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6 poemas de Yaissa Jiménez

Foto: Nadia Bautista.

Yaissa Jiménez es una poeta, performer, guionista y editora nacida en Santo Domingo en 1986. Sus ensayos y artículos de opinión exploran temas de afro-descendencia, caribeñidad, feminismo y protección medioambiental. Ritual Papaya (2018) es su primer libro, un compendio de poesía rabiosa, leve, isleña y sincrética. Los poemas de Ritual Papaya también han formado parte de antologías como Isla Escrita (Amargord Ediciones) y El Mar no Necesita Ornamento (antología bilingüe, inglés y español, escritoras caribeñas). Ha participado en encuentros literarios como la Conferencia de Escritores Dominicanos en Nueva York ‘Dominican.ish’, Feria del libro de Puerto Rico 2019, Feria del Libro de República Dominicana 2019, Feria Marginal de República Dominicana 2019. Abya Yala copa “America” Poetry Slam 2021, Cumbre Afro (PR) 2022, FILL (SD) 2022, Copa Mundial de Slam Poetry septiembre 2022, Bélgica. Otro campo explorado por la autora es el performance, realizando videos y compartiendo estas piezas en redes sociales y presentaciones en vivo. Buscando la voz e intención que suele desbordarse de cualquier poema, la que rebosa los límites de la hoja en blanco. Gracias a este ejercicio se convirtió en la 1ª campeona de la Copa “América” Abya Yala Poetry Slam 2021, Río de Janeiro, Brasil. Acaba de obtener su MFA en el programa de escritura creativa en español de la Universidad de Nueva York NYU.

***

entendiéndome 

preciosa, cabrona, bárbara y ruidosa
loca, cárnica, rabia, cobre, golfí y veneno.
Rota y ruda,
chiva calva con pretensiones de reinado.
Volcancito que promete.

Perrísima, tanto que ni se nota, rica, power, sudor lúcido, humedad completa.
Alérgica al mal dormir.
Fanática de las buenas almohadas.

Terrenal, bien enraizá,
cogida del centro de la tierra,
una liana extendida desde de la médula de mi columna hasta el inframundo,
bien debajo
medidísima en el lodo.

Levemente certera, preguntona rapaz,
de gesticulación incómoda
difícil de disimular.
Prieta, negra, to’ morena, negra entera,
resucitada y devuelta.
Mismo cuerpo, distinta percepción.

Gata antigua, ya algo vieja
Un simulacro de lozanía,
con arrugas tapizando mis glóbulos,
sobre las paredes del hígado,
alrededor del corazón,
cubriendo toda la caja torácica.

Un canto entre silencios maleables
partitura insoportable, impaciente y hambrienta

terca porque no cree en el tiempo
sabiendo bien que sí existe,
explicándome todas las veces posibles
que él no es quien
para comerse mi vida.

***

Qué se siente

Si me dicen ven, voy
(podría bien hacer resistencia de la salada,

de esa que se amarra a la boca)
Ya me veo pronto, muy pronto…
saco y aprieto otra masa de luz, caliente e indolora
cerca de una cuota incalculable de bien

rozando la acera a las doce,
quemo todo lo que soy
volviendo en resurrecciones infinitas, cubierta de cenizas,
y graznando sin partitura.

Si me dicen ven, voy

vuelvo obsidiana;
y siempre tengo que explicar mi belleza,

muchas veces
demasiadas.

el alma que insiste en salir de mis ojos
no soporta el no dejar lo que le toca
y eso siempre, tras cada cascada de fuego, tras cada cuna de escombros.

truena todo en mi con cada quiebre
pero cuando digo todo, es todo.
Y solo sé que el alma existe

porque ella también truena,

ella es quien más teme derrumbarse.

***

El saoco, la masa, la wasacaca, el ají

Por allá, en la loma de concreto
dando e’tilla con el tiempo,
enrolando el sentido que viene con el desorden y ma’cando instantes
con la necedad de muelas y tabaco.

Por aquí, en tu esquina favorita
en tu atmósfera predilecta
a tu mejor hora.

Oliendo a masa frita
a molienda, a vinagre, a orégano en mano
a yelva, a romo y Príncipe encuero,
desmenuzado.
A polvo mañanero,
a agua sabatina en la planta de los pies.

