Este viernes, dentro de la nueva sección No son todos los que están, presentamos la lista de siete grandes poetas colombianos cuya obra bien podría ser considerada como clásica o influyente en las generaciones actuales de poetas de su país. Pasen y lean. Estos son los que están esta semana, y los que no, ya llegarán.
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JOSÉ MANUEL ARANGO
José Manuel Arango Pérez fue un poeta, traductor, filósofo y ensayista nacido en El Carmen de Viboral, Colombia, en 1937. Profesor de Filosofía durante más de 20 años en la Universidad de Antioquía. En los años 60 terminó su maestría en Artes en la Universidad de West Virginia. Tradujo poetas como Walt Whitman, Emily Dickinson, William Carlos Williams, Ezra Pound y Denise Levertov. Fundó revistas de gran prestigio como Acuarimántima (1973-1982), Poesía (1986-1989) y DesHora (1996-2002), de la cual fue su director hasta su muerte. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía por reconocimiento de la Universidad de Antioquia en 198. Es autor de libros como Este lugar de la noche (1973), Signos (1978)), Poemas escogidos (1988), Montañas (1995) o La tierra de nadie del sueño (2002). Es considerado uno de los poetas más importantes del siglo XX en Colombia. Falleció en Medellín en 2002.
Una larga conversación
Cada noche converso con mi padre
Después de su muerte
nos hemos hecho amigos
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Extraños
O la caricia
de una pareja anónima entre extraños
que miran
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MARÍA MERCEDES CARRANZA
María Mercedes Carranza fue una poeta nacida en Bogotá, Colombia, en 1945. Entre los seis y trece años de edad, residió en España donde su padre era agregado cultural de la embajada colombiana en Madrid. Estudió Filosofía y Letras. En 1965 fue nombrada directora de Vanguardia, página literaria del diario bogotano El Siglo. Fue nombrada jefa de redacción de la revista Nueva Frontera. En 1971 editó la Nueva poesía colombiana. Desde 1986 dirigió la Casa de Poesía Silva en Bogotá. Entre sus libros destacan Vainas y otros poemas (1972) o El canto de las moscas (1997). Fue elegida para la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Tras meses de angustia por el secuestro de su hermano, se suicidó el 11 de julio de 2003.
Oda al amor
Una tarde que ya nunca olvidarás
llega a tu casa y se sienta a la mesa.
Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
se acomodarán a su gusto y semejanza,
cambiarán de lugar las fotos antiguas.
Otros ojos mirarán tus costumbres,
tu ir y venir entre paredes y abrazos
y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
el que desbarató tu casa y habitó tus cosas
saldrá por la puerta sin decir adiós.
Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
cambiar las cerraduras, romper retratos,
barrerlo todo y seguir viviendo.
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MEIRA DELMAR
Olga Chams Eljach, más conocida como Meira Delmar, fue una poeta nacida en Barranquilla en 1922, descendiente de padres libaneses. Recibió importantes reconocimientos y galardones nacionales. Fue, en su ciudad natal, profesora de Historia del Arte y Literatura (Universidad del Atlántico) y directora, durante 36 años, de la Biblioteca Pública Departamental, que hoy lleva su nombre. Publicó sus primeros versos en Vanidades, revista de La Habana. Hoy muchos críticos la sitúan entre las voces líricas femeninas más importantes de Colombia y de América. Entre sus libros de poemas destacan Alba del Olvido (1942). Sitio del Amor (1944), Verdad del Sueño (1946), Secreta Isla (1951) o Alguien Pasa (1998). En 2003 la Universidad del Norte publicó Meira Delmar poesía y prosa, un nutrido volumen preparado en su honor por María Mercedes Jaramillo, Betty Osorio y Ariel Castillo Mier. Murió en 2009.
Alguien pasa
Alguien pasa y pregunta
por los jazmines, madre.
Y yo guardo silencio.
Las palabras no acuden
en mi ayuda, se esconden
en el fondo del pecho, por no subir vestidas
de luto hasta mi boca,
y derramarse luego
en un río de lágrimas.
No sé si tú recuerdas
los días aún tempranos
en que ibas como un ángel
por el jardín, y dabas
a los lirios y rosas
su regalo de agua,
y las hojas marchitas
recogías en esa
tu manera tan suave
de tratar a las plantas
y a los que se acercaban
a tu amistad perfecta.
