Fue uno de los mayores literatos del siglo pasado. Novelista, poeta y dramaturgo. Aquí le recordamos por su faceta lírica. A continuación, 5 poemas de Thomas Bernhard.
Los invitados a la boda
Novia:
Nada más que rostros muertos
y detrás
nada más que profesiones muertas
tiempo muerto y morir muerto
prados muertos, campos muertos
granjas muertas, vacas muertas
cerdos muertos, arroyos muertos
y en los arroyos
peces muertos
oraciones muertas, mujeres muertas
ciudades muertas, inviernos muertos
y detrás
saberes muertos y lamentos muertos
otoño muerto y primavera muerta
la locura muerta de mi alma muerta…
Novio:
Qué muertos son ésos sin mar,
qué preguntas, qué respuestas,
qué gentes…
Qué niños son ésos sin primavera,
qué discursos son ésos sin contenido,
qué situaciones sin salida son ésas, dime
qué perros desesperados son ésos…
Qué copos de nieve son ésos sin ojos,
qué tradiciones son .ésas,
qué palabras son ésas que no consuelan,
qué frío es ése…
Qué mañanas son ésas sin cielo,
qué hombres son ésos sin mujeres,
qué mujeres son ésas sin hombres,
qué vacas son ésas sin leche,
qué iglesias son ésas sin sacerdotes…
Qué sueños son ésos sin muertos,
qué inviernos son ésos sin blanco,
qué tumbas son ésas, qué son…
qué gritos son ésos sin llantos…
A las tres de la mañana te despiertas…
enganchar de caballos,
rodar de toneles,
barren los restos del
piano destrozado…
Gruñidos de cerdo…
sueño, sueño, sueño,
reírse, toser, vomitar, reírse,
una frase que ya has oído
o leído en un libro… Cierran la puerta del
sótano,
dos caballos, siete u ocho personas,
las voces de la otra orilla…
Zell… Calibán, el posadero… Carcajadas…
Poco sitio, gritos, galopes …
pronto estará el trineo sobre el lago
helado,
pronto será sólo un trazo sobre el lago,
pronto será sólo un trazo negro en la
noche blanca…
Mañana de invierno
No es que sea incapaz
de pronunciar tu nombre…
y aunque me lincharan en la plaza del pueblo,
me arrojaran a una fosa oscura
y escupieran en mi calavera
disputándose luego mi cola,
venerable padre,
acepta mis balbuceos,
di una palabra por mí,
pues ninguno de mis taberneros paternales
me regala un tonel,
ningún cerdo sus gruñidos…
Leyendas, invierno, superpoblaciones…
en el sueño las hojas salvajes de un lluvioso
otoño,
el temprano embrutecimiento de noches apuradas,
relación de la nieve negra
con los jóvenes esposos…
Viento, aventar y verdad…
sobre la sombra del mundo.
la cama sin hacer,
los gritos de pájaros oscuros…
En el trigal:
Acaso no he pagado el precio de mi vida
antes de distinguir las tinieblas de las
tinieblas…
acaso no he evitado elogiar demasiado pronto la gloria
sombría de la noche…
Barcos, mis hermanos del horizonte,
habladme de mi madre…
…donde mi hermano estaba en la orilla,
donde mi hermana durmió a gusto
su engaño,
yo hablaba de verde manzana y de salvado de invierno,
rebuscaba en los bolsillos de mi abrigo…
Difundía desde el púlpito salmos
absurdos,
sofocaba gritos de pájaros en el
sinsentrigo…
Dos mil años después de ti
descubrí yo las ciudades,
morí yo en la colina,
yo, cráneo calcinado del norte…
Recuerdo el relampaguear de todas las estrellas
que me dio el lenguaje de pueblos extraños,
las letras de Virgilio, el hablar de mis
campesinos…
Dos mil años después de ti
estoy yo en el país, enfermizo,
ando en mis camas de diciembre…
Hostal Freumbichler
y luego:
¿Qué te pertenece a ti de ese perder la vida
y cuál es en ese perder la vida mi parte?
