Sofía Nayeli Bazán teme despertarse del sueño en el que vive desde que ganó el Premio Jordi Sierra i Fabra de literatura juvenil con La Bestia, una novela con la que, a sus 18 años, denuncia de manera honesta y certera el drama que miles de inmigrantes latinos viven para cruzar hacia Estados Unidos.
«Es como un sueño porque siento que en algún momento me voy a despertar y el libro no va a estar. ¡Es tan fantasioso poder tocarlo!», cuenta a Efe esta estudiante de Segundo de Bachillerato que, aunque vive en Murcia, por sus venas corre sangre mexicana, país de su padre y en el que vivió desde los dos meses hasta los 16 años. Una joven que escribió su primer libro a los 8 años, una historia de aventuras que nunca acabó, al igual que el resto que le siguieron, hasta que el año pasado viajó a Chiapas (México) junto a toda su familia y allí se enfrentó a la realidad que viven miles de personas, esas que huyen del hambre, la violencia, la muerte.
«Más propósito que denunciar esta situación no hay. Lejos de lo que pueda pasar con el libro, en ese momento lo que quería era mostrar una realidad que no todo el mundo es consciente de que está pasando, y muchos de los que son conscientes lo ignoran», resalta con voz rotunda.
En concreto se refiere a esos hombres, mujeres y niños que deciden subirse a La Bestia, como así se llama también el tren de carga que los lleva, con mayor o peor suerte, hasta la frontera con Estados Unidos, la tierra prometida.
«Cuando era pequeña vivía en el centro de México DF, y se veían muchas desigualdades sociales y económicas; crecí rodeada de eso porque en los semáforos, en las calles, en todos los rincones de México hay gente pidiendo. Pero en Chiapas mi hotel estaba en medio de unas calles muy pobres, muy humildes, y a mí me dolía mucho la situación en la que se encontraban las casas. Y eso cambió mi forma de verlo todo», recuerda Bazán.
Pero ahí aún no había relato. La inspiración llegó cuando vieron a «La Bestia» y su abuela, una mujer «culta y viajada», le explicó lo que era esa máquina, lo que significaba. Y Sofía Nayeli se puso a escribir una historia cuya protagonista es Andrea, una joven que decide dejar a su familia y viajar a Estados Unidos a lomos de este tren, un viaje lleno de dolor, esperanza y, sobre todo, mucha verdad.
Aunque lo que le salió de primeras fue un relato corto, finalmente acabó siendo un libro gracias al ánimo de su hermana, quien vio claro que esa historia tenía que ser desarrollada más. «Alargarlo requirió una investigación más profunda, porque como relato al final no te metes tanto en la historia, no abarcas tanto. También requirió meterme más en la piel de los personajes, y fue muy difícil porque yo lloraba con Andrea, había partes que escribía llorando porque me dolía hasta a mí. Fue difícil pero a la vez no tanto como esperaba en un principio, porque si algo se me ha dado bien es meterme en la piel de mis personajes», asegura. Tanto se metió que los personajes se adueñaron de ella y cada vez que se sentaba a escribir dejaba de ser ella para convertirse en su valiente protagonista.
Con el Premio Jordi Sierra i Fabra en sus manos, Bazán confiesa que este galardón le ha sacado también de una especie de «bloqueo de escritor», ese que siempre la ha había acompañado hasta terminar este libro. «Me di cuenta de que el bloqueo son imaginaciones mías, que si me pongo y quiero puedo hacerlo. Y ya tengo algunos proyectos en mente, algunos libros que me gustaría escribir», adelanta esta joven que no duda en afirmar que pese a amar México quiere seguir «viviendo en España», el país donde estudiará Psicología mientras sigue creando nuevas vidas.
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