Yo sí recuerdo, madre,
tu oficio de ser tierna
y fina como el aire.
Una tarde un poeta
recibió de tus manos
un jazmín que cortaste
para él. Con asombro
te miró largamente
y se llevó a los labios,
reverente, la flor.
Se me quedó en la frente
aquel momento, digo
la frente cuando debo
decir el corazón.
Y se me va llenando
de nostalgia la vida,
como un vaso colmado
de un lento vino pálido,
si alguien pasa y pregunta
por los jazmines, madre.
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JAIME JARAMILLO ESCOBAR
Jaime Jaramillo Escobar, conocido con el seudónimo de X-504, fue un poeta, editor, tallerista y traductor nacido en en Pueblorrico, Antioquia, en 1932. Cofundador con del nadaísmo, su obra se caracteriza por la ironía, el sarcasmo, los juegos paródicos, el lenguaje popular, la irreverencia, y el tono sentencioso con el que satiriza la sociedad, sus costumbres y sus instituciones. Algunos de sus libros son: Los poemas de la ofensa (1968) Sombrero de ahogado (1984), Poemas de tierra caliente (1985), Poemas principales (2000), Alta Voz (2001), Tres libros (2006), Permiso voy a cantar (2008), Método fácil y rápido para ser poeta (dos tomos, Luna Libros, 2011), Más español que americano (2012) o Poesía de uso (2014).
Mamá negra
Cuando mamá negra hablaba del Chocó
le brillaba la cadena de oro en el pescuezo,
su largo pescuezo para beber agua en las totumas,
para husmear el cielo,
para chuparles la leche a los cocos.
Su pescuezo largo para dar gritos de colores con las guacamayas,
para hablar alto entre las vecinas,
para ahogar la pena,
y para besar a su negro, que era alto hasta el techo.
Su pescuezo flexible para mover la cabeza en los bailes,
para reír en las bodas.
Y para lucir la sombrilla y para lucir el habla.
Mamá negra tenía collares de gargantilla en los baúles,
prendas blancas colgadas detrás del biombo de bambú,
pendientes que se bamboleaban en sus orejas,
y un abanico de plumas de ángel para revolver el aire.
Su negro le traía mucho lujo del puerto cada vez que venían los barcos,
y la casa estaba llena de tintineantes cortinas de conchas y de abalorios,
y de caracoles para tener las puertas y para tener las ventanas.
Mamá negra consultaba el curandero a propósito del tabardillo,
les prendía velas a los santos porque le gustaba la candela,
tenía una abuela africana de la que nunca nos hablaba,
y tenía una cosa envuelta en un pañuelo,
un muñequito de madera con el que nunca nos dejaba jugar.
Mamá negra se subía la falda hasta más arriba de la rodilla para pisar el agua,
tenía una cola de sirena dividida en dos pies,
y tenía también un secreto en el corazón,
porque se ponía a bailar cuando oía el tambor del mapalé.
Mamá negra se movía como el mar entre una botella,
de ella no se puede hablar sin conservar el ritmo,
y el taita le miraba los senos como si se los hubiera encontrado en la playa.
Senos como dos caracoles que le rompían la blusa,
como si el sol saliera de ellos,
unos senos más hermosos que las olas del mar.
Mamá negra tenía una falda estrecha para cruzar las piernas,
tenía un canto triste, como alarido de la tierra,
no le picaba el aguardiente en el gaznate,
y, si quería, se podía beber el cielo a pico de estrella.
Mamá negra era un trozo de cosa dura, untada de risa por fuera.
Mi taita dijo que cuando muriera
iba a hacer una canoa con ella.
