Esta novela está concebida como una narrativa realista y nostálgica del pasado, en la que invoco al héroe doliente, pero digno, que tantas veces nos deleitó en la literatura clásica. Buscando un territorio nuevo, nunca novelado, ha supuesto para mí una búsqueda de mi pasado, que me ha conducido a una dimensión diferente del género, en cuanto constituye un homenaje personal al jardín de mi ayer, a mi núcleo seminal, que es Úbeda, en Jaén, el escenario de un mar de olivos, verdemar, sugerente e imborrable, que siempre tuve frente a mí desde que era un niño.
No existe paisaje más sosegador y amado que ese, con las montañas azules de Mágina como fondo. Aún me parece oír los murmullos de los aceituneros acudiendo a los olivares, en aquellos días invernales de mi infancia. Y como el territorio de un escritor es su lenguaje, con mi palabra les rindo un sentido homenaje con Oleum.
El hecho de que esté recreada en el mundo romano es porque considero que la historia de España carece de sentido si la excluimos de la de Roma. La labor de documentación y de arquitectura histórica previa ha sido muy laboriosa, pues es muy específica. Se recrean escenarios diversos del Imperio, como Judea, Grecia, Hispania o Egipto en el siglo I, todos ellos de una forma vívida y sugestiva. Ya tenía experiencias previas de dos libros anteriores sobre Roma, El auriga de Hispania y Las lágrimas de Julio César, y me he movido en ella con un amor indeclinable, con el único objetivo de deleitar al lector y situar en su lugar a una de las más sustanciales riquezas de nuestro país: el aceite.
Así, cuando el protagonista de la novela le narra a Séneca el Viejo que la palabra «aceite» proviene del mesopotámico «zeit», que significa luz, este se queda maravillado, y asegura: “ Aceite, la Luz, y la rama del olivo, la Paz”.
El principal actor de la obra es, Ezra ben Eleazar, luego Jasón de Séforis, un joven escriba, culto en leyes y versado en la elaboración de aceite, perfumes y filtros, al que en aquella época llamaban olearius. Era encargado de preparar el óleo sagrado del Templo de Jerusalén, para ungir la cabeza del Mesías, si aparecía, y también para celebrar la Fiesta de la Expiación y surtir de aceite el candelabro de los Siete Brazos.
Para un novelista nacido en la cultura mediterránea, el aceite es uno de los componentes más queridos y jerárquicos de mi existencia. Está presente en nuestra vida culinaria, en los ungüentos, en los jabones, en los perfumes, en la antigua iluminación de los templos paganos e iglesias, en la unción de los enfermos y moribundos, en la consagración de los sacerdotes, obispos y cardenales y también en el alumbramiento de las casas, hasta el siglo pasado.
Los sacerdotes de Esculapio lo utilizaban como el remedio de muchas enfermedades, y los fenicios, cartagineses y luego los romanos cimentaron sobre el aceite de la Bética un próspero comercio universal, pues lo exportaban a todo el mundo conocido. El aceite hispano, que se producía en los latifundios de la Bética presumía, junto con el de Istria, de ser el mejor del Imperio Romano.
Su cultivo se relata minuciosamente en la novela, cuando el protagonista, un esclavo judío comprado por los Séneca, llega a Corduba como “olearius”. El lector disfrutará de un despliegue narrativo pocas veces contado, pues se recrea la recogida, el prensado, el almacenamiento en jarras, su elaboración y difusión a las partes más lejanas del imperio, incluidas las legiones romanas.
Así, el “Oleum Viride”—el primer aceite cosechado— alcanzaba precios desorbitados en las ciudades más importantes del Imperio. Hoy, el monte Testaccio de Roma no es sino un colosal escorial, recordatorio de los miles de ánforas de aceite hispano allí desechadas. Andalucía posee el suelo apropiado para su cultivo, cerros sinuosos de tierras margosas expuestas al viento benéfico del sur y una situación envidiable, con puertos óptimos.
La novela, que sigue el modelo griego argonáutico, es un viaje por el Mediterráneo y por la vida cotidiana del pueblo romano y parte de su gastronomía. Los banquetes, festines y symposium eran los que más unían sus relaciones. Y el oleum siempre estuvo presente en sus vidas. Muy conspicuos personajes históricos de la cuenca del Mare Nostrum estaban muy identificados con ese producto. Los Séneca debían su fortuna al preciado néctar, Catón «el Censor», Horacio, Ulises, Pericles y los reyes judíos, griegos y fenicios cultivaban sus propios olivos y los ensalzaban, y los reyes de Esparta y Egipto eran ungidos en sus tumbas. Así que por todas estas razones el olivo era considerado como el árbol sagrado de nuestra civilización.
Como no podía ser de otro modo, entre sus páginas surgen personajes tan emblemáticos de la historia universal como Salomé, Pilatos, Anás, Caifás, Herodes Antipas, Herodes Agripa, los Séneca y los emperadores Tiberio, Calígula y Claudio. Se recrea también a una protagonista femenina de Arjona (Jaén), —la antigua Alba Urgabona—: la esposa de Séneca, y terrateniente de la época, Helvia Albina. Fue una figura femenina excepcional, junto a otros actores imaginados, pero que responden a los prototipos de la época.
También, entre bambalinas, irrumpe la atractiva figura del profeta galileo Jesús de Nazaret y de Pablo de Tarso, y su enigmática maraña de vicisitudes que darían lugar a los primeros cristianismos.
En definitiva, Oleum es una novela de amores irredentos, esclavitud, viajes, comercio, crueldad, ansias de poder, codicia, alta política y también de misterios sobre el enigmático robo de remesas de aceite que el protagonista debe resolver, y de experiencias inolvidables en el mundo conocido de la época.
El lector asiduo ha comprobado la excelencia de la historia de nuestra nación, que ignoraba, y comprueba que se halla a la cabeza de las civilizaciones europeas y que además la Leyenda Negra ya no es creíble, ni tampoco asumible, aunque nunca prescriba. Este género literario, bien construido y novelado, nos incita a la reflexión, nos satisface, nos traslada a mundos fascinantes e ignorados, nos complace y nos emociona… como Oleum.
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Autor: Jesús Maeso de la Torre. Título: Oleum. Editorial: Harper Collins. Venta: Todostuslibros y Amazon
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