Lucho Sepúlveda está con Carmen Yáñez, la poeta con la que el escritor disfruta de la literatura y de la vida sin cambiar de negociado. Son dos almas gemelas que sobre estos podios y metidos en ese círculo que bien pudiera ser una inmensa paella en la que se cuecen los sueños, juegan a crearse el uno al otro a la manera en que Miguel Ángel colocó para siempre a Dios y Adán en la capilla Sixtina. “Amor sin miedo/y poder contarlo”, como ha escrito Carmen, es parte del secreto de los dos.
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