Joan Manuel Serrat no sería quien es sin Antonio Machado o Miguel Hernández, ni la obra de estos habría trascendido de igual manera sin la música de aquel, defiende un nuevo libro que reivindica y aspira a salvar del olvido para las nuevas generaciones la faceta del autor de «Mediterráneo» en cuanto a «sacar a un poeta de las estanterías y dárselo al pueblo».
Autor de dos obras previas sobre él, este miércoles 10 de febrero publica Serrat y los poetas (Efe Eme), que postula como posible guía para docentes que deseen acercar a los estudiantes de una manera más eficaz la magia de versos como los de Mario Benedetti, León Felipe, José Agustín Goytisolo, Luis García Montero… todos ellos musicados por el catalán.
«Como poeta que también soy, siempre me ha interesado mucho esa parcela, que es muy importante por cantidad (cuatro discos monográficos y decenas de canciones en álbumes con temas propios), gracias a la cual mucha gente ha conocido a figuras a los que él ha hecho cantables con una musicalidad muy acertada y arriesgada«, afirma.
Para su redacción, García Gil ha hablado con colaboradores íntimos y clave de esta parte de su producción, como los músicos Ricardo Miralles o Francesc Burrull, pero también con el propio artista, cuyo valor divulgador fue más allá de hacerse eco de nombres ya reconocidos en su momento, como Joan Vergés o Ernesto Cardenal.
Todo comenzó en 1969 con «La paloma», de Rafael Alberti, su primera versión musical de versos ajenos, y alcanzó dimensión internacional con el éxito de Dedicado a Antonio Machado, poeta (1969), una «tabla de salvación» no exenta de críticas para el Serrat que venía de rechazar el eurovisivo «La, la, la» si no era en catalán.
«Por esa razón era considerado un traidor a la patria por parte del franquismo, pero también por parte de la Nova Cançó de la que procedía, por empezar a cantar en castellano», recuerda García Gil, quien señala asimismo que «esa musicalidad chocó un poquito con la opinión de la cátedra, para quien desvirtuaba la lectura original». Serrat era entonces, dice, «un artista pop de pelo largo y moderno vestuario al que seguían muchos jóvenes, por lo que esa manera de cantarle tuvo un efecto potente; de otra forma mucha gente no se habría acercado a autores como Machado o como Miguel Hernández, especialmente en Latinoamérica, pero también en España, donde no eran poetas oficiales del régimen» cuando hizo esos discos.
Machado fue, a su juicio, el autor que más le ha influido. «Además, aquel disco fue una muestra de cómo Serrat es también un cantautor castellano que domina la lengua de Cervantes con igual fuerza y expresividad que el catalán«, destaca el autor del libro. En ese sentido, la otra gran tesis de este libro es que no existirían temas de su puño y letra como «Hoy puede ser un gran día» si no fuese por la influencia de los autores que ha leído. «Siempre dice que los poemas a los que puso música eran los que él hubiese querido escribir como cantautor. «Mediterráneo», con toda esa plástica y experiencia evocadora, el lirismo o su manera de fijar la mirada, tiene mucho de Machado. Y hay canciones como «Tío Alberto» en las que se ve cómo retrata personajes a la manera del sevillano, con ironía y esas pinceladas tan costumbristas», señala.
A nivel personal, confiesa por último García Gil que le habría gustado que hubiese fructificado el encuentro musical del catalán con Pablo Neruda. «Nunca va a reconocer si lo intentó y no salió. Yo supongo que sí, pero a él le da mucho coraje que se le pregunte a qué otro autor debería haber puesto música, porque responde que él no va persiguiendo poetas por ahí», previene.
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