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5 poemas de La sombra de Drácula (Antología de poemas vampíricos)

5 poemas de La sombra de Drácula (Antología de poemas vampíricos)

En palabras de W. B. Yeats: «El escritor debe morir todos los días de su vida y renacer en la forma de un ser incorruptible». Es decir, para el premio Nobe irlandés, el poeta lleva la misma vida de un vampiro, aunque pueda tomar el sol impunemente y no sienta terror al pisar terreno sagrado. Después de bucear en la extensa nómina de los no muertos, aquellos personajes misteriosos a la sombra de Drácula, pese a que algunos nacieron antes que el aristócrata transilvano, Antonio Lafarque ha realizado una extensa selección de poemas vampíricos escritos en español por autores de varios países. Los ha agrupado en tres secciones: «Vampiros históricos», «Vampiros anónimos» y «Poetas vampiros». Están escritos con la misma sangre que dio vida a los mitos y superan con creces la estaca de la crítica.

Zenda comparte seis de los poemas que integran La sombra de Drácula (Reino de Cordelia).

***

YOLANDA PANTIN

Soliloquio del vampiro

Siento el pavor de la belleza;
¿quién se atreverá a condenarme?

J. L. Borges

—¿Cómo puede lo bello
estar tan cerca
que pueda yo extender
los brazos y tocarlo

y más aún querer nombrarlo
darle voz a un sentimiento
pretérito y confuso
más allá de la vida de dios
de todo?

Yo tendría que mirar
solamente la belleza
contemplar lo que a los ojos
semeja lo divino
el misterio de la vida
aquí a mi lado

Es todo lo que quiero
y es tan triste
como una sonata
de Brahms para cello
música profunda

doblemente profundo
el sollozo del alma
que al fin en el cuerpo
encuentra su espejo

Yo he sentido el deseo de morir
con sólo verte
y estaría saciado

Sólo quiero mirarte

pero voy a tus labios
también para besarte
siguiendo un impulso
de niño
que no mide sus actos

Sólo quiero besarte
como a un ángel se besa

rozando los labios

Y luego
—al cerrar las puertas—

«te deseo la muerte
belleza
para que nada exista»

Los bajos sentimientos, Caracas, Monte Ávila, 1993

***

LUIS ALBERTO DE CUENCA

Me acuerdo de Bram Stoker

Cuando el mundo era joven, cuando tierras y mares
estaban aún formándose en el limo primero,
cuando el aire empezaba a surgir de la escoria
elemental, entonces, cuando los dinosaurios
eran sólo un proyecto en la mente divina,
alguien puso en mis manos una edición de Drácula,
la novela de Stoker, con prólogo de Pere
Gimferrer, mi maestro (junto con Pound, Cirlot,
Rubén Darío, Borges y muchísimos otros
nombres que ahora no vienen al caso). Todavía
no puedo describir lo que sentí leyendo
un libro tan hermoso, aunque fuese en aquella
edición descuidada e incompleta de Táber.
Al leerlo, se abrieron las puertas del abismo
para mí, de un abismo en el que florecían
las rosas inmortales de la imaginación,
los lirios del estilo y de la inteligencia;
de un abismo de sombras ancestrales y mágicas
por el que daba gusto perderse y despeñarse;
de un abismo en que Bien y Mal no eran tan sólo
conceptos antagónicos, sino también, y al mismo
tiempo, el haz y el envés de una misma moneda.
Tantos años después, recuerdo mi lectura
primigenia de Drácula, mientras siguen aullando
los lobos de la angustia y del aburrimiento
ahí fuera, mientras vierten noche oscura en el alma
los vampiros del mundo, la carne y el demonio.
Tantos años después, me acuerdo de Bram Stoker
y brindo por su Drácula con la sangre que brota
de la herida del tiempo que ha pasado.

***

JULIO CORTÁZAR

Soneto gótico

Esta vernácula excepción nocturna,
este arquetipo de candente frío,
quién sino tú merece el desafío
que urde una dentadura taciturna.

Semen luna y posesión vulturna
el moho de tu aliento, escalofrío
cuando abra tu garganta el cortafrío
de una sed que te vuelve vino y urna.

Todo sucede en un silencio ucrónico,
ceremonia de araña y de falena
danzando su inmovilidad sin mácula,

su recurrente espasmo catatónico
en un horror final de luna llena.
Siempre serás Ligeia. Yo soy Drácula.

***

JOSÉ ANTONIO MESA TORÉ

Negras cavilaciones en la luna de miel

(Furanafushi, Maldivas, 2001)

La primera luna después del matrimonio
es de miel y las que le siguen, de absinto,
o amargas, como el acíbar.

Proverbio árabe

Nuestra choza era una isla a la orilla de la isla:
bajaba la escalera desde el sueño hasta el agua.
Cogidos de la mano —cada día indolente el mismo día—
tardábamos apenas quince, veinte minutos
en recorrer la playa, sus arenas albinas, sus anillos turquesa.
Justo el doble de tiempo que emplean los murciélagos
cuando al atardecer, en sus ceremoniosos vuelos curvos,
espulgan de los árboles la codiciada fruta.
Con el sopor del vino, la noche abarloaba
tu cuerpo junto al mío,
promotora de estrellas, y besos, y caricias,
(y de lo que no cuento);
era el mar un dulcísimo gemido
arrastrando en el fondo de la cama corales, caracolas,
el ruido de los labios cuando con desmesura
su soledad golpean.
¿Quién no vendiera el alma por ser de semejante paraíso
desmemoriado náufrago?
Pero, en exceso, la belleza aburre
como puesta de sol mil veces contemplada.
Muy pronto nuestros sueños se habrán de destejer
para tejerse luego, no ya con estos hilos
de luminosa seda, sino con los más ásperos y oscuros
del amor que se pierde en la tormenta.
Esta copa de vino que te ofrezco
es frágil, transparente, densa como mi vida
pero no está en mi mano
asegurar que no haya en ella algún veneno.
El día de mañana no te extrañe si duele,
en tu cuello o en mis venas, la señal incisiva del vampiro.

Exceso de buen tiempo, Madrid, Visor, 2017

***

IOANA GRUIA

Canción del deseo vampiro

Encabritadas brasas,
lenguas de fuego, lentas
lenguas de sal y fruta,
tribales lenguas, carnes
que enloquecidas bailan
danzas de brujería,
brasas, lenguas y carnes
un rito negro piden,
y a dentelladas muerde
vampírico el deseo.

—————————————

Autor: Antonio Lafarque (ed.) Título: La sombra de Drácula (Antología de poemas vampíricos). Editorial: Reino de Cordelia. Venta: Todos tus libros.

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