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5 poemas de Karmelo C. Iribarren

5 poemas de Karmelo C. Iribarren

Karmelo C. Iribarren (Donosti, 1959) creció escribiendo poemas que nadie leía, andando caminos que nadie recorría y rimando a su puta bola. Si hay quien escribe poniendo artificios, él lo hace apartándolos. En Karmelo, como en ciertos paisajes, menos es más. Comienza el poema así, con «Un paquete de Winston, tres cafés y no sé cuántos folios». Sigue como si nada. Poda adjetivos. Le sobra todo. Y ahí, en pelotas, se la juega en tres palabras. Es un trallazo desnudo. Sabes que ha llegado a traición al hueso porque toca el tuyo.

Karmelo nos recuerda que no solo somos las cosas que nos pasan, sino sobre todo las que no nos pasan. Somos los trenes que no cogimos. Los amores que no tuvimos. Las veces que preferimos quedarnos quietos. Esa noche en que no nos atrevimos. El rato en que preferimos contar hasta diez. Todas esas tardes en que pasamos de largo.

Le debe más a Celaya o a Gil de Biedma que a los críticos que antaño le negaban todo. No es amigo de pintar la mona. Mira mucho al mar. Cambiaría algunos versos biográficos. Es lija y es seda. Y yo conozco a una legión de nuevos (y viejos) lectores de poesía que lo llevan siempre a mano como si fuera un desfibrilador.

(Pedro Simón)

5 poemas de Karmelo C. Iribarren

ESO ERA AMOR

Te veía
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como solo tú miras
a los ojos: rompiendo
el calendario.

Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;

y no sabía
a quién
darle las gracias.

EL AMIGO

Llora cuanto quieras
sobre mi hombro,
desahógate,
cuenta conmigo
para lo que te haga falta.

Pero no te equivoques,
no soy mejor que él:

le envidio
cada una
de tus lágrimas.

TORMENTA DE VERANO

Para José Fernández de la Sota

Están cogidos de la mano,
en silencio,
bajo los soportales.

El niño mira su columpio,
muy triste,
bajo la lluvia,
y no lo entiende.

El padre mira al niño:
es la vida, hijo
—quisiera poder decirle—,
y no ha hecho más que empezar.

LOS DÍAS NORMALES

Para Vicente Llorente

Llegan
y se van sin hacer ruido
—como buenos
clientes—,
luego el tiempo
los confunde en la memoria,
y ya ni sabes
si aquel lunes era jueves
o al revés.

Que no te engañen,
no son tan poca cosa
como parecen:
suelen poder

con el amor.

EN EL ÚLTIMO BAR

Y qué pasó
entonces.
Pasó una mujer.
Pero qué pasó.
Que era
de las que nunca
terminan
de pasar.

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Autor: Karmelo C. Iribarren. Título: Poesía completa (1993-2019). Editorial: Visor. Venta: Todostuslibros y Amazon

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