Ha repartido su carrera profesional entre la enseñanza y la creación artística como poeta, pintor y escultor. A continuación reproduzco 5 poemas de Pedro Gandía.
Ascensión a los abismos
Como alada columna de templo ungido a Príapo,
La irisada serpiente, en sonido de liras
Y de flautas, se eleva hasta alcanzar la luna
Y penetra con furia su lúbrico cadáver.
Tensado por el fuego sepulcral, en el ápice
Del más perverso orgasmo, aboca sobre su útero
Una candente esperma de agresivos fulgores
Que ciegan la razón y hechizan los sentidos.
El desnudo salvaje de la noche, violando
La virginal herida que amanece en los cielos,
Impide, con la líquida luz negra de su ser,
Que el cuerpo imaginario sea el cuerpo real.
Batalla última
Abrumador ejército de lanceros embiste
satánica belleza en ajustado cuero.
Los potros se encabritan por su cintura ígnea,
por sus ojos de turbios y anhelantes rubíes,
por sus labios –venero de besos criminales–.
El gímnico celeste afila sus estrellas.
Y, en la tiniebla, grita la pasión de los hierros.
Los hijos de la noche destruyan el poemario.
Jamás haya otra lumbre que el hipnótico espejo
líquido de la pátera
del infernal doncel.
Ni a favor de Platón ni contra ti
Qué más da si quemaste tus días tras ficciones,
si en la arena elevaste tu mundo imaginario,
soñando con tesoros en los golfos de turno.
Qué más da si de noche viste en ellos la vida,
y, a la mañana, no eran lo que ayuda a vivir.
Deja de preguntarte si ha valido la pena
dedicar tantos versos a un tema semejante.
Lo que creías que eran, lo que son, qué más da.
Y qué más da si ahora el sueño no te llega
para reconciliarte con los otros, los míticos,
y rogarles, si tienen sentimientos, que sea
mañana, para ti, qué más te da, un día
distinto,
al fin distinto.
Insistencia de la ilusión
Su ser es ya memoria sin progresión posible.
Un espacio vacío de estado silencioso
que retrae todo signo e idea que lo exprese.
Y todo es divergencia al intentar nombrarlo.
Si dura reducido a línea de ceniza
escrita o reflejada en un espejo roto,
un viento se levanta que niega su sentido.
Y de él queda la duda de una sombra borrada.
Canción a tres voces para una sola vida
Aves blancas
traían
en un carro de rosas
la mañana.
La tarde era una barca
en una mar de púrpura.
Mula oscura,
la noche
por los tejados pasta.
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