

su fijación por la muerte.

—————————————

Autora: Luisa Villa (Luisa Isabel García Meriño). Título: Hijas de las perras negras. Editorial: El Gallo de Oro. Venta: Todos tus libros.

BIO

Luisa Villa (Luisa Isabel García Meriño) es autora de los libros Hijas de las Perras Negras (Ediciones El Gallo de Oro, España, 2024), con el que obtuvo el VI premio internacional de Poesía Gabriel Celaya; Tratado sobre las brujas (Jade Publishing, EE. UU. 2023); Dios fue mejor cuando era tigre, coedición: Ediciones Morgana (México) y Baraja Gráfica Editores (Colombia), recientemente en versión bilingüe por la Editorial Escarabajo, Colombia (2024).

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Danpier
Danpier
1 mes hace

Que desorden….

Griza
Griza
1 mes hace

No me molesta la fragmentación sino la falta de substancia de muchos versos… muy contemporáneo estilo sin duda.

Nanny
Nanny
1 mes hace

Una excelente poeta afrocolombiana, su poesía es la manifestación de yo lírico que habla en fotografías cotidianas desde la voz femenina, leerla es como ver el instante al interior de las casas de un vecindario en la costa Caribe

eugenio
eugenio
1 mes hace

Hermosos los poemas de Luisa. Tienen la fragmentación del desgarro, la contundencia de la astilla y el ritmo que se remonta a África.

Marisol
Marisol
1 mes hace

Luisa Villa es una gran poeta, su poesía de denuncia se alza contra las sombras y sorprende en un flujo de imágenes donde los arquetipos (desde la cosmogonía afro) se resignifican y encuentran nuevos cauces en los objetos, voces y ritmos contemporáneos.

Giordana
1 mes hace

Excelente poeta, logra la fuerza del sentido anclado en la denuncia decolonial y feminista, sin menoscabo de la contundencia formal, experimental, fragmentada, híbrida y mestiza, una conjunción buscada para despabilar el espíritu. Amé.

Flora Higuera
Flora Higuera
1 mes hace

Mucha fuerza en la escritura de Luisa. Una voz política con belleza revolucionaria, en constante conexión con los animales y sus significados para nosotrxs, los humanos.
En estos poemas se alza la voz de siglos de opresión racial, de género, y social, desde una mujer que lo ha encarnado, y con amor, nos hace reflexionar sobre ello.
Bravo Luisa ! y que sigas escribiendo mucho más.

María Escobar
María Escobar
18 ddís hace

Quien será esta mujer que no sabe marchar sobre grietas. Cuyo cuerpo se desdobla en animales de nuestra América.

En sus letras me encontré con este mundo que es de tantas maneras… fragil, hostil, hermoso. Y percibí la fuerza de sus ancestras y su propia voluntad.

Gracias Laura por compartir esta maravilla.

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