“Así es mi vida, mi vida, piedra, como tú, escribió León Felipe, que sabía de versos y de piedras. Caen piedras que se agarran al aire / en busca de su identidad, escribe Javier García Cellino, que sabe de versos y de piedras. Hay versos que se lanzan. Hay versos que tiemblan, agitan, transgreden. Hay versos intifada que se hacen necesarios cuando ser de piedra es el único modo de sobrevivir, de renacer, cuando tener el corazón de piedra es la verdad más sincera, más pura, más sensible, cuando lanzar piedras es lanzar corazones. Así es cada uno de los versos de este poemario: una flor que se difumina entre el puño firme y la espada tronchada”.
(Fragmento del prólogo de Alberto Buitrago Jiménez para Piedras, editorial Bajamar)
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Escribe amor y camina. Escribe Palestina y sigue caminando.
Escribe futuro y piensa en los árboles que colgaban de su ventana en los días de fiesta.
No escribe odio y comba la espalda contra la arena del desierto.
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(1947. El plan de partición)
La poesía es pólvora
que se enfrenta siempre a la pólvora.
Quien narra el poema es un niño
que sujeta el cielo con una mano.
No basta con admirar la excepcional belleza
de la eternidad.
Metamorfosis del poema:
el segador cantará a las provincias
con rostro de cordero.
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(Rezos en la Explanada de las Mezquitas)
El profeta que segará las cautivas convicciones. El yunque de lealtades que saluda los pasos del hombre desnudo. Los oscuros astros cuando se inclinan para morir.
En el límite de todas las revoluciones se encuentra siempre un testigo huérfano.
Furiosos tiempos en los que a la Historia solo le cabe concluir su relato moral.
Cuando por la fuerza se retiran las armas, el poeta queda solo en mitad de la batalla, sin más compañía que su viejo laúd y una débil coartada de futura firmeza.
Abalanzarse sobre el sol naciente para eliminar los falsos prejuicios mientras llega la victoria definitiva.
Pernoctar en el pensamiento erizo hasta llegar a conocer la verdadera destreza del enemigo en el combate (táctica).
Embriagarse en la noche excepcional del sufrimiento. Saludar el látigo celeste que replica a los cazadores furtivos. A la porfiada voluntad que reconduce la gravedad del mundo hacia su último destino, darle la mano (estrategia).
Si me preguntan de qué país provienen mis huesos, responderé: Palestina (táctica y estrategia).
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(2000. La Segunda Intifada)
Prison (1982)
(Pintura de Sliman Mansour, escritor y pintor considerado como uno de los artistas de la Intifada)
Nadie en el cielo. El vértigo de los obuses es nadie,
la llama en el papel es nadie,
la matriz de un cáncer nocturno
es nadie hasta que desaparece.
En la precaria eternidad,
cinco hombres esposados contra la pared son nadie.
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El Teatro de campo de refugiados de Palestina, o Teatro de la Libertad, en Yenín, Cisjordania.
(Primera adaptación: Rebelión en la granja)
(Coro de animales: Final)
La kufiya que lleva al cuello es poesía.
Los olivos encendidos también son poesía.
Camina. Sigue caminando.
Se confunde ya con la tierra.
Después el miedo borra la poesía
hasta convertirla en un Mar Muerto.
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