Cada época elabora su propio canon de lectura. Esto significa no solamente que prefiere a unos autores sobre otros, sino que incluso dentro de los autores seleccionados, las obras apreciadas pueden ser distintas, y en cierta forma dibujan un contorno diferente del autor en cuestión. Todo esto se cumple en el caso de Emilia Pardo Bazán. Los últimos años han demostrado el interés por situar a la escritora en el puesto que merece dentro de la historia de la literatura española, pero es que además comienza a verse en ella algo más que a la autora de Los pazos de Ulloa y La cuestión palpitante. Y por fortuna, también algo más que a la mujer pionera, feminista y víctima de una Real Academia de la Lengua retrógrada, pues si bien todas estas son facetas verdaderas de Pardo Bazán, por sí solas no aciertan a ofrecer una idea de la amplitud de su talento como escritora, y se corre el riesgo de terminar fijando una imagen tan parcial como la de la autora católica o la amante de Galdós.
La edición de sus Cuentos fantásticos, por el contrario, nos descubre a una autora con gran variedad de registros y dominio de los recursos narrativos. El volumen reúne veinte relatos que tienen en común abordar lo fantástico, lo maravilloso y lo extraño, pero la procedencia de ese sesgo es muy variada: así, “El ruido”, “La calavera” o “La máscara” se adentran en los desórdenes de una mente perturbada, presentando los sucesos desde la propia percepción de quien los vive como sobrenaturales; otros, como “La santa de Karnar” y “El Oficio de difuntos” muestran la vivencia extrema de lo religioso, como también —aunque en este caso con un atisbo de ironía— en “Las espinas”; en “El Conjuro” y “El engendro”, en cambio, la fantasía está al servicio de fábula moral de tipo abstracto.
En las últimas décadas, por fortuna, los estudios literarios (de la mano de David Roas, Ana Casas, Natalia Álvarez o Teresa López-Pellisa) se han propuesto corregir la manida afirmación de que en la literatura española apenas ha existido una tradición fantástica. Lo que no había era, precisamente, una preferencia por ese tipo de literatura a la hora de leer, de estudiar y de valorar: no es extraño, pues, que Emilia Pardo Bazán siguiese siendo la autora de Los pazos de Ulloa, y que sus cuentos fantásticos apareciesen diluidos en el resto de su producción narrativa. Eran, además, víctimas dobles: en primer lugar, por su brevedad. La nunca suficientemente rebatida consideración de los cuentos como género subalterno los relegaba a la categoría de “piezas menores”, considerables en todo caso en el canon de la narrativa breve, pero a duras penas en el general. En segundo lugar, por ser fantásticos, y por tanto una rareza o un divertimento. Lejos de ser así. La antología elaborada por Ana Abello Verano y Raquel de la Varga Llamazares viene a demostrar que, entre otras muchas cosas, Pardo Bazán fue una magnífica autora de cuentos fantásticos. Y que los escribió, además, con una actitud de ambigüedad que la convierte irremediablemente en contemporánea nuestra. Por cada suceso escalofriante hay alguien, en estas páginas, que se encoge de hombros y desliza la duda —“haberlas haylas”, parece decir—, no abrazando por completo la creencia, pero tampoco contentándose del todo con la explicación racional. Tan escéptica de la superstición como del positivismo, se nos revela aquí la autora de La cuestión palpitante. Y estéticamente, sin duda partidaria de que el naturalismo y lo fantástico no son enemigos irreconciliables, como comprobaremos si leemos “Un destripador de antaño”, que puede leerse como una denuncia del atraso social y moral infligido por la miseria en la Galicia profunda, pero también como el cumplimiento de un destino de martirio anunciado por Santa Minia.
Ana Abello Verano y Raquel de la Varga Llamazares unen, a su acierto en la selección de los cuentos, el atinado comentario de los mismos en un prólogo que servirá al lector especializado y no estorbará al curioso. En él, ofrecen las principales claves de los recursos y variantes perceptibles en los cuentos. Asimismo, liberan la página de notas, pero cumplen con la exigible precisión filológica gracias a una “Nota” en la que declaran su proceder con los textos. Un libro por el que felicitar a las autoras y al editor, que amplía así la colección “Las puertas de lo posible”, imprescindible en el panorama de la escritura no mimética en español. Un libro, también por el que felicitarnos los lectores.
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Autora: Emilia Pardo Bazán. Título: Cuentos fantásticos. Edición y prólogo: Ana Abello Verano y Raquel de la Varga Llamazares. Editorial: Eolas. Venta: Todostuslibros y Amazon.
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