Una vibrante búsqueda de ficción histórica

En base a esa pregunta, que nació de forma espontánea en medio de una conversación durante una cena con amigos, surgieron multitud de respuestas, todas ellas posibles, válidas y, a la vez, difíciles de creer. Aquella simple pregunta me cautivó hasta tal punto que decidí dar mi propia respuesta disfrazada de novela de aventuras al más puro estilo Indiana Jones.

Lo primero que hice fue buscar la mejor localización posible. Necesitaba un paisaje mágico y milenario, repleto de historia, fábulas y mitos; lugares en los que los lectores se sintieran atrapados al instante sin poder escapar y que además cuadrara con la historia. La verdad es que tardé dos segundos en decidirlo: mi novela estaría ambientada en Egipto, Jordania e Israel.

Diseñé el itinerario de viaje: todo empezaría en un galeón español hundido en las Bahamas, después saltarían el charco hasta El Cairo, bajarían hasta la necrópolis de Saqqara, viajarían de nuevo hacia el norte para llegar al monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí; desde allí partirían hasta llegar el Blue Hole, en Dahab; después seguirían su camino hasta Petra para acabar, finalmente, en Jerusalén.

Los personajes principales nacieron sin esfuerzo. Aitor sería un buceador que trabajaba para una empresa cazatesoros; Daniel, su primo, sería un profesor de historia y asesor en el departamento de restauración del Museo de Historia Natural de Nueva York, especializado en antigüedades egipcias; Lena, que se incorporaría algo más tarde, sería una arqueóloga egipcia… El resto de los personajes aparecieron y tomaron cuerpo a medida que la historia se desarrollaba por sí sola. En ningún momento hubo un esquema estructurado a seguir, sino que los personajes cobraron vida y decidieron las situaciones que iban a vivir, siguiendo siempre el itinerario de viaje programado.

Ya tenía la localización y los personajes. Solo me faltaba la trama. Algo que tuviera intriga y magia acorde con todo lo anterior. La respuesta no tardó en llegar. Aproveché que llevaba mucho tiempo intentando aprender más sobre un tema que me apasionaba y me sorprendía a partes iguales, para integrarlo en esta historia. Esta ocasión me serviría como excusa para sacar, por fin, el tiempo necesario para poder documentarme sobre la orden del Temple y los misterios que la rodeaban.

La información que encontré después de leer varios libros, hablar con varios entendidos y ver diversos documentales fiables, fue enorme. Había suficiente cantidad de documentación sobre la orden del Temple como para escribir cien libros.

Hice un resumen de los datos más importantes sobre los momentos que cuadraban con mi historia, ya fuera por época, tema o localización y, con toda esa información hice lo mejor que puede hacer un escritor de ficción: rellenar los oscuros huecos sin apenas información histórica real, con mi propia versión ficticia.

Me aproveché de aquellos vacíos sobre los que historiadores y expertos no saben o no pueden afirmar qué ocurrió en realidad; esas lagunas que por falta de documentación todavía no se pueden relatar con total veracidad. Sobre ellas escribí mi propia historia, alternando la ficción con la realidad, engranando la trama y los personajes inventados con hechos históricos y personajes reales.

El resultado final fue una novela de ficción histórica que, como reza su sinopsis, es una vibrante búsqueda a través de las ruinas de Petra, las áridas arenas de Egipto y la asombrosa ciudad santa de Jerusalén. Una fabulosa aventura rodeada de misterio, peligro y muerte en busca de un extraño y misterioso objeto: la Roca Sagrada de los caballeros templarios. Una pieza que solo aquellos que han dedicado su vida a protegerla durante siglos conocen su verdadera historia.

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Autor: Iván Gilabert. Título: La Roca Sagrada. Editorial: La Esfera de los Libros. Venta: Todostuslibros y Amazon