Javier Vicedo Alós es un poeta y dramaturgo nacido en Castellón en 1985. Ha publicado los poemarios Ventanas a ninguna parte (Premio de Poesía Joven Radio Nacional de España, Pre-textos, 2010), La última distancia (Puerta del Mar, 2010), Fidelidad de una sombra (Pre-textos, 2015) e Interior verano (Pre-textos, 2022). Como autor de teatro obtuvo el Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca por su obra Summer evening (Centro de Documentación Teatral, 2015). Su siguiente obra, Cuando caiga la nieve, le valdría una candidatura a Mejor Autoría Revelación en los XXIII Premios Max de las Artes Escénicas. Sus libros han sido traducidos al italiano y al francés.
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ASÍ EL SOL
Será que ya no son nuestras las cosas,
o que nunca lo fueron y teníamos
—como quien guarda fe o agua entre las manos—
una forma imprudente de vivir.
Un alfiler de sol puntea cada
milímetro de mundo como si evidenciara
la dimensión exacta de la pérdida.
Ayer sabíamos poco de nosotros,
teníamos el hambre y la memoria
como garantes de un dominio sobre
el infinito de todas las cosas.
Basta con seguir el paso del sol:
recorre nuestro cuerpo con la misma
dureza que recorre el matorral,
la arcilla blanca
o la hormiga en el borde de la piedra.
Quizás nuestra única propiedad fue
la obsesiva ilusión de tener y tenernos.
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HOMENAJE VERTICAL
No hay palabra más cierta que otra.
Se aprende a callar con los años,
aunque parezca que hablemos.
Se nace sin palabras
y con todas las palabras rotas nos vamos.
Y sin embargo,
aunque vivir sea enmudecer,
existe un placer original en el silencio
que justifica todos los silencios.
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ANIMAL DE ESPERA
No crees en las revelaciones
y sin embargo, ¿qué esperas aquí
de pie
en mitad de un día cualquiera?
Sostenerse erguido
ya es una forma de creer.
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/julio/1936/1999/abuelo/
el 18 de julio mi abuelo cumple veinticinco años
acaba de licenciarse acaba de irrumpir la guerra en la península
pronto recibirá un destino
jefe del equipo quirúrgico móvil número 6
si sabe usted coser barrigas de parturientas
sabe usted coser barrigas de soldados
aunque todavía nadie imagina le espera el frente de teruel
uno de los más brutales de toda la contienda
habla a su nieto seis décadas después
el mar mediterráneo se refleja en los ventanales del apartamento
habla de amputaciones de falta de anestesia habla de la metralla de los desgarros de las lentejas aún visibles en los intestinos de los soldados
habla del frío de la tierra durísima habla de la falta de espacio en los cementerios
habla de cadáveres amontonados en casas de campo
habla de reclutas de cabos de brigadas de capitanes de sargentos que dicen cosas cosas de sus madres antes de morirse
habla sin detenerse
habla como el mar que no deja de traer una materia
espumosa y terca
cada una de las tardes de ese verano
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/verano/2009/2017/carol/
yo trataba de descansar en el dormitorio de al lado
debían de ser las seis de la tarde
después de dos días ya tenías casi todas tus cosas en cajas
comenzaste a meter perchas en una bolsa de plástico
me asusté porque pensé que algo estaba ardiendo
que le habías prendido fuego a algo
estoy convencido de que el sonido era idéntico
al de un incendio devorando cosas
pero solo estabas metiendo perchas en una bolsa de plástico
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/julio/1972/2020/1994/2013/2016/mamá/
he fantaseado con un lenguaje que tuviera memoria
que hiciera pausas que acogiera la duda el pasmo la espera
un lenguaje que supiera abrirse como se abre una ventana
un lenguaje que pesara como pesa cualquier cosa
un lenguaje de fondo esférico múltiple arbóreo
un lenguaje hecho de sus hablantes de sus muertos
un lenguaje en el que decir cosas como /madre/
no pueda llevar el mismo tiempo
que decir cosas como /fibra/ o /sobre/ o /manta/
un lenguaje que no solo sea útil servicio consumo
un lenguaje con las voces y los rincones de una casa
un lenguaje habitado
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