Eddie Felson fue un jugador de billar norteamericano a quienes muchos recordarán por las evocaciones que de él hizo Paul Newman en películas como El buscavidas y El color del dinero. Pues, bien, ahora es Sandro Luna quien rinde homenaje a su figura con un poemario que mereció el VII Premio Internacional de Poesía Jorge Manrique.
En Zenda reproducimos cinco poemas de La noche que a Eddie Felson le rompieron los dedos (Menoscuarto), de Sandro Luna.
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Rock and Roll
(No hay escapatoria)
Nowhere to run to, baby.
Nowhere to hide.Martha Reeves and The Vandellas
A Genaro Romero
De pronto se entra en mí,
contenida, una voz
más amarga que dulce, más doliente
que hermosa, es como un sol
repentino o un espíritu.
Y un rosario de luces
que es más sangre que vena,
que es conjuro o conciencia
más que atento rocío.
Porque vienen a mí
de repente, esas tardes
de un sábado cualquiera
y me arrancan los ojos.
Y porque tú me llamas
yo me imagino a Dios
persiguiendo palomas como un niño.
***
A doble o nada
(Eddie Felson y Sarah Packard se conocen
en una vieja estación de autobuses)
Me veo en el mundo absorto por las cosas
como la tinta por el papel secante; pero, de repente,
la mirada del otro me saca de mi mundo.Jean Paul Sartre
Sobre la mesa caen
unas hojas pequeñas y amarillas.
Están llenas de luz,
como si el sol quisiera
recibirse en mis manos
cuando las acaricio.
¿Qué vemos cuando vemos?
¿Y al mirar quiénes somos?
Yo sé que el corazón
contiene la certeza que aniquila
con su golpe de fe
el mundo y sus preguntas.
Acaricio mi suerte,
estas hojas pequeñas.
Y me juego la vida en esta mano.
***
Y con vino luego sanaba
(Sala de espera)
Yo ya sé que nos vemos
como en esos espejos que tienen
los centros comerciales.
Qué lejos de nosotros nos parece
estar ahora.
¡Y que haya en este mundo
los que huyen de sí mismos por no verse!
Al mirarme me busco,
pendo del lagrimal.
No sé escribir su olor,
no se podría.
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A Pinaza
Me dejo llevar como huésped allí
donde me arrastra la tormenta.Horacio
Mi boca sabe a tierra
mojada y a pinaza,
a adormidera,
a hierba alucinógena,
a vena y a vacío,
a cicatriz y a senda y a catéter.
Con las piedras me junto
y respiro tan fuerte
que parece que el pecho se me rompe
y escucho mis costillas esparcidas.
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La muerte es caridad
Recuerdo que, en mis ojos, al principio,
se abría, más que el frío,
un fuego anticipado.
Era vivir la muerte.
Me abría las pupilas con paciencia
una luz cirujana
para entregarme al mundo.
Entonces pude ver
que los ojos son manos
asomadas al vientre
de la misericordia.
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Autor: Sandro Luna. Título: La noche que a Eddie Felson le rompieron los dientes. Editorial: Menoscuarto. Venta: Todostuslibros.
SANDRO LUNA (L’Hospitalet de Llobregat, 1978) residente en Esplugues de Llobregat es profesor de instituto de Lengua y Literatura castellana y Filosofía. Ha publicado los siguientes libros de poesía: ¿Estamos todos muertos? (Pre-Textos, 2010), Eva tendiendo la ropa (Pre-Textos, 2015), Casa sin lugar (Canto y cuento, 2018), la plaquette Fuego de San Telmo (Banda legendaria, 2020) y El monstruo de las galletas (Hiperión, 2020). La noche que a Eddie Felson le rompieron los dedos (Menoscuarto, 2024) es su último poemario publicado hasta la fecha.
Endulzan te poetia