Inicio > Poesía > 6 poemas de Equipos de respiración subacuática, de Andrés García Cerdán

6 poemas de Equipos de respiración subacuática, de Andrés García Cerdán

6 poemas de Equipos de respiración subacuática, de Andrés García Cerdán

Ante el último poemario de Andrés García Cerdán, Equipos de respiración subacuática, (Algaida, 2023, Premio Kutxa Ciudad de Irún), asegura Agustín Fernández Mallo que “pocos autores pueden escribir nuestra peripecia vital apoyados en una poética tan sólida”. Ben Clark, por su parte, califica la lírica de García Cerdán de “clara, pleclara y punkarra, pero sin renunciar a la profundidad”. Sus poemas, afirma “son capaces de bucear en el corazón y en los pensamientos de quien los lea, quizá para volver a la superficie con el tesoro de sentirse acompañado por la voz de uno de los poetas más destacables de la poesía contemporánea en castellano”.

***

Ruido

Crecimos en la euforia
de los que creen firmemente en nada.
Había un ruido siempre.
Nuestra vida tenía
las dimensiones de un escándalo
siempre. Amanecía
una explosión.
Las sórdidas centrales nucleares
escupían al río su basura.
No existía el silencio.
Éramos sucios.
Fuimos lo roto y lo animal,
lo ácido.
Un mapa destripado en sus fracturas.
En las nubes de humo de las fábricas
nos llegaba el reclamo
de la alegría.
Crecimos en su furia.
Con la noche soñábamos las locas
discotecas del mar,
su precipicio equívoco.
Ni siquiera escuchábamos.
Las últimas canciones ya no hablaban de nadie.
Solo gritos y gritos.
El amor era el resto de un portazo.

***

Ciervo

Hay un ciervo en la calle.
Camina entre contenedores
y plástico y glorietas de cemento.

El asfalto lo hiere.

Sus ojos son la tundra
y brillan en lo oscuro
como los ojos de Pitágoras.

En sus patas traseras
se yergue
y se pierde al galope por la esquina,
entre coches de fabricación checa
y la mampara sucia
de una parada de autobús.

Arde el paso de peatones.

En su estela, la santidad,
lo que no es de este mundo.

***

Granito

En el norte hay una carretera,
entre Ávila y Salamanca,
bordeada de grandes rocas.

Como si un glaciar las hubiera ido
dejando
por ahí, a su antojo,
apiñadas unas sobre otras,
exhiben el desorden de la naturaleza.

Estos riscos desnudos son los huesos de Dios.
Una mitología hay en su envergadura.
Si les pones la mano encima,
alguien te escucha desde antes.

El granito salvaje nos habla aún del fuego
que lo fundió
y que lo echó a rodar hacia la luz,
y de los ríos que lo fueron
puliendo
sin consideración.

En su materia pura,
en lo crudo del tiempo que hay en ellas,
Théophile Gautier encontró
la más alta espiritualidad.
Si Dios se manifiesta de algún modo,
lo hace en su desolación,
en la magnitud de su alma fría.

Ahí están,
en los barrancos,
obligando a doblarse a los arroyos,
entre el pino y el roble,
entre la encina y el espino albar,
a veces solas
en mitad de la nada.

Su grandeza es un círculo secreto
donde aún es posible otro lenguaje.

***

Flamencos de Horna

Una laguna es un milagro aquí.
Hasta hace dos meses, no hubo nada:
letras en yiddish sobre el polvo,
fantasmas de ababoles.
Los tractores habían roturado el bancal
con los corvos arados de la siembra.

Las lluvias de diciembre
han traído un temblor verdoso
y una mínima hondura a este lugar,
casi lo justo
para que los flamencos
puedan hundir sus picos en el barro,
drenar el fondo,
inquirir su semántica.

Lo que buscan ahí nadie lo sabe.
A veces, parecen leer las aguas.

Resucitan los juncos.
El marrón de los campos
se convierte en violeta y rosa.

Uno de los flamencos
se ha quedado quieto un instante.
Luego se ha movido al azar,
hacia el centro de una pequeña charca,
blandiendo su equilibrio
y su errática forma de andar sobre las olas.

Una inmensa hermosura y una inmensa desolación
hay en su efigie vertical.

A un solo pie, el mundo
parece siempre a punto de caerse.

Los coches aparecen por la curva,
se pierden con las rectas que van a la ciudad.
Si alguno se detiene alguna vez,
un hombre baja con sus hijas.

Desde la orilla observan los prodigios.

***

Esta ceniza

Imaginadlo.

Mientras rompe la guerra todo, Aquiles
no tiene hambre
ni sed.

Aquiles es la fuerza de un alud
y el corazón de un lirio.

Patroclo ha muerto.

La guerra late bajo las dunas de las playas.
Hay una pira
ardiendo contra el cielo.

Aquiles es solo dolor,
el dolor.
Pasarán mil años y otros mil
y Aquiles
será solo el dolor,
la pérdida,
ese dogal
alrededor del cuello.

Hasta dónde las llamas quién lo sabe.
Suben muy altas
recogiendo la luz de las alturas
y quemándolo todo.

Con qué cenizas
Aquiles se ha bañado.
Cómo cae sobre el cabello rubio,
sobre su aspecto de inmortal,
esta ceniza.

Qué baño de dolor es este.
De qué infecundidad se ha ungido.

***

Ítaca y las liebres

Plinio explica en la Historia Naturalis
que, llevadas a Ítaca,
las liebres
tienen dos corazones.

Qué hermosura

la de este amor. Qué incoherencia
tener dentro del pecho esta estampida doble.

Cómo es posible doblemente amar,
doblemente correr.

¿Por qué en Ítaca, si he leído
que en la isla solo hay algunas casas blancas
y algunos pinos y nostalgia y sal?
¿En la estela de qué delfín llegaron
a Ítaca las liebres?
¿Vieron a los fenicios?
¿Oyeron el crujido del escudo y la espada?
¿Qué tiene que decir Heródoto
de todo esto?

Quién tuviera dos corazones.
Quién fuera lo imposible como ellas.

—————————————

Autor: Andrés García Cerdán. Título: Equipos de respiración subacuática. Editorial: Algaida. Venta: Todos tus libros.

BIO

Andrés García Cerdán (Fuenteálamo –Albacete–, 1972) es doctor en Literatura por la Universidad de Murcia y profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha. Sus últimos poemarios son ‘Barbarie’ (Rialp, Adonáis, 2015), ‘Defensa de las excepciones’ (Visor, 2018), ‘Químicamente puro’ (PreTextos, 2022) y ‘Grunge (Poesía 1997- 2022)’ (Reino de Cordelia, 2022). Ha sido reconocido con los premios internacionales Francisco Brines, San Juan de la Cruz, Hermanos Argensola Kutxa Ciudad de Irún, Barcarola y Alegría.

Como teórico de la literatura es autor de ‘El árbol del lenguaje. Sobre la poesía de Julio Cortázar’ (Visor, Biblioteca Filológica Hispánica, 2021) y del antiensayo ‘La muerte del lenguaje. Para una poética de lo desconocido’ (Libros del aire, 2018). En 2022 mereció el Premio Amado Alonso de Crítica Literaria por ‘La mirada salvaje. Poética del espejo y el espejismo’ (PreTextos, 2023).

Dirige el festival Oh Poetry!, gestiona el blog Boogie Woogie y con su banda, The Rimbaud Company, ha editado los discos Der Traum (2018) y Tyson (2020).

4.4/5 (58 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios