Óscar Díaz (Langreo, Asturias, 1997) es graduado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, donde actualmente realiza su tesis doctoral. Ha publicado tres poemarios: Rosa hermética (Colección Literaria Universidad Popular, 2015), que mereció el XI Premio Nacional de Poesía Joven «Félix Grande», El sentir. Poemillas del ahora (La Isla de Siltolá, 2016) y En el principio era América (La Isla de Siltolá, octubre de 2020). Ha colaborado con publicaciones como Anáfora, Heterónima, Oculta Lit, Maremágnum o Años diez. Sus versos se incluyen en las antologías Nacer en otro tiempo (Renacimiento, 2016), Los últimos del XX. Antología de poesía 1980-1997 (Luna de Abajo, 2020) y, traducidos al portugués, en Por falar contigo (oito poetas asturianos) (Edições Colibri, 2019).
NIÑOS LUCHANDO
A Alejandro Fernandi
La calle se llamaba Niños Luchando, por un instante pensé
en los platos dispuestos en verano en una mesa caballete
donde se enfriaban mientras nosotros desembarcábamos
con la simplicidad bien estudiada, si lograse la axiomática
darnos la prueba de que existe Dios sin salirse de los márgenes
de la invención, que ha de ser suave, adecuadamente vacía
como toda la belleza del mundo, el desembarco con el sol
aguerrido y cotizado, cuando su ausencia haría tambalear
la invención, que nadie jamás podría recuperar porque no
jamás había sido convenida, se desarrollaba naturalmente
y por ello naturalmente aguardaba su momento de corrupción,
que marcaba la hora de la comida, la muerte de Antonio,
aunque en el desembarco el muchacho guardaba la exacta fortaleza
sin arquitectura, un joven soldado de boca cerrada y gorra
despegada por su posición tumbada, no sé si de sueño o guerra
igual que las resistencias ambulantes de un tiempo distinto
Les parfums ne font pas frissonner sa narine;
Tranquille. Il a deux trous rouges au côté droit.
adelante, puedes formular esa pregunta vasta, pero no juro que lo sepa
el desembarco de los niños luchando promedió
años de duración en la góndola del tiempo
y algunas canciones que hoy nadie recuerda
porque no puede recordarse
la fantasía que no ha sido convenida.
(Inédito)
SI ESTUVIERA ENCERRADO EN LA TORRE DE UN CASTILLO
Te he escrito porque te echaba de menos.
CARIÑO, 🙁
Cur scribam, docui.
Cur mittam, quaeritis, istos?
Vobiscum cupiam quolibet esse modo.
OVIDIO, TRISTES, V, I.
He abrazado a mi padre con un cuenco
de mendigar entre las manos
luego examinando con atención lo que yo era
y el corazón de leche con los dientes de leche
todo vestido en blanco
sobre la cama
cubierta por los mirtos
en algún momento empezamos
a jugar
las palabras se encuentran en mis dientes
de leche
el perro no ladraba
si estuviera encerrado en la torre de un castillo
habría perros que jamás ladraron
ahora me he quedado solo
porque están en los pisos superiores
si estuviera encerrado en la torre de un castillo
a caballo te llevaría
una carta
llena de sólidas palabras
que tú mismo podrías comprobar
se repite una imagen
me afecta doblemente la felicidad
o bien porque recuerdo en pasado su contacto
o bien porque en presente la distancia me la niega
no lo he abrazado
he estado mendigando con mis dientes
de leche
dientes de leche que ya se han caído
tengo el cuenco vacío de palabras
si una sirena con pelo orgulloso
no sabe suturar
un océano entero
¿Por qué te llamo por skype, preguntas?
Porque deseo estar contigo de algún modo
(Inédito)
DEL REGALO DE LA ESCRITURA
Hay quien su oficio halla en falsificar
y asiste a una reunión donde resulta decisivo
su mundo, colocad un anillo y retiradlo
al fuego de los días.
El mar no significa nada
después de descubrirlo
y, sin embargo, dura;
no, tampoco aquella montaña
significa nada
y, sin embargo, dura.
Que no cambien las cosas que aparecen
si de aquí he de extraer algún motivo
para escribir ya sin las cosas,
pensar, así, ya sin las cosas
acogido por una ciencia joven
la ciencia de las cosas que se abstienen,
la ciencia de las cosas que campan a sus anchas.
(De En el principio era América)
LECCIONES DE LI BAI
no te daré el veneno mortal sino esta voz
que actúa por ausencia
su sonido no sirve para escribir poemas
así que no te esfuerces tanto
basta con que comprendas que la lluvia
no es diferente de pensar
aunque estés distraído
(De En el principio era América)
PIENSO SUS CUERPOS
Retrato de Durero
Pienso sus cuerpos porque tengo cuerpo.
Barbara Holper retratada, piel
que siento con imágenes
no como un cuadro sino como un texto
fuera de nosotros,
una ancha y larga turbulencia:
vería los objetos en el agua,
no reflejados, muerte
por agua
y en Egipto medían con cuerdas los terrenos.
Ha compuesto de nuevo el retrato de su madre,
la carne de los párpados, las líneas
inventadas que desencajan la mandíbula,
así ha compuesto el cuerpo de su madre,
ese monstruo visual sin advertirlo:
pese a que no hay profundidad, enseña
profundidad.
Durante
diferentes vivencias componemos
el testigo ocular, que con su voz
quede la madre en gloria celebrada
sustrayéndose al juicio de la muerte.
Hemos durado
verbales y vacíos:
un animal o un hombre tras el árbol,
un animal o un hombre que lo enfrenta
y para verlo
en movimiento el lazo se promulga:
el escondite, forma de olvidarse los cuerpos.
Detener el aceite al deslizarse
en la sartén que pide ya materia,
huele, también podría
ocurrirle lo mismo a mis ideas
con desprecio descritas en palabras,
despobladas jamás sin rectitud
no en la imaginación
sino en la facultad de imaginar.
Pienso sus cuerpos, su perezosa metafísica.
(De En el principio era América)
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