Verónica Zondek D. es una poeta, traductora y gestora cultural nacida en Santiago de Chile en 1953. Reside en Valdivia desde el 2004 y es licenciada en Historia del Arte en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Algunos de sus libros de poemas más destacados son Entrecielo y entrelinea (Ediciones Minga, 1984; Ediciones Aparte, Arica, 2019), El hueso de la memoria (Editorial Ultimo Reino, 1988 y 1995; Editorial Cuneta, 2011), Peregrina de mí (Editorial Cuarto Propio, 1993), Membranza (reunión de sus 5 primeros libros coeditado por Editorial Cordillera (Ottawa, Canadá) y Editorial Cuarto Propio, Chile, 1995), Por gracia de hombre (LOM Ediciones, 2008), Instalaciones de la memoria (Fotografía Patricio Luco; Alquimia Ediciones, 2013), Fuego Frío (LOM Ediciones, 2016), Una Pequeña Historia (Cuadro de Tiza Ediciones, 2018) u Ojo de Agua (Antología poética, Lumen, 2019). Realizó la muestra de poesía chilena Cartas al azar (en colaboración con María Teresa Adriasola; Ediciones Ergo Sum, 1989). Sus trabajos e investigaciones incluyen: El ojo atravesado – correspondencia entre Gabriela Mistral y los escritores uruguayos (epistolario) (LOM Ediciones, 2005), El ojo atravesado II – Gabriela Mistral entre los uruguayos (LOM Ediciones, 2007) y Gabriela Mistral. Obra Reunida, Mi culpa fue la palabra(LOM Ediciones, 2015). Como traductora ha publicado Poemas de Derek Walcott (Ediciones Bajo el Volcán, 1994), Poema sobre mis derechos, de June Jordan (Cuadro de Tiza Ediciones, 2010), La muerte de los padres, de Anne Sexton (Zindo &Gafuri, 2018), Zumbido poemas de Emily Dickinson (Editorial Universidad de Valparaíso, 2018) con Rodrigo Olavarría y Enrique Winter o El mundo es redondo, novela infantil de Gertrude Stein (Editorial Bisturí 10, 2020). También cabe mencionar su cuento infantil La misión de Katalia (Editorial Faro de Luz, 2002). Incursiona junto a artistas de otras áreas con el fin de crear y explorar posibilidades de nuevas expresiones. Algunas ejemplos de estas colaboraciones recientes son Ensemble Slander del Virginia Tech Squires: Zondek Songs (Virginia, USA, 2021) o el Radioteatro Nomelolvides: Flores para nombrar la ignominia, dirigido por la actriz y cineasta Claudia Aguilera, (2016).
***
PROGRESO
Lo sé sin traición ni documento.
Esta es mi casa y ya no es.
Hierven los recuerdos de escalón en escalón
y altísimos hasta el piso 15 se pierden en la nada del cielo
gris ahora y no azul del no, ya recuerdo.
Tres peldaños con pisadas y barro en la entrada
una herradura quejumbrosa en un clavo de la puerta
y un aura que defiende el hálito familiar.
Sí, un piso cuadriculado en la cocina
un pulcro tablero y una Clorinda para el buen aseo
un pan que presto se amasa en la memoria
un horno que cuece la torta del barro infantil.
Sí, recuerdo la sombra alternada de los postigos
y el eterno recuento de líneas en desvelo
y las voces celestiales
y también las otras
esas
las que amonestan
las que invaden mi cabeza en reposo pretendido
y obligan la lectura a la luz de una linterna
para que Dios mediante no cunda el pánico.
Sí, una quejumbrosa escalera recibe mis zapatos colegiales
y destapa y ondea esa independencia de pelo en pecho.
Sí, una entonces bravucona y vociferante
una hinchada en llanto y risa y nervios de principiante
una colgada como todos en el ojo del tiempo propio.
Tantos y tantos días errantes en el desierto del hogar
concentrada en el decir aparte de los mayores
llenando el vacío que a ratos hincha
para luego hilvanar una historia en demasía propia
inteligible, por supuesto, en un otrora tan cuerdo
y ese armario con sorpresas en el pasillo
no otra cosa que un mar antañoso con su completo oleaje
encerrado bajo una y siete llaves de cancerbero
silencio y secreto pocas veces entreabierto
baúl de piratas y cueva de duende maldito
deseando la dolencia para violarle el sello
y las albas paredes de adobe
desnudas y sin cáscara en medio de las tembladeras
y los libros que derrumban sobre la cabeza
y la invasión de maestros componedores
y el polvo y el desorden y el silencio arrinconado
y la tremenda molestia del ajetreo.
Vanidad.
Vanidad de la materia que acoge el recuerdo
cual cofre silente entregado a la retroexcavadora.
Progreso
frío y bello como el hielo azul de los glaciares
que pudiendo apenas y con la venia de dónde la carretera
tampoco sabe ni pregunta
y toma la sartén por el mango y entierra bajo el trueno del hacer
el bellísimo pensar y encadenado al fuego
que una vez ya nos fue arrebatado.
***
REGISTRO DE SANTIAGO
Merodea.
Ronda el ojo en Valle Santiago.
Siente la tibieza casera.
Bajo una nube y sobre la nieve
gravita un fantasma.
Su palabra no resta cielo donde apelar.
En este valle
la preñez es una circunstancia.
La vida es inusitada
y se prolonga en estadísticas.
La muerte se esconde tras paredes gruesas
en bolsa negra y desechable.
Los números funcionan.
El progreso mata todo intento de recuerdo
y sepulta hondo el grito de pertenencia.
La memoria no es deseo.
Crecen los parques domesticados.
Aletea un tren por un valle subterráneo.
Se puebla el campo con casas de cartón reciclado.
Se desafía la lógica.
Se talan los bosques de las riberas.
Se siembran hormonas.
Se muestra.
Se alardea.
Se encumbra alta la seguridad.
Se prevé el avance del desastre.
Se vota la impunidad.
Se estimula el consenso.
Se fumiga con mal de ojo
al contaminado
al que no viste de gris o azul marino
al que mira para otro lado.
Se encierra al animal por salvaje.
Se entona alto la canción nacional.
***
CANTO 13
Tumbas de silencio en paisaje anotado.
Tumbas de tierras
de bosques
de miradas entre nos.
Tumbas.
Destierro.
Testigos pasajeros………….de la orilla de donde vinimos
y pasajeros testigos………..de la barca que nos cruza donde vamos.
No remeros digo/ no timón para la travesía.
Y esta tierra
su tiempo pausado
y los nombres/ la luz/ el viento helado
caen
caen cayendo a plomo
como antes en el Canto 11 de este poema
caen
caen cayendo a plomo
que si la sangrienta hierba pierde el equilibrio
es obvia cosa que se desmorona
y de bruces se da
entre las muchas y tantas lenguas violetas abrazadas a los troncos
para ver/ vislumbrar una danza erguida
un temblor ponderado de alas
y brazos/ pulpos/ aspas
y hombres/ y mujeres/ y niños
llevados todos de donde nacieron al otro lado/ a la otra orilla
quedados
ahí
desnudos de pecho
vacíos.
Silencio.
Acaece nuevamente un silencio
como ya y ya y ya vez anterior mencioné
y nunca
nunca cansar. de mencionar
porque este silencio cargado
cargado de oro perdido/ despilfarrado/ vendido
nos envuelve en su melodía
nos desnuda el pecho
nos abre el alma antes de que esta caiga a los pies
para que cruja y hable
y agradezca la vida y su viento cabrón
y quede con el sentido y lo sabido bien puesto/ un poco sucio
pero con alas de filigranas tan tiernas
que ya no sé ni voy a saber.
***
CANTO 20 (fragmento)
…
Escucha
escucha lo que la materia habla/ no te distraigas/ estate quieto/
conversa con ella.
No cejes.
Piensa.
Piensa que sólo eres una parada del tren.
Una.
Una estación pasajera.
Entonces:
ama/ ríe y llora/ duerme/ sueña/ besa con pasión
detente/ mira/ escucha/ detente y deja que te toquen los dedos plateados
de la ventolera/ y los dedos dorados de los fuegos fríos/ que
mi letra sobre la página duerme esperando el rugido lento del despertar/
comiendo lo que dejan las lenguas voraces/ respirando las
lágrimas de los derrotados/ sembrando los ojos por doquier/ que
la obligación es leer/ y releer/ y poner atención/ aunque sólo seamos
sangre/ y hueso/ y sueño/ en este largo/ largo y lento fangal.
…
***
Fragmentos de un ayer.
Fragmentos de un otro.
Fragmentos de un hoy.
No hay nada ya que devuelva el rostro.
No espejismos
no vidrios
no cristales
no vanidad.
Un solo en el viento.
Un polvo de tiempo.
Un ojo.
Ya la muerte estuvo
y bailó con sus pies huesudos.
La luz se derrama sobre una calla alongada.
Polvo de entrada y polvo de salida.
Restos.
Resistencia en los bordes.
Lucha estática.
El día.
La noche.
La ausencia de palabras.
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