Pocas escritoras tuvieron una vida tan dura, y a la par triste, como Marina Tsvietáieva. El siglo XX pasó por encima suyo como una apisonadora y todo ese dolor quedó reflejado en su poesía. Esta edición bilingüe de La amiga, a cargo de Reyes García Burdeus, reúne los poemas dedicados a la escritora y crítica de arte Sofía Parnok.
En Zenda reproducimos cinco poemas de La amiga, de Marina Tsvietáieva (Pre-Textos).
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PEREZOSA para vestirse,
y para levantarse del sillón
— Pero cada día por venir
¡habría sido feliz de mi felicidad!
Sobre todo la turbaba
caminar tan tarde en la noche y el frío.
— Y cada hora por venir
¡habría sido joven de mi felicidad!
Usted ha actuado sin maldad,
inocente e irremediablemente.
— Yo he sido su juventud,
que pasa sin detenerse.
25 de octubre de 1914
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DE noche, sobre los posos del café
llora, con la mirada hacia Oriente.
La boca inocente y flácida,
como una flor monstruosa.
En breve la luna — joven y sutil —
sustituirá al alba resplandeciente.
¡Cuántas peinetas
y anillos te regalaré!
La joven luna entre las ramas
no protegerá a nadie.
¡Cuántos brazaletes, cadenas
y pendientes te regalaré!
¡Como bajo una pesada crin
las brillantes pupilas relucen!
— ¿Tus acompañantes están celosos?
¡Los caballos purasangre son veloces!
6 de diciembre de 1914
***
BAJO el sol todos los ojos — son ardientes,
un día no es igual al otro,
te lo digo en caso
de que te traicionara:
Cualesquiera que fueran los labios que yo besara
en la hora del amor,
a quienquiera que yo hiciera un apasionado jurament
en la oscuridad de la medianoche —
vivir, como la madre le ordena a su niño,
florecer como la florecilla,
jamás, a ninguna parte,
dirigir la mirada…
¿Ves esta crucecita de ciprés?
— La conoces bien —
todo se despertará — ¡si silbas
bajo mi ventana!
22 de febrero de 1915
***
HAY nombres como flores sofocantes,
y hay miradas como llamas danzantes…
Hay oscuras bocas sinuosas
con ángulos húmedos y profundos.
Hay mujeres: — sus cabellos como un casco,
sus abanicos desprenden olor a sutileza y a muerte.
Tienen treinta años. Y ¿para qué?
¿Para qué quieres tú mi alma de niño espartano?
Día de la Ascensión, 1915
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QUIERO interrogar al espejo,
donde se hallan la niebla y el tenebroso sueño,
y sonsacarle — adónde se dirige
y dónde está su refugio.
Y veo: el mástil de la nave
y usted — en la cubierta…
La veo en la humareda de un tren… Los campos
se revisten de un lamento vespertino…
Los campos al atardecer cubiertos de rocío,
sobre ellos revolotean los cuervos.
— ¡Le doy mi bendición
donde quiera que se halle!
3 de mayo de 1915
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Autora: Marina Tsvietáieva. Traductora: Reyes García Burdeus. Título: La amiga. Editorial: Pre-Textos. Venta: Todos tus libros.
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