No te soportaría sin saber,
tú o yo
o algún durmiente de mi nombre,
tú que me confundiste con otro,
que me despertaste en lugar de a otro,
tú que me excluiste de su vanidad,
tú que me inventaste, tú mi única
poesía…
Cuatro veces, cinco, cada vez con más insistencia:
En esas casas bebí
mi cerveza…
en las conversaciones del aire,
en la frialdad de los pensamientos…
Ni uno solo de mis enterradores
me desenterró
mis tempranas desesperaciones…
Con el olor a quesería, el
sonido de los zuecos
soy, sin motivo,
el polvo de los huesos de mis
endeudados vecinos…
Sigue, sigue en silencio,
apártate de sus
entierros…
los cansancios sin sentido,
las largas noches en el
molino de las recriminaciones…
sigue, sigue,
no necesitas ningún juez…
sigue…
Duelo
Canto primero:
Se trata de purificar todos nuestros sentimientos,
sacados de los periódicos y de las callejas,
sacados de los conciertos
y de las vísperas,
se trata de purificar nuestro despertar,
se trata de todos los buenos propósitos
y en contra de todas las desesperaciones,
se trata de la yuxtaposición de dos
sinsentidos…
no se trata de esta ciudad ni de otras
ciudades,
no se trata de esta Tierra ni de otra
Tierra,
no se trata de mañana ni de
pasado mañana,
no se trata de todo lo que existe ni de lo que
no existe,
se trata sólo de nosotros dos…
Canto segundo:
Dónde diablos estás, si no estás
en estas espigas, en esta humillación,
si no estás cerca de mí, entonces en parte alguna
no oíste por qué dije que No,
no oíste mi oración fúnebre,
que nada tenía que ver con compasión,
sólo con nuestros difuntos padres…
Dónde diablos estás, para que pueda ir ahí
y adivinarte…
Pero mi muerte es más definitiva que tu muerte,
eso quiero decírtelo…
Canto tercero:
Invierno, me avergonzaba de mi lengua,
llamaba, llamaba,
sin eco era un árbol desecado
sin raíces…
preguntaba a los bosques,
me pudría con los guerreros descompuestos
hasta las sienes, ya no vivía
una vida al margen de la vida…
No mencionaba la palabra de Dios,
despertaba al batracio y a la
perdiz
al gordo faisán y a las hambrientas cornejas
con mi lamento…
Canto cuarto:
Palabras buscan palabras, emigran
de boca en boca…
… y en tus ciudades
y en tus tinieblas
y en tu palabra silenciosa…
nada…
llevan duelo, sostienen
las conversaciones de otras palabras
en libros abiertos sin palabras…
* * *
Canto quinto:
Contemplaba el mar sin ningún destino,
poseído por la idea de la inmortalidad,
por la silenciosa recaída en el desierto de la
juventud…
Dondequiera que llores
estaré yo…
exactamente ese día
mil años
y mil años después
y siempre
contigo
en tu llanto,
y muchos
te mueren
y muchos
que tú lloras
y siempre…
dondequiera que llores
estaré yo…
Escenarios de Verona:
Figuras susurrantes te cubrieron
de tinieblas,
rompieron cadenas, donde tú estabas,
te azotaron con azotes de pájaros…
Monumento de tedio en las colinas heladas,
los días se levantan negros
y tú en tu hambre.
Al final de la tumba escuché
tu voz
en la protesta de la corneja,
con viles mentiras te até
a las orillas del río…
¿Pues quién escribió antes que yo
que nadie vivió antes que tú
y nadie murió,
y nadie estuvo en mí,
quién escribió antes que yo
que la primavera era invierno
y el invierno primavera,
quién escribió antes que yo:
ésos eran nuestros nombres:
un verde negro,
un rojo mate,
quién escribió antes que yo
cómo entraba en las frías tumbas
el viento frío y la muerte fría?
tú en tu sombra,
tú en tu despertar,
tú en tu tiempo,
tú en tu gloria,
tú en tu palabra,
¡tú!
Sobrevivir
a las órdenes de la noche,
tú te refugias en los libros,
a mí me retiene la tierra
con sus pensamientos.
Tu muerte no es mi muerte
1
… contemplar cómo cava el topo…
3
antes que la rosa la espina,
antes que la luz la sombra,
antes que la vejez la muerte…
5
Entonces comparecí ante ti y entré en tu sufrimiento
como si fueras una basura
y pudieras soportarme…
8
Mi zapato prueba la tristeza de las canciones
y pocos cantan conmigo, hoy ninguno,
ya no sé por qué todos
callan…
9
Director de mi oración, te exprimo
los ojos incapaces,
con lengua abierta hablo a los jornaleros,
en tu nombre
refreno la discordia
con el sueño… con la copa del árbol…
11
La muerte bajó por fin a la vida,
mató a muchos mientras despertaban,
y se puso al trabajo, cansada, impasible.
Octubre
En el montón de escombros nada significa
el lamento de la madre,
nada la intercesión del padre borracho
nada el parte de bajas del teniente
la rebelión de los cardenales nada,
nada el reproche del futuro,
el llanto de pueblos enteros nada,
nada el aire muerto,
el fin de los océanos…
Desenterré la mandíbula enterrada,
las humillaciones,
llevo mi debilidad
ante mi boca degenerada,
ante mi cráneo reseco
a mi miseria de la mañana…
En la noche
compensas los incendios del mundo
con mi imbecilidad fraterna…
Coral:
Qué quiere el día de mí
y me hace preguntas, cientos de miles de preguntas
y me presenta nombres
y revuelve mi estupidez con su
llanto…
Qué quiere el día de mí
y me clava en árboles gruesos,
se limpian su sangre en mi rabillo del ojo,
y la sangre no me deja ver la tierra, nada…
Qué quiere el día de mí,
me clava estaquillas en la carne y me hace
cantar
Traducción de Gabriel Ferrater
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