5 poemas de Leonora dentro, de Josefina Aguilar

Josefina Aguilar Recuenco se alzó con el XLII Premio Leonor de Poesía, otorgado por la Diputación Provincial de Soria, gracias a un poemario, Leonora dentro, que trata de introducir al lector en los recovecos de la locura que llevó a la pintora surrealista Leonora Carrington a ser ingresada en un sanatorio de Santander.

En Zenda reproducimos cinco piezas de Leonora dentro (Diputación de Soria), de Josefina Aguilar.

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El abrigo del hijo le queda bien al padre El abrigo del padre no le queda bien al hijo  El frío es eso  Un animal descendente  Descendente ladera abajo el frío es el animal que busca guarida en la misericordia de ser nieve  Aquella noche conocí la misericordia de ser nieve y ya nunca más tuve frío  No a que el frío tome cuerpo La nieve es miembro de otra cosa Cuando ya no se soporta más  Cuando ya viste al padre y el rostro de atrás del padre y el humo púrpura del padre la nieve llega  La distingues del blanco entre los oficios de la yegua blanca que mueve los rastrojos húmedos y no se mancha  Me hice potro tras la nieve que vino a salvarme Ese potro blanco era yo  Mamá, ese potro blanco hijo de la nieve, en el hocico de la nieve, en el hocico de la noche nieve, en el hocico del mundo, olfateando el bosque dentro de mí, deshaciendo la eternidad del blanco, en el olor que desprende un potro blanco Ese tártaro era yo  El sanatorio fue un laberinto con piel de padre, su no aullido en mi lobo Un sanatorio de mujer que hice santuario del potro blanco  Soy todas las cosas blancas que pasaron por el frío

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Ir desnuda para escapar   Ir descalza  Pesa menos el bosque cuando está vacío de árboles  y lleno de savia  Para ellos yo soy la conífera 23 En el catálogo del sanatorio soy la conífera 23, el árbol andrógino que puede dar a luz un bosque en tres días de gestación  Yo he visto a dos árboles besarse de puntillas  He visto a dos árboles amarse en los pasillos del pabellón Covadonga  Los he visto amarse creyendo que eran humanos y que nadie los veía  Dejaban caer sus hojas que después barrían los guardianes y  las quemaban, quemaban  restos de besos y ardían como carne de loco Aquí dejan que los árboles hagan lo que quieran porque ellos no ven árboles donde yo veo bosque  Les dejan acostarse en la misma cama los sábados pero yo no puedo amar a un solo árbol  Llamo a todas las coníferas a mi cama Una orgía de bosque puede arder de blanco  Ellos dejan que pasen la noche conmigo Mi cama se hunde de bosque Ellos creen que mi bosque está sujeto por sus débiles camisas de fuerza

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Rimbaud vino a verme y me trajo un hueco de mar en la garganta Me dijo, trágalo, es la eternidad

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Llevo mi nombre hasta el final del pasillo y lo dejo vigilar por mis letras L e o n o r a El temor tiene un traje oscuro que doblaré mañana como si las manos de mi madre hubieran vaciado el bosque  Pruebo a decir mi nombre en el bosque Digo mi nombre en el centro del bosque Veré las cabezas de los árboles rodar Las llamo mientras talan Me escuchan los troncos de los astros  Los troncos que no dan a luz Sólo da a luz la oscuridad

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París era una gota de frío   El árbol ciego se vino a casa   Durmió allí, le dimos la mejor cama     Le dimos la sombra ahuecando el frío de la sombra le dimos sombra

Pasó la noche y el árbol no estaba  Buscamos, nos buscamos en el bosque  Tu brazo mi pierna todo era una axila de verde, su copa que nos quedaba tomaba el musgo de rozar la piedra con el tiempo y con la glándula del tiempo Y el tiempo se vino a casa y durmió en la cama del pino, con huella de haber pasado todo el bosque por casa  Nos sentamos La ventana herida no dice nada y nosotros le leemos tu libro de nuca en el libro de las cosas donde cabe todo excepto esa página, del medio, nos extraemos, cerramos el libro, la ventana,  nosotros Dentro el bosque nos pide cuerpo En el sanatorio no nos ven Creen que somos parte del bosque

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Autora: Josefina Aguilar Recuenco. Título: Leonora dentro. Editorial: Diputación de Soria. Venta: Todostuslibros.

BIO

Josefina Aguilar Recuenco (Almería, 1971) es profesora de Enseñanza Secundaria y prolífica autora de poesía. Entre sus poemarios publicados se destaca Aubade (Huerga y Fierro, 2023), Papá, Hiroshima no me deja dormir con prólogo de José María Zonta (RIL Editores, 2022), Fantasmas de la Atlántida con prólogo de Miguel Ángel Curiel (Amargord, 2022); o Agni Inga Gani con prólogo de Claudio Rodríguez, (Ars Poética, 2018) entre otros muchos. Además, está considerada como una de las poetas imprescindibles de los últimos años y es llamada a los grandes encuentros nacionales e internacionales de poesía.