Lorenzo Roal acaba de publicar su primer libro de poemas, Última noche (Sonámbulos Ediciones, 2021). Javier Almuzara escribe en la contraportada: «Con una voz medida y comedida, propia de la pública confidencia, su poesía busca en el ámbito doméstico y las referencias pop el espacio simbólico de la intimidad, sin renunciar al retrato enmascarado del monólogo dramático o a la reflexión bienhumorada sobre la propia tarea».
TU DUCHA
La cotidianidad del Amor Eterno.
La Casa Azul
A veces se me agota la paciencia:
ya te he dicho que arregles
la presión de tu ducha, que le cambies
el cabezal, que ya está medio roto,
que compres una alfombra para no resbalarnos.
Todo esto tengo que aguantar
cuando estoy en tu baño y, sin embargo,
tiene también ese jabón que huelo
en tu piel cada día.
No importa que tu ducha sea pequeña
o vieja, porque es tuya
y con eso me basta.
BIOGRAFÍA FINGIDA
Y de todos los cuerpos que una vez amé,
aunque fuese un instante.
Jaime Gil de Biedma
Ya es la tercera vez que nos cruzamos
de la que yo me subo y tú te bajas
del autobús, me siento
y escribo otro poema: los primeros
cafés después de Tinder, conocerse
con los ojos cerrados, un te quiero
que dije con confianza y tú dudaste
por el miedo a tus padres, tantas fotos
en sitios tan distintos
—y aún nos debemos viajes—, la primera
casa en la que vivimos, la segunda,
ya seis años, dos gatos y un posible
hijo en lista de espera.
Me imagino
esta perfecta historia en la que nunca
me subo a un autobús y está mirándome
un hombre dulce con sus ojos jóvenes,
que no acaba manchada de vergüenza
y algunas otras tintas con que finjo
amarte igual,
aunque sea otro cuerpo.
CUALQUIER NOCHE
La noche había al fin
cedido su negrura al cielo y otro
día se terminaba cuando un joven,
delgado, delicado y atractivo,
volvía hacia su casa
con la fortuna escrita en su sonrisa,
la mirada brillante y el aspecto que deja
la súbita fiereza del amor.
Pero la suerte siempre es agridulce,
y en el silencio oscuro habita el odio:
—Fíjate, adónde va el mariconcete?
El joven fuerza el paso.
—Acaso no nos oyes, asqueroso?
—Hace un rato seguro que tenías
la boca bien abierta. —No te escapes.
Le agarran por el hombro, le rodean.
—Dejadme, yo no os he hecho…
El primer puñetazo
le deja sin aliento y el siguiente
con una muela menos. Entre risas
y gritos de odio, brutos y salvajes,
ocultos en la oscura noche ocultan
sus miedos y sus iras en la carne
de un joven que ha perdido la fortuna
y en menos de una hora mucho más.
Te habían avisado, Joaquinito,
la noche es peligrosa para alguien como tú,
escóndete y con mucho disimulo
dedícate a tus cosas sin llamar la atención
de los que nunca van a comprenderte.
Como esta noche, oscura la ironía:
un joven se desangra
a las puertas de un bar llamado Paraíso,
con la sonrisa escrita en el asfalto
oscuro, oscura sangre, oscuro el último
suspiro, oscuro y doloroso,
con el que —oscuro— abandona la vida.
PLANES
La peluquera
desliza el peine afable
mientras repaso las promesas rotas
de los últimos meses y Bisbal
canta algo de perdóname en la radio
y un hombre de cincuenta años explica cómo
él usa TripAdvisor (y pronuncia
tripadváisor, las clases que se noten)
para comparar precios en sus viajes;
a lo que el peluquero le responde
que tuvo no sé qué problema usando Booking,
pero en una llamada
se lo pudieron arreglar en cinco,
en diez minutos, dice.
Claro, así se consigue
la fidelización, habla el cliente
al que le cobran doce con ochenta
por un corte de pelo y media hora
de entendimiento pequeñoburgués.
Yo vuelvo a mis promesas incumplidas,
enumero:
la visita a Madrid, el musical,
el viaje a ver a Luis, el breve pero intenso
paseo por Castilla —un saludo de vuelta—,
la parada en Cantabria,
todos esos destinos que por falta
de dinero o de tiempo
no he podido cumplir pero quería
y me pregunto si
en estos veinte años que me quedan
para alcanzar al hombre que se corta
el pelo ahora a mi lado
perderé toda gana e intelecto
y acabaré en una peluquería
comentando procedimientos para
abaratar algún cochino euro
en mis viajes futuros, me pregunto
si serán esos los únicos temas
que queden por hablar con mis amigos
y con mi peluquero cuando
ya lo haya dicho todo. Acaso puedo
agotar mi baraja en estos años?
Acaso lo que escribo, lo que cuento
se volverá pesado y solamente
sabré hablar de sandeces?
Y acaso esas sandeces me serán relevantes?
Me miro horrorizado en el espejo.
Es un corte excelente.
Son doce con ochenta, muchas gracias.
UN AVISO TARDÍO AL LECTOR
Que tenemos que hablar de muchas cosas.
Miguel Hernández
Lo que vas a leer —lo que has leído—
son ficciones ad hoc para causarte
una impresión, un shock, un dolor breve.
No lo tomes a pecho,
cuando pases la página esta pena
se quedará aquí escrita y ya ninguno,
ni tú ni yo, la sufriremos más.
Y a lo mejor con suerte
sacas alguna idea, subrayas algún verso,
haces una reseña o solamente
una pequeña reflexión privada.
Yo no busco la lágrima, yo escribo
tan solo para comprender un poco
y aquí se queda por si te interesa
acompañarme.
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Lorenzo Roal (Oviedo, 1992) es maestro, cantante, editor, traductor y poeta. Como maestro lleva varios años enseñando inglés en diferentes escuelas de Asturias. Como cantante forma parte de diversos coros desde hace más de quince años. Como editor, gestiona los proyectos de Ediciones Maremágnum desde su fundación en 2014. Como traductor acaba de publicar una antología de Emily Dickinson, Abrir mis breves Manos ampliamente (Impronta, 2021). Y como poeta ha publicado la plaquette Trabajo pendiente (Cuadernos Heracles y Nosotros, 2017) además de poemas y otros textos en varias revistas españolas y en las antologías Piel Fina (Maremágnum, 2019) y Los Últimos del xx (Luna de Abajo, 2020).
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Autor: Lorenzo Roal. Título: Última noche. Editorial: Sonámbulos edicones. Venta: Todostuslibros y Amazon
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