Saliendo a la calle:
San Miguel arriba, abajo, a la derecha y a la izquierda
delante y detrás, en la órbita del sí o sí.
Aquí mi’mo
a una palabra de tu Santo, de tus collares.

¡Tu bendición entera!

¿Qué pa dónde?
Pa donde viva mi hermane, directo a donde se mama.
En el punto en que la compasión es carne y se necesita para vivir.

A la vera del golpe que rebota
y el mora’o se vuelve una razón
para sanar.

***

Mi nombre  

Un adiós muy sensato
me llamó por mi nombre,
mi nombre como debe ser dicho
como lo pensó mi madre.

«Así suena tu nombre
cuando se respetan todas sus letras,
así suena tu nombre;
es magia, punta de sol.
Una sopa sonidos
que se preña de sazones.
Que quien quiera decir
tu nombre al oído,
resulte siempre quien entienda
el sabor de su propio nombre»

Y así me fui
cargando mi nombre en la lengua
me tocaba entender su sabor
completo
antes, mucho antes
de volver a permitir
que alguien más susurrara en mi odio
mi nombre
con menos
que ilusión.

***

Solo para locales 

Siente el flujo natural de tu respiración
y sal a respirar, leyendo contextos de izquierda a derecha.
Llega a una calle abultada.
De las tantas que fuerzan una doble vía en los barrios cimarrones de este
pedazo de mundo.

Respira el smog mientras el sol del mediodía te corta la frente en dos.

Acércate a las verdulerías en las aceras
e inhala el olor de los vegetales que tienen tres días sin venderse.
El “hola” preocupado del o la verdulera.
Su sudor dilatado por las ganas de verte sacar un par de centavos de los bolsillos.

Muévete a una pollera
y a las 11 a.m. respira el olor a sangre que gotea desde la barra,
el vapor del pollo remojado en agua caliente,
el olor
a tripas, carne y pico y pala, a óxido de machete veterano,
a gente maquinando maniobras para que esa carne de para todos,
en una casa abarrotada de bocas colgando
de un sueldo mínimo.

Ve al malecón, Güibia o bien Montesinos.
Respira el hedor de un fallo que te quitó el mar más dulce,
cercano y bahiano de tus sueños.

Corta camino y ve directo a tu hogar,
el o los lugares de la comodidad de tu alma
y olfatea a los tuyos
como biralata.
Olfatéate tú.
Graba así el aroma de todo lo que en realidad importa.
Una larga memoria de lo que sí es vital.

Respira profundo cada dato.
Redirecciona ruta hacia el mar y exhala en la orilla.
Cuéntale a la playa todo lo que respiraste.
Conversen.
Escucha a su salmuera eterna decirte
mapas y rutas. Cosas y manifiestos. Ruidos y predicciones.
Valores que enterrar.

Y recuerda,
dato importante,
no olvides ser gentil contigo
durante todo el proceso.

***

Aclarando el galillo

En el medio del todo voy a gritar alto,
a volar entera mordiendo el cielo con un ala rota
o con las dos.

Mi voz se ocultará en el azul y caerá diariamente a gotitas coladas y enriquecidas por la montaña que mineral, la volverá un día molécula y diamante, y roca, y lava, y volcán, y mar.

Ese día
mi voz acudirá al llamado agudo del eterno oído de esta galaxia y le dirá desde el vientre de un verso, todo el amor que es capaz de decir, de hacer, de contener, de estallar.

Mi voz, en ese instante, cometerá, con luz en la garganta, la muerte de la estrella, sol que apagándose nacerá,
fuente que detonará en su mismo centro.

Lo eterno, lo para siempre, lo infinito, será ese sonido,
la raspadura de mi grito sonando segundo a segundo
oculta en cada dial, en cada onda.

Y yo estaré allí viendo, escuchando, moviendo todo.
En primera fila,
sentada en el columpio de alguna eternidad.

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Judith Meléndez
Judith Meléndez
1 año hace

Me encanta su sensualidad intensa, total, hija de la madre tierra!

Enrique Guayara
6 meses hace

Muy buena poesía, distinta, intensa, sensual. Me gustó.