La poesía polivalente de José María Eguren es en cierta forma, y como dice Javier Sologuren, “una inolvidable morada de la infancia, único espacio en que no ha de sentirse herida su tierna y sensitiva materia”. El autor fue un vanguardista cuya obra guarda cierta relación con personajes tan diversos —aunque en el fondo hermanados— como Poe y Chaplin.
En Zenda ofrecemos cinco poemas recogidos en Poesía y prosa, de José María Eguren (Cátedra).
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LIED I
Era el alba,
cuando las gotas de sangre en el olmo
exhalaban tristísima luz.
Los amores
de la chinesca tarde fenecieron
nublados en la música azul.
Vagas rosas
ocultan en ensueño blanquecino,
señales de muriente dolor.
Y tus ojos
el fantasma de la noche olvidaron,
abiertos a la joven canción.
Es el alba;
hay una sangre bermeja en el olmo
y un rencor doliente en el jardín.
Gime el bosque,
y en la bruma hay rostros desconocidos
que contemplan al árbol morir.
***
LOS ALCOTANTES
De rudos troncos
y peñascales,
el vuelo tienden
los alcotanes.
Con rojas plumas,
con vista grave
y azules sombras,
van con donaire.
Su torvo pico,
sus ademanes,
su voz ahuyentan
robustas aves.
Y con deseos
impenetrables,
dejan del río
verdes cañares.
Por las alturas
pasan los baches,
las alquerías,
los andurriales.
Pues buscan siempre
las soledades;
llegan de ruinas
a los pilares.
Allí semejan
fuscos magnates
con intenciones
impenetrables.
Allí semejan
seres gigantes,
allí la sombra
de las edades.
***
LIED IV
La noche pasaba,
y al terror de las nébulas, sus ojos
inefables reían la tristeza.
La muda palabra
en la mansión culpable se veía,
como del Dios antiguo la sentencia.
La funesta falta
descubrieron los canes, olfateando
en el viento la sombra de la muerta.
La bella cantaba,
y el florete durmióse en la armería
sangrando la piedad de la inocencia.
***
LAS PUERTAS
Se abrieron las puertas
con ceño de real dominio;
se abrieron las puertas
de aluminio.
Contaron las puertas
los tiempos de ardor medioevales;
contaron las puertas
con sonido de tristes metales.
Crujieron las puertas,
en bélico tinte sonoro;
crujieron las puertas
a los infantes de yelmos de oro.
Rimaron las puertas
ornadas de sables y de gules;
rimaron las puertas
a las niñas de ojos azules.
Se cierran las puertas
con sonido triste y obscuro;
se cierran las puertas
del Futuro.
***
EFÍMERA
Da vespertino rayo la zarca luna,
ronda efímera verde por la laguna.
Por las aguas doradas dichosa vuelas
celebrando la vida, con tarantelas.
Ya miras las luciolas de los jardines,
y en ribereñas casas los lamparines.
Y en tu vuelo, soñando buscas la orquesta
de la luz nacarina por la floresta.
Ni temes las cercanas plomizas lluvias;
y en la laguna gozas las fiestas rubias.
Y desoyes la culpa de las ninfeas
por los juegos de amores que centelleas.
En tus celos las alas tiendes veloces
a la naciente imagen que desconoces.
Tú, ideal tempranero que el mundo invoca,
dejas tanta hermosura por fuga loca.
Y sueñas instintiva o iluminada
en la luz de la muerte. ¡Flor de la nada!
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Autor: José María Eguren. Título: Poesía y prosa. Editorial: Crítica. Venta: Todos tus libros.
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