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5 poemas de Justo Braga

5 poemas de Justo Braga

“Los poetas son quizás los únicos malhechores —desobedientes empeñados en no hacer rectas las cosas, para entendernos—, que no regresan nunca a la escena del crimen.

No lo necesitan. En realidad, y lo saben, el crimen —pasión llevada a las últimas consecuencias— son ellos mismos. También quienes conviven con ellos, quienes se cruzan con ellos, los aman, los ignoran, o ambas cosas a la vez; cualquier lugar, latido, himno, desengaño o autocomplacencia que incorporen —acción de añadir— al cuerpo nuevas intemperies a su extraña manera de vivir, amar, sentir, huir, odiar, recordar incluso.

Porque, además, si se sienten algún día tentados de regresar a ese lugar del crimen, lo hacen con los papeles perdidos, trastocados, extraviados en palabras entredichas y no dichas que les obligan a extender de nuevo el plano de los hechos sobre su mesa de trabajo —libreta de anillas arrugada donde escriben coartadas con letra ilegible— y extienden sobre ella su muestrario de verdades a mitad de camino entre la intuición, el invento y la certeza. Digamos licencias poéticas.

Y luego serán ya solo los lectores los que celebren, gocen, piensen, rían, abominen, alaben, subrayen o envuelvan incluso en un círculo este o aquel verso, como la tiza del detective traza el perfil del cadáver en la acera.
Y este poemario de Justo Braga está lleno de subrayados, círculos, cadáveres exquisitos a los que se les ha perdonado la vida. No nos engañemos. Porque nadie es malo del todo, por mucho que lo pretenda, cuando uno lee sus poemas, y la belleza, la sabiduría –cicatrices que enseñan, pero de las que nunca se aprende– y hasta el calor y la ternura de tantas paradas y fondas del camino se nos agarra mucho más a los huesos que lo que los propios zapatos andados nos aprietan.

Y es que al final, de una forma u otra, y Justo lo sabe, uno acaba comprobando que morir antes de hora es el único crimen. Carpe diem…”.

Fernando Beltrán

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TUS CRÍMENES

Tienes ojos de venganza cuando miras
y un azul
en tu mirada inamovible.

Yo he visto esa mirada

dirigida al enemigo,

descubriendo, desolado,
su pálpito nervioso.

Soplaba,
otra vez,
la fábula del viento.

Y tú,
ni pálida ni débil,
te alegrabas
de tanto crimen,
tan injusto cometido por tus ojos.

LOS TELÉFONOS DE LA CIUDAD

De vez en cuando escribo versos. Para eso,
necesito estar ausente,
salir del despacho
y jugarme la vida con alguna carambola.

Por las tardes voy al viejo café
en el que tanto nos quisimos
y miro a todas las mujeres
con ese descaro que tú sabes.

En días como estos,
necesito sentirme joven
y quiero llamarte por teléfono.

Entonces veo que estás comunicando,

como siempre,
y salgo corriendo a la calle
y cuelgo todos los teléfonos de la ciudad,

porque pienso que todos son el tuyo.

GUERRA Y PAZ

¿Te acuerdas, amor?: era La Paz.
Con mayúsculas.
Era el aire conmovido con la vida.
La vida pasando a nuestro lado.
Las cosas sencillas, la primavera, el sol, el arcoiris.

Era todo lo que fuimos.
Aletargados, dormidos. Vivos.
El mundo estaba en ruinas
y nosotros a nuestras cosas:
La Ilíada, Homero, Góngora y los versos espontáneos.

Era viernes y la guerra estaba en Paz
junto a nosotros

TU PADRE

A veces
tu padre se te muere
a principios de semana.

Es lunes.
Tú ya sabes

de la muerte.

Te lo anuncian.

Entonces,
uno cede
al contratiempo

y se acostumbra

a casi todo.

La muerte
nos sorprende,

casi siempre,
en mitad
de lo imposible.

A veces
tu padre se te muere

en el invierno.
Es noviembre.

El frío nos congela
la garganta.
Repasas tu memoria,

lo de antes,
lo de ahora,
y, vagamente,
te sorprendes a ti mismo

vacilante,
inconcreto.

A veces
tu padre se te muere.

Y es tan triste,
tan corriente,
tan normal,
tan imposible,
tan fugaz,
tan imprudente,
tan doliente.

Es todo tan cansado

IMPERFECTO

Hoy he mirado tu diario
a escondidas y he roto algunas hojas

que llevo conmigo a todas partes.

En ellas he leído tus traiciones.

Dijiste que me amabas a mí solo

y no era cierto.
Te ves con él casi a diario
y es, por lo que leo, magnífico y hermoso.

Es perfecto y además no fuma.

En el fondo casi lo prefiero de este modo

y enterarme por escrito de todo.
Saber que me engañas
me produce cierta alegría.

Lo esperaba.
Ya tenía ganas de contarte

que a mí me pasa lo mismo:

fumo y soy imperfecto.

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Justo Braga (Urbiés-Asturias, 1959), es periodista y escritor. Escribe poesía casi desde siempre. Ha publicado hasta la fecha tres poemarios: Poemas del apacible interior, La fábula del viento y De todo lo que fue. Escribe y publica algunos relatos y cuentos breves en distintas revistas literarias. Prepara en estos momentos su primera novela: Mi bola de cristal. Es columnista de la prensa escrita diaria (La Voz de Asturias, Informaciones, Diario de León, El País). Como periodista ha trabajado en Antena3, la SER y RNE.  Como guionista ha realizado varios documentales para televisión ( La prensa escrita en Asturias, Retrato de Carlos Bousoño, El teatro asturiano, entre otros muchos) En la actualidad es responsable de contenidos de la Radio autonómica de Asturias y dirige y presenta el programa de entrevistas Vidas publicas, vidas privadas, en la televisión autonómica de Asturias (RTPA).

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Autor: Justo Braga. Título:Todos tus crímenes. Editorial: BajAmar Editore. Venta: Todostuslibros 

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