Consuelo Iturraspe es una poeta dramaturga y directora de teatro nacida en Santa Fe, Argentina, en 1987. Estudió Dramaturgia en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático y cursa la Licenciatura en Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes. Participó en festivales nacionales e internacionales de poesía y de teatro. Es autora de las obras “Marisa Wayner Vende”, “Beatriz Beatriz”, “Un tiro cada uno”, «Stevlana» y “Cemento”. En 2020 publicó su poemario Acaricio perros en Argentina (Editorial Santos Locos) y en España (Ediciones Liliputienses). Coordina los ciclos de poesía “Cicatrices”.
***
No te escribo
Acaricio perros
en la calle,
les saco fotos
a palomas arrolladas
por un Uber.
Todo lo que me gusta
es pequeño,
está muerto
o tiene un libro en la mano.
***
Anoche una mujer
que amaste
usó un diminutivo para referirse a vos.
Di vueltas en la cama pensando en el asunto.
Si tu nombre, un animal largo y hermoso,
casi extinto,
se traba en mi boca cada vez que quiero hablarte,
¿cómo hacen las personas importantes de tu vida
para hacer tan sencilla tu aparición?
***
Santa Fe
Esta es la luna que te trajo, cachorro
y esta es una cerveza
pero podría ser un beso.
Para estar cerca de tu nombre,
voy a volver a esta ciudad
en un cuerpo cada vez más desarmado.
Nadie puede arrancarse de un lugar
donde se preguntó tantas veces
hasta cuándo.
***
Clonazepam
Debería haberte dicho algo brillante,
el abandono no es un barco
que zarpa a la mañana, por ejemplo.
Ahora dormís y se te escapa
que yo también puedo
hacerte cosquillas en la nuca
leyendo en voz alta libros
escritos por mujeres.
Este año hubo pérdidas,
sopló el viento
sobre nuestros ojos inflamados,
pero el que viene, por favor cambiemos
pastilla por poema.
Si dormimos,
cómo vamos a escuchar el mar,
quién va a ofrecer la espera,
qué van a iluminar los veladores.
***
Hospital
¿Cuánto tiempo hay que pisar un suelo
para que se convierta en un hogar?
***
Diccionario
El entierro fue en Río Tercero,
una de sus sobrinas
sacó una servilleta
y leyó lo que había escrito
para despedirse.
Me hubiera gustado
heredar los ojos de mi abuela,
atractivos aunque sin secretos,
del mismo verde
que el Larousse ilustrado de mi infancia.
Cuando ponían el cajón de madera
en un hueco de piedra
pensé que a esos ojos
les debo todas las palabras.
Muy corta y desteñida
Me gustaron tus poemas