De este poemario y de la labor poética desarrollada por su autor, ha dicho el poeta Corredor-Matheos, que ofrece el testimonio de una visión amplia y justa, a menudo minuciosa, como corresponde al jurista en la vida cotidiana que es verdadero poeta en todo momento. Estamos ante una poesía marcada por la observación del acontecer cotidiano y, también, por la trascendencia. En definitiva, una visión lúcida de la realidad, de honda expresión poética, que nos presenta la progresiva maduración de un poeta que merece atención. Se trata, en definitiva, de una obra articulada en coherencia con lo esencial de la poesía, donde el autor profundiza, depura y acentúa su perfil personal, un tanto excéntrico y poco convencional.
Zenda comparte cinco poemas de Nunca supe nada, de José Ángel Marín.
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Espiral
Hay días en que me duele
la cal de los huesos,
en que el desaliento se instala
y hace campamento.
Hay mañanas en que busco un sumidero
que se trague los miasmas de mi cuerpo.
Hay días que soy presa de membranas
y de harapientos reptiles hambrientos.
Son jornadas en que abandono mi puesto
de guardián de eclipses.
Son mañanas en espiral cotidiana,
de hiel, vinagre y círculos concéntricos.
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Patria
La patria que añoro
es una alberca
rebosante de agua,
una pileta repleta de ovas
en medio del soto.
Soy nativo de esa charca
donde la primavera no finge,
de una poza al abrigo de la fronda
donde flotan versos y saltan las ranas.
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Ventolera tras el cristal
Desde aquí veo como asciende.
La contemplo elevarse en espirales,
vestida de su caos de papelillos y hojas secas.
Se arremolina y acicala,
se apodera de mi calle
y la recorre en torbellinos.
Traspasa el vidrio de mi ventana
y me arrastra hasta los tejados.
Ya estoy fuera, allí arriba,
en su cómplice azotea,
convertido en un bulano
en un trozo de nube rota.
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Noche densa
Noche densa
de sábanas dolientes
y remotos perfumes
de hembra.
Noche densa
de amor extenso
y poros abiertos
a la espuma.
Noche insomne
velando armas
de derrota.
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Connivencia
En este mundo autista
sojuzgado de tecnologías
luce el triunfo planetario
de los tiranos rampantes
y sus disfraces mesiánicos.
Medran ellos y sus clientelas
mientras caen los discrepantesdesde la Roca Tarpeya.
Río abajo vemos flotar sus cuerpos
ya mudados en cadáveres azulados,
como troncos a la deriva,
medio sumergidos,
como buzos sin brazos
a los que peces voraces
muerden los ojos
a dentelladas de ignominia.
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Autor: José Ángel Marín. Título: Nunca supe nada. Editorial: Carena. Venta: Todos tus libros.
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