Asomarnos a la crudeza de lo cotidiano es un acto valiente. Este poemario son pequeñas escenas de la realidad más áspera que nos acompaña, la que no queremos ver ni sentir: pedazos de vida suspendida, de dolor encerrado, de destrucción lenta; ese mínimo espacio que queda entre lo que se está extinguiendo, lo que se acaba, lo que se va, lo que se pierde… David Vicente lo vuelve hacer, nos azuza con la verdad más dolorosa para mostrarnos el escenario más brutal de la condición humana: el desgarro de la rutina que todo lo erosiona, el estruendoso paso del tiempo que nos envuelve, el amor perdido, el caos interior, el desastre de la autodestrucción y una absoluta sensación de soledad que nos recuerda que miremos donde miremos estamos frente al espejo.
Zenda publica cinco poemas de Lo que queda entre los restos (Bala perdida).
***
ANODINA RUTINA
Todas las rebeldías adolescentes
se concentran en las menstruaciones de mi hija.
Ansias que aseguran
que todos sus caminos
serán diferentes.
Yo finjo que lo creo,
aunque sé que acabarán
convertidas en coágulos
de frustración
y desengaño.
Peor aún,
en rosáceas manchas
de anodina rutina.
***
EXPECTATIVA
Huele a humedad
entre los muebles de Ikea.
Ella espera
sola.
Él coloca su pene
dentro
de otra boca
en un luminoso lavabo
de oficina.
***
PARÍS (OR ANOTHER CITY)
París es un hogar de enfermos terminales.
El Sena, semiseco,
huele a muerto
y a sueños de acomodo.
París cuelga postales de la Revolución
cerca de Notre Dame
mientras Notre Dame arde.
Muertos guillotinados
con sonrisas congeladas.
***
AÑORAR LO QUE NUNCA SUCEDIÓ
Añorar los días
que no llegaron.
Los sueños anillados
en los charcos que saltaba.
Los cuerpos no poseídos,
Las resacas no sufridas.
Vislumbrar un futuro conocido,
una esperanza desgastada,
una excusa no dicha,
pero ya utilizada.
Soy lo que queda entre los restos,
dijo el poeta.
Soy los restos de lo que nunca logre ser,
añado.
***
LA DEMENCIA DE MI PADRE
Empujo la silla de ruedas
en la que, desde hace un par de días,
se desplaza mi padre
por los pasillos de hospital.
La empujo mientras corro.
Luego la suelto
a lo largo del pasillo.
Repetimos
una y otra vez,
una y otra vez.
Su demencia ríe a carcajadas.
Es domingo.
Una mañana de domingo soleado.
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Autor: David Vicente. Título: Lo que queda entre los restos. Editorial: Bala perdida. Venta: Todos tus libros, Amazon y Casa del Libro.
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