Inicio > Blogs > Ruritania > Por qué traduzco
Por qué traduzco

La editorial Ultramarinos ha incorporado a su equipo al poeta y traductor Andrés Catalán, autor de esta bella confesión apasionada de su oficio, que Zenda tiene el placer de publicar.

Traduzco porque me gusta escribir. Traduzco porque no siempre me basta con escribir. Traduzco porque en ocasiones no se me ocurre qué escribir, y no sé hacer otra cosa que escribir. Traduzco para aprender a escribir. Traduzco para aprender a traducir. Traduzco porque creo que cuando traduzco escribo mejor. Traduzco porque me gusta traducir, porque es una de las cosas más divertidas que se pueden hacer estando a solas. Traduzco porque así no me siento tan solo. Traduzco por egoísmo, porque me ofrece la oportunidad de robarle con impunidad versos a los muertos. Traduzco porque es la única manera que conozco, además de leer, en que uno puede hablar con los muertos. Traduzco por generosidad. Traduzco por la misma razón que edito libros, porque me gusta compartir lo que me gusta. Traduzco porque me gusta leer, y traducir es la mejor manera de leer. Traduzco porque me pagan. Traduzco porque traduciría aunque no me pagaran, lo que, dado el sueldo de un traductor literario en España, es prácticamente el caso. Traduzco porque me gusta ser invisible, aunque me enfade si alguien no pone mi nombre en la cubierta. Traduzco porque me gusta ser otros. Traduzco porque me gusta poner algo, aunque sea de soslayo, de mí en los otros. Traduzco porque me gusta traicionar, y ser fiel, porque me gusta distanciarme y apegarme a la vez. Traduzco porque soy contradictorio. Traduzco porque hace años me aburría de hacer una tesis y entre página y página empecé a traducir poemas de Wallace Stevens en la biblioteca de la facultad. Traduzco porque nunca acabé esa tesis. Traduzco porque es a lo único que puedo dedicar mi concentración doce horas seguidas, incluso cuando estoy triste, cosa que no puedo decir de la escritura. Traduzco porque así aprendo cosas. Traduzco porque me gusta descubrir cosas. Traduzco para aprender idiomas. Traduzco, sobre todo, para aprender español. Traduzco porque la tradición española se me hace pequeña o porque, a veces, simplemente, no me apetece ser español. Traduzco por rebeldía. Traduzco porque traducir no vale para casi nada, pero en ese casi están todas las cosas que me importan en esta vida. Traduzco por lo mismo que escribo, para que me quieran. Traduzco por amor, por amor a un autor, a un poema, a un lector. Traduzco porque se parece al amor, croce e delizia. Traduzco por Robert Lowell, por Anne Carson, por Pier Paolo Pasolini, pero también por Lorca, por Vallejo, por Góngora. Traduzco por una novia que tuve. Traduzco porque sigo enamorado de esa novia. Traduzco por culpa de algunos traductores malos, y gracias a algunos traductores muy buenos. Traduzco porque los buenos libros no se acaban nunca. Traduzco porque me aburro. Traduzco por cabezonería. Traduzco porque cuando traduzco las palabras, cada palabra, se revelan como un mundo entero, complejo, vasto y perfecto al que irse de vacaciones sin billete de vuelta. Traduzco porque es hermoso dedicar todo un día a una sola palabra. Traduzco porque me gusta pensar seis cosas imposibles antes del desayuno. Traduzco porque hay poemas que parecen imposibles de traducir. Traduzco porque me parece que existe una responsabilidad moral en traducir bien, en un mundo donde las responsabilidades morales no están ni se las espera. Traduzco porque creo que hacen falta buenas traducciones. Traduzco para que dejen de preguntarme por qué escribo y me pregunten, alguna vez, por qué traduzco.

4.7/5 (49 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Laura Diaz
Laura Diaz
8 meses hace

Me encanta lo escrito por Andrés Catalán respecto a la traducción, me identifico con su sentir respecto a la soledad y autonomía de la traducción especialmente cuando menciona “Traduzco porque es hermoso dedicar todo un día a una sola palabra” pues esa simple palabra nos conduce a conocimientos diversos muchas veces desafiantes y maravillosos que dan color a la profesión de traductor.

reCaptcha Error: grecaptcha is not defined
  • 8: Julio Medem, una de las dos Españas ha de helarte el corazón

    8 tal vez sea la cinta más agalluda de cuantas nos ha regalado Medem en su ya vasta y enjundiosa filmografía. La idea consiste en capturar, a través de ocho capítulos, como si de una novela-río se tratase, el turbulento devenir histórico de nuestra nación, España, a lo largo del convulso y luctuoso siglo XX. Para ello, el cineasta español se sirve de la procelosa historia de amor de Octavio y Adela, dos españolitos, como diría Antonio Machado, nuestro eximio poeta hispalense, devastados por la innombrable fatalidad cainita de las dos Españas, aquellas que “nos hielan el corazón”. Como a…

    Leer más

  • 31 motivos para un monumento a los Tercios (I)

    /
    marzo 30, 2025
    /

    Conmemorar 150 años de hegemonía militar en Europa, más allá de las formas que cada uno acaba definiendo en su memoria, es quizá el primero y más obvio de dichos motivos. Aunque quizá no se entendería sin otro, que le da carta de naturaleza: la revolución en el combate que supuso el nacimiento de estas unidades. En ellas se combinaba la fuerza usada por tres tipos de soldados: piqueros, arcabuceros y mosqueteros. Un tercer motivo ligado al anterior es, por tanto, el uso de la pólvora. La potencia de fuego despedida por una línea de soldados dispuestos frente al enemigo…

    Leer más

  • El primer ensayo-ficción

    /
    marzo 30, 2025
    /

    Hace un cuarto de siglo la Humanidad hispánica parecía dividida en dos partidos literarios: los que consideraban Nada una gran novela y escribían sobre cipreses y tundras, y los que simulaban una cierta competencia teórica y se autointoxicaban de gimnasias silogísticas incomprensibles, para no decir nada, posiblemente porque no tenían nada que decir. De ahí surgieron una serie de urticarias foucaultianas bastante desagradables, cuando no anacrónicas. Nos encontrábamos en la antesala del ofendidismo universal, y por eso una lectura como la de Vila-Matas nos reconciliaba con la Humanidad; como los protagonistas de Historia abreviada de la literatura portátil, la mayoría…

    Leer más

  • Jack Nicholson en su radical inconformismo original

    /
    marzo 30, 2025
    /

    Esa es la idea predominante al recordar mi juventud. Y en ello estaba cuando, el otro día, acuciado por un espléndido documental sobre Werner Herzog visto en Movistar+ —Werner Herzog, un soñador radical (Thomas von Steinaecker, 2022)—, me pregunté en qué jalón de esa línea del tiempo Jack Nicholson, aquel rebelde de sus comienzos, se convirtió en ese cínico de los millones de dólares, el lujo y el tutiplén. En una de esas secuencias, que nos lo muestran en su singular intimidad, el realizador alemán nos confiesa que Nicholson estuvo a punto de incorporar a Fitzcarraldo, el rey del comercio del…

    Leer más