Cualquier lista es subjetiva, y la aquí presente la que más. Aquí les dejamos, a modo de recordatorio y recomendación, un puñado de series con potencial de ser disfrutadas o descubiertas por ustedes con el mismo entusiasmo, o casi, que el autor de estas líneas. Una cuestión: hemos dejado de lado excelentes temporadas de series veteranas como La Diplomática o Solo asesinatos en el edificio con el único objetivo de ofrecerles series nuevas.
Shogun (Disney+) adaptó la novela de James Clavell, ya una mítica serie de Richard Chamberlain, a los tiempos del streaming actual tratando de despojar la producción de cualquier vestigio de apropiación cultural y con una inyección de medios y entusiasmo narrativo encomiables. La presencia de Hiroyuki Sanada y el descubrimiento de Anna Sawai son solo la punta del iceberg de una serie histórica de una atmósfera densa y poderosa que recuerda al cine de Ridley Scott y que, desde el comienzo, se presentó como un producto de calidad capaz de borrar de un plumazo cualquier prejuicio.
Ripley (Netflix) hizo lo mismo con las novelas y el célebre personaje literario de Patricia Highsmith. Pese a lo respetable de las adaptaciones precedentes, la protagonizada por un ladino Andrew Scott superó cualquier expectativa gracias a una elegante y bucólica fotografía en blanco y negro y una vocación de cocción a fuego lento que parece desafiar las expectativas del algoritmo y el espectador ansioso de entretenimiento rápido. La serie de Steven Zaillian tiene sus recompensas, y no hablamos solo del privilegiado entorno italiano: lo de Andrew Scott en esta serie es para tirar cohetes.
Mono malo (Apple TV+) ha sido afortunadamente renovada para una segunda temporada, garantizando al menos un puñado de nuevas e hilarantes situaciones para el investigador interpretado por Vince Vaughn creado para la literatura por Carl Hiaasen. Apoyándose en el carisma y estética de compañeras de reparto como Michelle Monaghan o Natalie Martinez, esta comedia detectivesca ambientada en los húmedos cayos de Florida saca todo el provecho de sus ingeniosas y rápidas líneas de diálogo y del buen rollo que le da Bill Lawrence, creador de la aquí presente y de Ted Lasso, a todo lo que hace.
Fallout (Prime Video) adapta la saga de videojuegos postapocalípticos disponible en varias plataformas de juego para 1) proponer al espectador una costosa fábula de ciencia ficción con toques de comedia, y 2) demostrar el músculo de producción de Amazon con una nueva franquicia que, afortunadamente, se ha revelado como muy exitosa. Ella Purnell y Walton Goggins destacan en el reparto de una serie de la factoría del hermano de Christopher Nolan, Jonathan, realizada con mucha ironía y en la que el diseño de producción combina la parodia del bienestar norteamericano de los 50 con la utopía zombi de The Walking Dead, todo con un diseño de producción espectacular.
Tripulación perdida (Disney+) demuestra que todavía hay lugar para la nostalgia bien canalizada. Si la franquicia de Star Wars en manos de Disney llegó a su colapso con la terrible serie The Acolyte, la aquí presente regresa a los orígenes con un relato de aventuras en clave infantil/juvenil que se olvida de metáforas sociales y deja todo el espacio posible (y no, no es un chiste) a las sensaciones que nos ofreció la saga en los primeros tiempos de George Lucas. Criaturas “reales”, lugares desconocidos y toda una galaxia para explorar con cierta alegría con un estupendo Jude Law.
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