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RAÚL GÓMEZ JATTIN
Raúl Gómez Jattin fue un poeta y dramaturgo nacido en Cartagena de Indias, Colombia, en 1945. De ascendencia libanersa, pasó su infancia en Cereté, una de las regiones más castigadas por la violencia en Colombia. Algunas de sus obras en teatro fueron publicadas en la revista Puesto de combate. Es autor de libros como Poemas (1981), Retratos (1980-1989), Del Amor (1982-1987), Hijos del tiempo (1993), Esplendor de la mariposa (1993), Libro de la locura (2000) o Los poetas, amor mío… (Póstumo, 2000). Los últimos diez años de su vida transcurrieron en Cartagena en medio de graves episodios de locura, consumo de sustancias alucinógenas y vida licenciosa, alternados con talleres de teatro y poesía que dictaba en el Museo de Arte Moderno y en la Universidad de Cartagena. Sumido en la indigencia total, se suicidó en Cartagena en mayo de 1997 después de pasar por diversas cárceles y psiquiátricos. En nuestro país se ha publicado la antología de su obra Amanecer en el Valle del Sinú (Pre-Textos, 2006).
Pequeña elegía
Ya para qué seguir siendo árbol
si el verano de dos años
me arrancó las hojas y las flores
Ya para qué seguir siendo árbol
si el viento no canta en mi follaje
si mis pájaros migraron a otros lugares
Ya para qué seguir siendo árbol
sin habitantes
a no ser esos ahorcados que penden
de mis ramas
como frutas podridas en otoño
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AMÍLCAR OSORIO
Amílcar Osorio fue un poeta, pintor, cuentista y novelista nacido en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia, en 1940. En su niñez y juventud residió en Jericó, Antioquia. Es poco y fragmentario lo que sabemos de su vida, aunque está considerado como el más sofisticado y erudito de los poetas del Nadaísmo, movimiento inicialmente antioqueño, de rasgos contraculturales, que tuvo sus antecedentes en el dadaísmo, el existencialismo francés y el surrealismo, entre otros movimientos contemporáneos y que a partir de la literatura reacciona contra los esquemas y valores culturales, literarios, filosóficos y políticos tradicionales, impuestos por la costumbre y el poder. Publicó libros de poemas como Vana Stanza¸ posiblemente su principal trabajo literario, en el que reúne una selecta colección de poemas de soledad, ausencia y amor, escritos entre 1962 y 1984. Plegaria nuclear de un cocacolo sigue siendo uno de sus poemas-oraciones más reconocido, y, para muchos, el poema emblemático de su generación.
Stanza
parece que ante fue un garaje a donde vinieran
los carros a dormitar, parece que antes fue una
floristería de flores venenosas y dispersas. Parece
que antes también fue una botica de cosméticos
o algo por el estilo.
pero, en realidad, fue la morada de algunos pétalos,
de palabras inciertas, regalos y amores indecisos
todos.
parece que ahora es algo así como un recuerdo,
como algo que se alquila o se venera.
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LUIS VIDALES
Luis Vidales fue un poeta y ensayista nacida en Calarcá, Colombia, en 1900). Su primera obra, Suenan timbres (1926) es un destacado poemario vanguardista de la tradición poética colombiana, cuya índole innovadora se manifiesta en la ruptura con los esquematismos y en la búsqueda de nuevas formas expresivas de la sensibilidad contemporánea. En Bogotá fue miembro fundador del grupo literario Los Nuevos en el que participa de diversas tertulias literarias y políticas, junto a Luis Tejada, Ricardo Rendón y León de Greiff, entre otros. Formó parte del grupo fundador del Partido Comunista colombiano, y llegó a ser su Secretario General en 1932. Fue expulsado de su cátedra en la Universidad Nacional en 1945 y entre 1953 y 1960 residió en Chile. En 1978 publicó su segundo libro de poesía, La Obreriada, que abre su etapa de poesía política, expuesta a las vicisitudes a que la historia suele someter a este tipo de literatura. Otros de sus libros de poesía son: Poemas del abominable hombre del barrio Las Nieves (1985) y El libro de los fantasmas (1986). Murió en Bogotá en 1990.
Los paraguas
El palo de los paraguas
sopla sus globos de seda
para que el cielo los insulte.
Pero los paraguas son cínicos
y se alejan bajo la lluvia
en una panorámica desbandada
de cupulitas negras.
Y cuando los días claros
vengan dándole vuelcos
a los cielos infantiles
los paraguas se quedarán en
y mirarán por la ventana
pasar las nubes
y acaso se pregunten
quién los ha desterrado
de su patria azul.
Eu adorei as suas escolhas poéticas e explicações. Quero ir atrás destes extraordinários poetas colombianos.Muito obrigada!