Foto: Florencia Villafañe.
Pablo Romero es un poeta, editor, tallerista y traductor, nacido en Tucumán, Argentina, en 1999. Es autor de Los días de Babel (2015), Palabras tectónicas (2022), La jaula del hambre (2024) y El cuerpo y la piedra (inédito). Resultó ganador del Concurso Festival Poesía Ya! otorgado por el Centro Cultural Kirchnner. Sus poemas manuscritos fueron exhibidos en la muestra Arder en lo que ya ardiendo ardía, del Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional Argentina. Traduce poesía eslava. Su obra ha sido parcialmente traducida al francés, italiano, portugués y editada en México, Argentina, Chile y España. Desde 2019 dirige Aguacero Ediciones.
***
REVELACIÓN
Todo lo que se escribe está por naturaleza
demasiado lejos de ser lo que es
:
como si para decir barco
tuviera que pintar primero el mar.
La idea del barco se anula
sin la presencia del hombre
mirando el agua
y el agua arrastrando espuma
el barco no existe sin la superficie
que empuja la palabra y la obliga a ser
:
afuera está nevando digo nieve
la nieve se anula si no hablo del frío
el frío se anula si no hablo
del hombre
:
todas las palabras son caminos
de peregrinación hacia mí
***
DESLUGAR DE ENUNCIACIÓN
Escribo lo sucediendo: mi género
no es gramatical :
yo puede morir gramaticalmente
en mi poema
yo puede desaparecer en la noche
de la noche.
Amé un hombre y su nombre ardió
en mi boca como un río: mar de piedras,
dientes que bruxan de deseo.
Escribo lo sucediendo: mi escritura
no tiene distancia biográfica
cuando digo aquí en realidad digo aquí
:
cuando digo aquí la palabra señala
como un dedo
(apunta) dispuesta a romper la distancia
entre la boca y el silencio
:
yo quiere olvidar mi vida.
Soñé el amor imposible
entre la imagen y la palabra
que mi cuerpo deseaba (por fin)
la idea de un cuerpo
y amaba el amor
con cada mano que tiende la furia
soñé
que fijaba mi poema a la lengua
del hombre que ardía en mi lengua
(como un río)
para enseñarle al idioma
las palabras del desamparo.
Yo puede morir entre nosotros
y en manos de mi texto
yo quiere renunciar
a la sombra de ser hombre
al asombro de ser hambre
***
EL VERANO QUE DORMIMOS EN EL PISO
Te veo dormir.
Estoy celoso del sueño que te arranca
de mí y te acerca a otros lugares
donde no estoy ni sabré estar
:
por el intervalo de tu respiración
puedo calcular
hasta qué punto tu cuerpo
se ha adentrado en la marea
de la noche
si ha chocado alguna roca
si se ha perdido en la corriente.
(Te veo dormir)
:
Hago ruido a propósito
una pequeña tos una queja de más
para robarte de tu lugar
para acortar la distancia
entre tu sueño y el cansancio
de esta cama.
La desnudez es la sábana del cuerpo:
hago un ruido sutil pero insistente.
después es la calma,
el abrazo que agarra y sostiene
encontrarnos del otro lado.
Hago un ruido y tu cuerpo vuelve
hasta donde estoy :
ahora puedo cerrar los ojos.
En el sueño hay un río
que conduce hacia la muerte.
Por favor cuídame :
soy la barca que navega
***
MARIONETA
En mi poema estás de pie, que es otra forma
de decir: aguantas la vida en tus huesos
frente a mi muerte que se acumula
y bombea.
Escribo con los ojos ciegos de memoria
:
en mi poema no te fuiste ni te vas a ir
ni te pedí que lo hicieras
no dijimos las palabras de la furia
ni prendimos fuego el corazón
que no supo darnos vida.
Quisiera saber pronunciar
tu nombre sin violencia
:
en mi poema estás de pie y te acercas
con los brazos abiertos. Nos miramos
(sin saña) como si estuviéramos a salvo.
Mi deseo es triste: pensé en la angustia
de querer todo aquello que no se tiene.
Escribo desde el balcón
hay un sol que te quedaría precioso
(si estuvieras)
***
NIÑO Y LUNA
Están sentados: uno al lado del otro
corazón adentro.
El amor arde porque está vivo
y el cuerpo es el martirio de un cáncer
insufrible precioso
:
no hay fuerza para mí
en las palabras incapaces de condenarnos
a la pérdida o al olvido
(están sentados).
El niño dirá una palabra
para temblar la noche :
su nombre. Va a escribirlo
en una piedra.
Con el tiempo (a eso) va a llamarle
perdurar
sin percatarse de que todo se borra
(incluso este recuerdo)
sin entender que crecemos
en la medida en que aprendemos
a no morir
y que ninguna palabra basta
para plantarnos (de cuajo)
en la memoria
:
(un día) están sentados
:
al siguiente nunca más
***
QUISE
Un poema limpio sin historia
y sin rastro sin mi deixis gritando
esto soy sin mis máscaras
de jugar a escapar (sin un yo)
sin Pushkin y sin Aristóteles
:
un poema sin pretensión (sin rima)
sin la huella de la poesía argentina
haciendo peso en su escritura
sin el peso de la vanguardia
desafiándolo a renovarse
sin el peso del barroco
condenándolo a desaparecer.
(Quise) un poema que no represente
a nadie (ni siquiera a mí)
incapaz de ser bandera
y enarbolarse en las ruinas
de alguna ideología.
Un poema que diga acá estoy
y nada importa y no hay palabras
porque no alcanzan.
Un poema que diga escribo porque sí
porque no sé hacer otra cosa:
cuando hablé del mar realmente
hablaba de las aguas y no de Freud
ni del inconsciente
cuando dije camino hablé del cansancio
y no de la memoria ni el pasado.
Quise un poema sin unidad de acción
sin epifanía: quise verlo medio-lleno
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: