El polifacético y provocador Albert Pla imagina en su segunda novela, España en guerra, y «a la manera de las novelas bélicas yankis», la invasión de España por Estados Unidos y «el impacto que tendría si en vez de pasar en Afganistán, ocurre en Burgos», según ha explicado en una entrevista con Efe.
La historia comienza cuando Cataluña declara su independencia de España, que no la acepta y pide ayuda al Parlamento Europeo. Ante la insistencia de Cataluña de mantenerse en sus trece, los europeos le trasladan el problema a la ONU, que le pasa la patata caliente a la OTAN, y así es como el ejército norteamericano termina desplegando sus fuerzas de élite en España para acabar con la insurgencia e instaurar de nuevo la democracia.
Las fuerzas aliadas, sin embargo, no contaban con la virulencia de la resistencia terrorista. El secuestro de un importante símbolo para los americanos, una botella de Coca-Cola, encenderá la mecha de un sangriento conflicto protagonizado por el Batallón de los Locos, un violento grupo de élite del ejército norteamericano capaz de volar por los aires la Sagrada Familia, el colegio El Pilar, el palco del Bernabéu, un paso de Semana Santa en Sevilla…
En entrevista telefónica desde su casa en el Montseny, Albert Pla comenta a Efe que su motivación en esta novela era «escribir eso: imaginar que Estados Unidos invadía España y hacían la guerra. Y describirlo como las típicas novelas bélicas yankis, como las que nos llegaban antes, teniendo en cuenta el impacto que tendría si en vez de tener lugar en Afganistán, ocurre en Burgos». Lo que comienza como una invasión de Cataluña jaleada por el Gobierno español, acaba con una invasión de España y con sus ciudadanos sin derechos y odiando a los norteamericanos, antes de un inesperado final destructivo.
Y una mínima resistencia, con el secuestro de una botella de Coca-Cola, cambia las alianzas, pero, sin embargo, Pla no cree que si el 1-O de 2017 los catalanes se hubieran defendido violentamente, habrían conseguido sus objetivos. «Si los catalanes —afirma— hicieran lo que hacen los gobiernos de Madrid estarían en la cárcel y dirían que son unos asesinos», además de añadir que si hubieran secuestrado la paella, la sangría y la siesta tampoco habrían resultado vencedores. «Solamente si hubieran secuestrado a Cándido, el mesonero segoviano, habrían tenido un gran impacto», ironiza el de Sabadell, que incide en la importancia del Batallón de los Locos, un cuerpo de élite con todos los estereotipos del cine bélico norteamericano. «Son los que salen en las películas yankis, donde el hacker que siempre es chino; el que sabe de explosivos, irlandés; el guaperas, blanco universitario o el que tortura a los prisioneros y solo habla de su polla, que es negro», dice Pla al respecto de Yan, Forest, Joe o el sargento Jackson, respectivamente, integrantes del Batallón junto al Capitán Gómez —veterano de origen latino—, Paul —engullidor de hamburguesas—, Molly —una máquina de matar que odia a los hombres— y Rossi —de origen italiano, antes un ratero—.
Sobre el final, Pla confiesa que cree «en la autodestrucción», no en vano «la Humanidad tiene ese punto» y, además, «no hace falta que nadie sea el malo de la película». Para Albert Pla, España en guerra es la segunda parte de una trilogía que completa España de Borbón, una serie audiovisual sobre esta familia real pensada «como divertimento, con vocación didáctica e intenciones comerciales» que cuelga cada miércoles en su canal de YouTube y que ya va por su octavo episodio, con el que casi finalizará «la primera temporada». «Me ha fichado el Gran Wyoming y la segunda temporada de la serie la haremos en su programa», avanza sobre su próxima participación en El intermedio, de La Sexta.
Afectado, como todo el mundo del espectáculo, por la pandemia, Albert Pla asegura que «salen pocos bolos, y los que salen, se anulan o estás pendiente hasta el último momento. Es una mierda, tanto para los músicos y los programadores como para el público». Pero, incluso en tiempos de crisis, ha encontrado una grieta en el sistema, y el pasado 1 de octubre puso en marcha unos conciertos por Whatsapp en los que, por 70 euros, interpreta las dos canciones que prefiera el contratante. «Está yendo muy bien. Hago dos o tres cada día, la gente es muy cariñosa y está siendo muy chulo», expone Pla, sorprendido por que una de las canciones más solicitadas es «Somnis», incluida en su disco Nanas y que no ha tocado nunca en directo.
Además, el próximo 18 de noviembre iniciará una residencia, en el Teatre Borràs de Barcelona, todos los martes, donde actuará semanalmente y ofrecerá todo su repertorio, ya sea solo, con el guitarrista Diego Cortés o con su pareja, la DJ Judith Farrés. Y el pasado 9 de octubre se presentó en el Festival de Sitges La vampira de Barcelona, de Lluís Danès», film donde hace «una intervención» y sale «un momento».
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