La poesía del hispanista Vittorio Bodini estuvo siempre cargada de hermetismo florentino y amor por España. Pero, además, sus versos rompen la monotonía del alma y nos invitan a sumergirnos en las entraña de la vida, con sus colores y sus sombras.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Metamor y otros poemas (1945-1970), de Vittorio Bodini.
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VII
BESTIARIO SALENTINO
La luz sobre las casas es otra bestia más
que hay que sumar al bestiario
cuya fábula sabe a escupitajos
y amenazas:
la salamanquesa, la tarántula,
la agresiva cigarra,
la lechuza.
Y esa otra que no canta y no arde,
como el látigo del carretero
bajo la nube de calor,
y va mascullando triste: ojalá
hubiesen ido las cosas de otra forma.
Insecto inmundo, ¡tan lleno de melancolía!
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BRÍNDISI
El último sol sobre los carros,
sobre las colas de los caballos,
el último sol de hoy
que no es mañana.
En la fuente, con su cubo
los carreteros
daban la espalda
a ese espejo oval y casi desterrado
donde la tarde arriaba con sus redes
un cárdeno olvido, y anidadas
en un resquicio de la ola
las pequeñas gaviotas
pedían la historia
de Moby Dick y su vagar solitario
por océanos absolutos.
Y una palmera escoltaba a la fuente
que yo miraba como un ladrón.
Ladrón del tiempo que tanto nos roba.
Aquí los cruzados abrevaban
sus caballos.
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CÓMO LOGRARÉ
¿Cómo lograré
volverme antiguo
hasta al menos esos siglos donde un demonio
se desmayaba en cada blanca azucena
y el universo ya estaba todo escrito
en un agreste mosaico rampante?
¿Ser un ángel que por la boca
dice Iesu Iesu en cartelas de oro
en el tiempo en que las gemas envenenaban?
Dejadme salir de esta vida,
no de la vida, señor Cristo.
Hay almas hechas para preguntar
y otras para responder:
la mía es una persiana verde con dos ojos detrás,
la mía es un remo rojo entre criaderos de mejillones
que el pescador va calando por el Jónico,
sumergiéndolo lentamente
en ese azul claro que no sabe mentir.
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LA MIEL DE LA POSGUERRA
Nunca sabremos decir
cuándo terminó aquel invierno
en el que bajó sin anillo
la cándida reina de los ascensores
y cuándo el paquidermo en cuyas arrugas podríais leer
el principio y el final de todo amor
se dirigió solemne hacia el río
donde la tarde busca los carros de los gitanos
o esconde simples palabras entre los husos
y las abejas de la posguerra comparan su miel
sin rozar a los muertos que llaman por teléfono
a las líneas ocupadas.
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LA TEMPESTAD TENÍA 9 VOCES
Escenografías insalubres ojos bermejos
donde la calabaza impúber
se desliza distinguiendo los meses de los calcañares
hemos sufrido la lepra de la belleza
el respeto y/o el horror del personaje.
Orgullo y desorgullo pulga de mármol
pavimentum pavimentum
yo bebía aperitivos y bebía café.
¿Adónde vendrás tú ahora
a qué cita
en el viento loco e hinchado de algarrobas?
¿Qué diré a tu esqueleto?
¿Cuándo la belleza tuvo tantas llagas
y lagos tus pechos, horribles diamantes?
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Vittorio Bodini (Bari, 1914-Roma 1970), además de un magnífico poeta, fue un relevante hispanista y un excelente traductor. Su voz poética, nacida al calor del hermetismo florentino e imbuida de amor por España, sugestiones lorquianas y meridionalismo, despunta como una de las más significativas de la literatura italiana del siglo. Rafael Alberti, con el que Bodini trabó una sincera amistad durante sus años romanos, dijo de él que era «un traductor genial, un hombre genial, un poeta genial», y Carmen Laforet lo definió simplemente como «un poeta muy grande, muy actual y ya de siempre».
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Autor: Vittorio Bodini. Título: Metamor y otros poemas (1945-1970). Traducción: Paola Laskaris. Editorial: Visor. Venta: Todostuslibros.
Poesía incomoda y agridulce