Si ahora mismo tenemos diez poetas imprescindibles en España nacidas después de 1950, en mi opinión, una de ellas es María Ángeles Pérez López, que ha ido consiguiendo que su voz resulte cada vez más personal y más atractiva para quienes siguen con interés el devenir de la poesía actual. Su itinerario creativo, conformado por obras de gran interés entre las que cabe destacar La sola materia (1998), Carnalidad del frío (2000), Fiebre y compasión de los metales (2016) o el para mí imprescindible Interferencias (2019), nos sitúa ante una autora que, como escribe Eduardo Moga, “presta una atención singular al color y a la forma de los objetos a su respiración y espesura, a su mero y trascendental estar” (11-12). Tiene toda la razón y en esta poesía reunida se constata.
Habilidosa en la métrica para alcanzar la oportuna musicalidad del poema de manera natural, se arriesga incisivamente para trazar una suerte de mapa (lo expone muy bien la escritora venezolana Edda Armas, que firma el acertado epílogo) de presencias y ausencias, que se revela como “un muestrario de voces imperfectas” (p. 30), en las que la protagonista es la mujer que transita la normalidad (“la mujer no conoce la palabra sosiego”, escribe atinadamente) buscando el orden, un precario equilibrio de los objetos cotidianos (“El día trae la marca de su herida”, El ángel de la ira, 3, p. 83) en relación a las personas y, a la par, imbricado con ese feminismo militante que es esencia de su voz y que ha ido perfilándose, condensándose y cristalizando despaciosamente en cada nueva obra (“Sobre su cuerpo blanco de dolor, / translúcido en el tiempo desolado / de las flores que mueren sin aliento, / pinta un cuerpo completo, enrojecido / como un sol vegetal e imprescindible”, escribe en el poema 8 de Atavío y puñal, p. 154). Más aún en esta edición revisada. Nadie confunda esta claridad de Pérez López con simplicidad discursiva. Es exactamente al revés: los sentidos ocultos acechan detrás de cada palabra —porque la palabra hace la ausencia, como ella misma indica con una cita de Alejandra Pizarnik— para lanzarse sobre nosotros como un jaguar escondido entre las sombras, entre los pliegues que están tras los límites del lenguaje, en su raíz primigenia; y hablamos de un lenguaje hábilmente manejado, porque nuestra autora sabe bien que “el tronco vegetal del alfabeto, / el de la vida rota algunas veces / nombra entonces la misma desazón” (Carnalidad del frío, p. 98).
Es reconfortante releer a Mari Ángeles Pérez López en estas Catorce vidas y una más, sabiendo que es una poeta que ha logrado encontrar su sendero, la identidad propia que merece un espacio, una habitación como la de Virginia Woolf; aquí ya se probaba esta difícil sencillez (tan característica a lo largo de su dilatada trayectoria) que supone llegar tan hondo a fuerza de reflexividad y entereza, de depurar la mirada hasta el extremo para dejar exclusivamente la sustancia última de la materia concentrada y latente, tan viva como su verso frente al tiempo y el dolor, frente a lo infinito inmarcesible. Y, al fondo, justo al lado del precipicio, tan sólo brilla el miedo, el corazón.
—————————
Autora: María Ángeles Pérez López. Título: Catorce vidas y una más (Poesía reunida 1995-2012). Editorial: Diputación de Salamanca.
-
8: Julio Medem, una de las dos Españas ha de helarte el corazón
/marzo 30, 2025/8 tal vez sea la cinta más agalluda de cuantas nos ha regalado Medem en su ya vasta y enjundiosa filmografía. La idea consiste en capturar, a través de ocho capítulos, como si de una novela-río se tratase, el turbulento devenir histórico de nuestra nación, España, a lo largo del convulso y luctuoso siglo XX. Para ello, el cineasta español se sirve de la procelosa historia de amor de Octavio y Adela, dos españolitos, como diría Antonio Machado, nuestro eximio poeta hispalense, devastados por la innombrable fatalidad cainita de las dos Españas, aquellas que “nos hielan el corazón”. Como a…
-
31 motivos para un monumento a los Tercios (I)
/marzo 30, 2025/Conmemorar 150 años de hegemonía militar en Europa, más allá de las formas que cada uno acaba definiendo en su memoria, es quizá el primero y más obvio de dichos motivos. Aunque quizá no se entendería sin otro, que le da carta de naturaleza: la revolución en el combate que supuso el nacimiento de estas unidades. En ellas se combinaba la fuerza usada por tres tipos de soldados: piqueros, arcabuceros y mosqueteros. Un tercer motivo ligado al anterior es, por tanto, el uso de la pólvora. La potencia de fuego despedida por una línea de soldados dispuestos frente al enemigo…
-
El primer ensayo-ficción
/marzo 30, 2025/Hace un cuarto de siglo la Humanidad hispánica parecía dividida en dos partidos literarios: los que consideraban Nada una gran novela y escribían sobre cipreses y tundras, y los que simulaban una cierta competencia teórica y se autointoxicaban de gimnasias silogísticas incomprensibles, para no decir nada, posiblemente porque no tenían nada que decir. De ahí surgieron una serie de urticarias foucaultianas bastante desagradables, cuando no anacrónicas. Nos encontrábamos en la antesala del ofendidismo universal, y por eso una lectura como la de Vila-Matas nos reconciliaba con la Humanidad; como los protagonistas de Historia abreviada de la literatura portátil, la mayoría…
-
Jack Nicholson en su radical inconformismo original
/marzo 30, 2025/Esa es la idea predominante al recordar mi juventud. Y en ello estaba cuando, el otro día, acuciado por un espléndido documental sobre Werner Herzog visto en Movistar+ —Werner Herzog, un soñador radical (Thomas von Steinaecker, 2022)—, me pregunté en qué jalón de esa línea del tiempo Jack Nicholson, aquel rebelde de sus comienzos, se convirtió en ese cínico de los millones de dólares, el lujo y el tutiplén. En una de esas secuencias, que nos lo muestran en su singular intimidad, el realizador alemán nos confiesa que Nicholson estuvo a punto de incorporar a Fitzcarraldo, el rey del comercio del…
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: