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6 poemas de Zviad Ratiani

6 poemas de Zviad Ratiani

Foto de portada: Dirk Skiba.

Nacido en Tbilisi, Georgia, 1971, es poeta y traductor. Ha publicado seis poemarios. Ha trabajado intensamente en traducciones de poesía inglesa y alemana. Zviad Ratiani ha traducido en georgiano las obras de T.S. Eliot, E. Pound, R. Frost, M. Rilke y Paul Celan. Por este último Ratiani recibió el Premio del Instituto Goethe a la mejor traducción del año. En 2005 Ratiani obtuvo el máximo premio literario de Georgia SABA. Los poemas de Ratiani han sido traducidos al inglés, alemán, francés y otros idiomas.

Zenda comparte seis poemas de Zviad Ratiani traducidos al español por Lana KalandiaRodolfo Häsler.

***

La última clase de historia

Yo te contaría como pasó todo, pero ya no estoy;

tú tampoco estás para escucharme.

Cómo se desprendió la Tierra de las raíces de los árboles,
Cómo se deslizó en la nada.

Cómo se quedaron los árboles arriba,
cómo se mecían en el vacío.
Acaso solo con las ramas y las copas –
si no con las raíces.

Mientras el último viento
los sacudía en su vientre vacío
y se calmaría para siempre.

Es una pena, que ya no estemos. Yo te contaría y podrías imaginar
cómo se vacía el vacío
de todo, de sí mismo.

Y en la perfecta nada
ya no sucede nada; solo historia vaciada
de verdad, de mentira, de sangre,
se repite, se repite, se repite,
se repite…

***

La ciudad perdida, perdida

Esta era una ciudad con dos novios felices
que se besaban bajo la lluvia.

Cada palabra extrañamente brillaba en la lluvia,
tú me preguntabas, por qué me tiembla la voz y la mano cuando te toco.
La tristeza está siempre a tiempo, te respondía, cuando amas,
cuando está mojado el pelo y la camisa de quien besas. Esto era una ciudad con una pareja feliz mojada por la lluvia.
Nuestra ciudad perdida.

Y cuando te pregunté a dónde se fue el amor
Tú respondiste fríamente: no lo sé.

***

El mejor futuro

Aquí está vuestro mejor futuro.
Justo como habéis pedido.
Perdonadme el pequeño retraso, pero entiendan:
hay mucha demanda, todos tienen prisa.
Estas son las instrucciones de uso, leerlas.
La copia de la hoja de garantía es para vosotros.
Aquí tenéis que firmar.

Parece que es exactamente como hemos pedido
Aun así, estamos mirando con desconfianza.
Tú eres la mujer – te asustan las reglas confusas de utilidad,
A mí – el escaso tiempo de garantía.

Tú eres la mujer – abres la ventana
y brillas en la deslumbrante luz del porvenir,
Yo aún estoy en la puerta
y confundido recojo la hoja del mensajero,
estoy mirando atónito – como si estuviera leyendo,
y firmo en la línea indicada:

Perdonadme.

***

El antiguo y el nuevo diluvio 

Los dioses contemporáneos
con todos sus terremotos y tsunamis,
con sentido de humor
fallan significadamente

en comparación con el viejo dios canalla
que alcanzaba con dos dedos la tierra del diluvio universal,
acercaba la boca y soplaba con clemencia:

se enrollaban las olas negras y verdes
y mecían el enorme Arca como una astilla
que de cerca se veía tan pequeña e indefensa
(todavía más pequeña e indefensa que desde las alturas)
que el dios, aunque fuera un cínico,
se enamoraba como un ser vivo,

y se divertía de antemano,
imaginando la cara de Noé
al decirle que para el próximo diluvio
tendría que construir dos Arcas:

en pareja,
como cada semilla,
como cada animal.

***

Preguntas

Dónde están las preguntas
que te acuciaban toda la vida,
y que nunca te dignaste a responder,
pensabas que tendrías tiempo.

Ellas se han convertido en seres humanos
Y están preparadas para la venganza.

***

Están hablando de poesía, qué más pueden hacer.
Y eso que ya es verano, verano marítimo.
Las chicas se han vestido con sus mejores tiempos.
El campeonato de fútbol también entra en fase decisiva,
pero ellos están sentados en la cafetería del puerto
hablando de poesía.
– El autor en el poema
no debe ser más visible
que un transeúnte al fondo de la foto,
alguien que se ha quedado fijado en la imagen por casualidad.
– Pero, ¿y los sentimientos?
– La cuestión de los sentimientos es como la de las olas,
el mar no dirige sus olas, quizás ni siquiera las siente,
para él las olas no importan, el mar respira y siente en lo más profundo,
ahí está su poesía. Las olas son cosa del viento,
como los sentimientos – de las chicas, del fútbol, del tiempo,
de todo, de lo que compone la vida
y que a la muerte le es indiferente.
Pero los poemas,
si en general consisten en sentimientos,
son tales que no los podemos alcanzar.
Como nosotros, que consistimos en poemas
que no podemos escribir.

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