Nerea Delgado ahonda en estas páginas en el vértigo del amor y la nostalgia, en el bello peligro de empezar de nuevo «solos o en compañía» a pesar del miedo y del pasado, que nos ponen en alerta pero no nos frenan.
Zenda adelanta cinco poemas de Hijos del invierno (Aguilar).
***
HABLAR
Me gustaría mirarte en silencio,
como si las palabras no existieran
y sólo tuviésemos estas manos
para decírnoslo todo.
Y yo quiero contarte tantas cosas.
***
LA LLEGADA
Apareciste haciendo ruido
y sin esperarte,
como cuando te quitas los vaqueros
y caen al suelo las monedas.
Así viniste,
cambiándome los planes,
erizándome la piel
como una canción antigua.
Entraste en el bar
esquivando a jóvenes de pantalón corto
y a adolescentes que descubren la cerveza.
Y, tras de ti, un huracán fuerte.
Llegaste tropical y acertado.
Necesario.
Un azul de repente.
Nunca había estado tan cerca del mar.
Caí.
Me hundí hasta el fondo.
Y respiré tan profundo
como al terminar de leer un buen poema.
***
BESOS Y MADRUGADAS
Desde mi ventana se ve tu casa.
Allá, no tan lejos, color rojizo,
como un atardecer de frío.
Es de noche y la farola parpadea.
Sabes que estoy mirando tus balcones
y enciendes una luz.
Y yo entiendo que eso es
como abrazarme en la cama,
como un beso en la comisura.
Una pequeña esperanza.
***
UNA NOCHE SIN LUNA
Bastó una noche sin luna
para comprobar que unos ojos así
no se buscan.
Aparecen de repente,
en mitad de una plaza,
en las madrugadas oscuras,
iluminándolo todo.
O a la luz del mediodía,
mientras ensaya la orquesta.
O en la ventana baja de una casa
donde crecen los geranios y las uvas.
Aquella noche sin luna
estuvimos hablando un buen rato.
Y digo «bueno»
porque de verdad lo fue.
Si quieres nos olvidamos.
O apostamos todo
y vemos de qué somos capaces juntos.
***
MI SITIO
La mecedora se balancea bajo el cerezo.
A media tarde suena alta
una canción de Labordeta
y siempre hay una manta doblada
en el respaldo granate del sofá.
Agosto esparce su sol por los campos
como mantequilla en la tostada.
Octubre devuelve el aliento
cuando atardece.
La luna asoma puntual tras la montaña
y camina y camina
hasta que desde lo alto nos arroja una cuerda.
Tú preparas la merienda
entre semana,
yo escribo versos
con mala letra en la pared.
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Autora: Nerea Delgado. Título: Hijos del invierno. Editorial: Aguilar (Colección Verso & Cuento). Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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