Lepisma 3D

—El 3D es al cine lo que la presbicia es a la literatura: en ambos casos necesitarás gafas para disfrutar de la obra.

Qué gran vendedor: Lepisma salía de la óptica orgullosa luciendo sus lentes nuevas cuando, por el contrario y por aquello de la vista cansada, había entrado en el establecimiento sintiéndose tan mayor… Con cuatro años, estaba ya en el ecuador de su existencia como pececillo de plata.

Al llegar a casa se sentó, se puso a devorar los periódicos y, para su extrañeza, seguía sin leer en ellos lo mismo que  muchos de sus conocidos, exactamente igual que pasaba antes de acudir al oculista: donde su amigo se alegraba por la bajada de impuestos ella se lamentaba por el recorte en gasto social que ello comportaba. Lo que su vecino interpretaba como un recorte de libertades, para ella eran medidas lógicas para frenar una pandemia, y así todo; le quedó claro que la interpretación no dependía de la presbicia, miopía, cataratas o astigmatismo, sino del color del cristal con que se mire. Quizás por eso las antiguas gafas 3D tenían una lente roja y la otra azul.

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