Artículo de Publishers Weekly en Español
En ocasiones un libro es un artefacto de dispar lectura política. Lo que importa a un editor es vender libros, aunque su mensaje sea analizado de modo distinto en función de quién se acerca a él. La promoción de un reciente libro de divulgación científica nos ha hecho ver hasta qué punto las informaciones mediáticas pueden llegar a ser antagónicas. No importa si las ventas están aseguradas.
Hay varios modos de reseñar la publicación de un libro, pero no todos son válidos. Sí lo son aquellos que despiertan en nosotros el interés de adquirirlo, sentarnos y leerlo porque de ese modo se cierra el círculo por el cual la editorial ha persuadido a los medios de que lo que cuenta su autor tiene un alto interés para sus lectores. Muchas veces, tras ese señuelo, llega la compra. Ediciones B ha publicado estos días Viral, del neurólogo ovetense Juan Fueyo, investigador en el centro oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas. Desde Houston, Fueyo nos previene de los virus que han envenenado nuestro universo y han puesto en riesgo la supervivencia de la especie. “El virus nos acecha desde la mortal oscuridad de la ignorancia”, escribe, y bajo esa medieval amenaza los medios españoles han hallado en las palabras del investigador un modo impagable de atraer a sus lectores desde presupuestos radicalmente antagónicos.
El diario El Mundo fue de los primeros en entrevistar a Fueyo. El día 23 de enero pasado, en la última página del periódico, el neurólogo profetiza: “Si no se toman medidas, un virus puede asesinar a 3.500 millones de personas en los próximos diez años”. Confieso que esa mañana el desayuno me supo peor. Tres días después, en cambio, el café sentó mejor cuando El País lució como titular: “Conseguiremos que este virus sea historia antes del verano”. ¿Eran dos personas distintas? ¿Hay dos fueyos, o los periodistas de ambos medios no supieron transcribir las palabras de su entrevistado? ¿Dijo el investigador ambas cosas? Y de ser verdad que las dijo, ¿por qué un periódico tituló de un modo, y otro de manera distinta?
Esta crónica no es un ejercicio de crítica periodística. Para responder a la última pregunta nos basta con asomarnos al momento político actual y a la orientación ideológica hacia la que viran ambos medios. Lo realmente importante es que mientras los lectores de sendos periódicos respondían atraídos, pero de modo diferente, los editores de Ediciones B se flotaban las manos conscientes de que la polémica que habían despertado las palabras de Fueyo se traducirían en jugosas ventas.
¿Qué importan las tendencias ideológicas de los periódicos cuando lo que un editor busca es vender? Manuel Chaves Nogales, cuya obra completa ha sido editada con exquisito mimo por Libros del Asteroide, huye en sus crónicas escritas en las vísperas de julio del 36 de tomar partido por cualquiera de los bandos. Hoy la izquierda lo reivindica como uno de los más honestos notarios de aquel tiempo, fruto de sus continuos exilios y su moralidad narrativa. Y la derecha hace lo mismo al reivindicar muchos de sus textos canónicos, el retrato que hace de algunos dirigentes de la época o su mirada frente a tradiciones que abrazan el canon de este modo de pensar político. Los editores de Chaves Nogales sabían que en ambos bandos hallarían clientes, y esa certeza es la que está detrás siempre de un buen negocio. Un buen editor no puede ser jamás un actor político. Sus costuras ideológicas deberían quedar reservadas a su intimidad, por el bien de los libros que saca al mercado, porque muchas veces en ese río revuelto es donde los pescadores acabarán hallando su ganancia.
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